Ah Canul Provincia que fue una de las unidades políticas autóctonas más grandes y más densamente pobladas del norte de la Península de Yucatán. Ocupó la planicie costera occidental desde Punta Kopté, en la costa norte, hasta el río Homtún, teniendo así una distancia aproximada de 145 km en su eje norte-sur. Partiendo de la costa occidental se extendía hacia el Oriente un promedio de 50 km; pero con pocas excepciones, los pueblos mencionados en las fuentes históricas se localizan dentro de un sector de menos de 20 km de ancho, que se vuelve angosta hacia el sur llegando a formar una sola línea de asentamientos en su extremo meridional. Lo anterior difícilmente nos habla de los recursos agrícolas, pues los vestigios arqueológicos cubren un área mucho mayor. Sin embargo, a lo largo de la costa hay una franja ancha de tierra poco usada en labores agrícolas. Una lista de tributos de 1549 señala que tras la Conquista española allí existía una población aproximada de 26,000 personas, pero su decremento aumentaba con rapidez. Aunque hay cierta variación en el clima, la mayor parte de la provincia es seca, especialmente en el Norte. En lugares alejados del cinturón costero se practicaba algo de agricultura en casi todas las partes, pero en un gran sector del área las sequías eran muy fuertes y frecuentes. Los numerosos sitios en ruinas y el tamaño de la población al tiempo de la Conquista pueden vislumbrarse parcialmente por las abundantes pesquerías y salinas a lo largo de la costa. El nombre de la provincia se refiere a algunos miembros del linaje Canul, cuya existencia en Mayapán y su subsecuente migración al occidente de Yucatán son bien conocidas. El término Ah Canul tiene varios significados. Designaba a cualquier miembro de nombre Canul, es decir, a todos aquellos que tuvieran tal patronímico. También se aplicaba a los miembros y descendientes de otros grupos que acompañaron a sus líderes a la provincia de Ah Canul, aunque como individuos éstos continuaran usando sus propios patronímicos. Ah Canul también significaba «protector», y como tal puede relacionarse con el verbo en maya, canan (guardar o proteger). Los individuos que no se apellidaban Canul pero que fungían como guardias de las entradas de Mayapán llevaban dicho título. Más aún, se dice que Jesucristo era el Ah Canul de nuestras almas, y Alfonso Villa Rojas habla de algunos espíritus guardianes llamados Ah Canulob en Quintana Roo. El documento de Calkiní menciona nueve «batabes» que salieron de Mayapán y condujeron a su gente para formar la provincia de Ah Canul. Los guías eran Ah Paal Canul (o Ah Pa Canul) y Ah Dzun Canul. En diversas ocasiones este último es descrito como perteneciente al linaje de Ah Ytzam Kauat Ah Canul o al linaje de Ah Ytzam Canul Ah Chen Kauil, quien se había asentado en el lugar donde estaban los itzaes. Los otros seis personajes nombrados son: Ah Sulim Canul, Ah Tzab Canul, Ah Kin Canul, Ah Chacah Canul, Ix Copacab Canul y Nabich Canul. El noveno no ha sido identificado. Generalmente se dice que los Ah Canul son «hombres mayas» y «gente del occidente de Suyua». Hay informes de que vinieron del Oriente y de la región del Petén Itzá. La provincia de Ah Canul fue ocupada, al parecer, por una confederación de pueblos, la mayoría regidos por batabes del linaje de los Canules. No existen evidencias de que hayan luchado entre sí, como lo hicieron, por ejemplo, los batabes Cupul del oriente de Yucatán. Los pueblos del Sur, desde la región de Maxcanú hasta la de Tenabo, parecen haber estado más estrechamente asociados entre sí que con los Ah Canul del Norte, a quienes denominaban «la gente de la tierra del Norte» (ah xamancab, en maya).
Ah Canul del Sur: la región más densamente poblada del sur de Ah Canul fue la franja del lado poniente anexa a la baja cadena de colinas denominada Puuc, que se extiende hacia el Sur y el Suroeste desde Maxcanú hasta Campeche. Debido a la escasez de agua en época de sequía, había posiblemente sólo unos cuantos poblados al oriente del Puuc durante la época de la Conquista, aunque tal región cuenta con estanques superficiales que conservaban el agua durante la época de lluvias, esto es, cuando las cosechas requerían mayor atención. Por ello mucha gente cruzaba las colinas para cultivar tras ellas durante una parte del año.
Los informantes señalan que en esas tierras la lluvia y los suelos fértiles son más abundantes que en la planicie costera occidental. La gente también cruzaba el cinturón costero, escasamente poblado, hasta llegar al mar, donde la pesca era tan excelente como en nuestros días. Sabemos que en Calkiní existe una angosta franja de selva alta cerca de la costa, pero no tenemos evidencias de que haya sido explotada antiguamente con fines comerciales, como sucedió en la sección oriental de Ah Kin Chel. En 1549 varios pueblos debían tributar sal y ello podía indicar la existencia de salinas en la costa perteneciente al territorio de Ah Canul del Sur. Un informe sobre las salinas costeras elaborado en 1605 señala que las más sureñas se hallaban a 20 leguas al norte de Campeche y en el puerto de La Desconocida. En ese tiempo eran explotadas por los españoles, quienes contrataban indígenas en Campeche y los llevaban por mar. Otras fuentes de mano de obra indígena eran las poblaciones de Calkiní, Dzitbalché, Becal y Maxcanú. Los trabajadores de este último lugar viajaban 13 leguas por tierra y luego en canoas hasta la laguna de Yalmacan (o posiblemente Yaluacan) y otros depósitos cercanos.
Esta región producía un promedio anual de 27,500 fanegas de sal y se calcula que con más trabajo la producción podía incrementarse hasta
35,500. Parece ser que la fanega equivalía a 1.6 bushels o bien a una carga, es decir, a 100 libras (unos 45 kg). Existe la duda respecto de si los pueblos campechanos del Sur tenían o no derecho a recoger sal en esta costa en tiempos prehispánicos. Los Ah Canul parecen haber regido en toda la costa, pues empezando desde Punta Kopté, en el Norte, mencionan Sisal, Nimun, Tiixpat, Kinchil, Homonché, Pachcaan y Hinal (Jaina). Es muy posible que no existieran salinas en las costas de las provincias de Canpech y de Chanputún; de esta última no se exigía sal.
En consecuencia, es factible que la gente de Campeche colectara sal en la costa de la provincia de Ah Canul. La costa sur de la provincia de Ah Canul es de gran interés por la existencia de vestigios monumentales y de ricas ofrendas funerarias en la isla de Jaina (Hinal, en maya). Empero, lo que hasta ahora sabemos es que estos elementos prehispánicos datan del período Clásico, es decir, de mucho antes de la entrada tardía de los Ah Canul en esta región. El límite oriental de Ah Canul del Sur es conocido por una fuente Xipu, el tratado de tierras de Maní, que incluye mapas y es de 1557. Parece que este límite se mantuvo durante el período colonial, aunque ocasionalmente se extendieron hacia el Oriente, rumbo a Uxmal y Santa Elena Nohcacab. Desde Acansip, en el Norte, la línea limítrofe puede trazarse con bastante certeza hasta una aguada denominada Tioppol, al oriente de Calkiní. La línea se extendía desde allí hacia el Sur, pasando por los sitios aún no identificados de Tiyaxchén, Zucilá, Tixcabchén y Dzepico hasta lo que hoy es la comunidad de Sahcabchén. Los pueblos que formaban parte de la región de Ah Canul del Sur fueron Maxcanú, Tuchicán, Halachó, Kulkab, Sihó, Chulilá, Becal, Nohcacab, Tepakán, Mopilá, Numkiní, Kinlacam, Calkiní, Kalahkum, Sahcabchén, Pocboc, Dzitbalché, Bacabchén, Cumpich, Hecelchakán, Pokmuch, Tenabo, Tinum, Xcuncheil, Sacnicteelchén y Tekom.
Ah Canul del Norte: durante mucho tempo se pensó que el territorio de Ah Canul del Norte era un cacicazgo aparte llamado provincia de Zipatán. Zipatán puede traducirse libremente como «el lugar que tributa gustosamente», pero pensamos que tal término se refiere a la Península de Yucatán en general y no a una provincia en particular. La Crónica de Calkiní proporciona una descripción detallada de los límites de Ah Canul del Norte. Gracias al mapa de 1557 de la provincia de Xiú de Maní sabemos que la esquina noroccidental se hallaba en Acansip, en el límite oriental de Ah Canul. Si la línea norte-sur se extendía a lo largo del límite de las tierras de Acanceh, no pasaría al poniente de Chocholá y Bolonpoxché. En consecuencia, estos dos últimos pueblos se hallaban en la provincia de Ah Canul. Chocholá se encuentra en la ruta directa entre Maxcanú y Umán, y los relatos de la marcha de Montejo a partir de Tuchicán (cerca de Maxcanú) hacia Mérida, indican que Dzibikal (ubicado al Norte) fue el primer pueblo al que llegaron en la provincia de Chakán. Está bien documentado que Dzibikal se hallaba en Chakán, cerca de los límites con Ah Canul. Molina Solís coloca a Chocholá y a Bolonpoxché en Chakán, pero ello se debe a las estrechas relaciones entre estos pueblos y Umán durante la Colonia, una vez que se convirtieron en visitas del convento de Umán. El documento de Calkiní señala que más al Norte la línea pasaba al oriente de Ucú; por ello, tras los alrededores de Dzibikal podemos trazar el límite hasta Punta Kopté con sólo un pequeño margen de error. La recolección de sal era una importante labor económica tanto en el norte como en el sur de Ah Canul. En la parte norte de la provincia la principal fuente de abastecimiento comenzaba aproximadamente a una legua al norte de las salinas de La Desconocida, a poca distancia al sur de Celestún, de donde obtenían su sal Campeche y los pueblos de Ah Canul del Sur. Las ricas salinas se extendían desde aquella región hacia el Norte, hasta Punta Boxcohuó (del maya yucateco boxcouoh, que significa concha o caracol tarántula). Deben haber existido muchas salinas más pobres en este lugar y Punta Kopté, pero carecemos de registros o menciones. En 1605 se reportó que esas productivas salinas habían proporcionado poco más de 31,000 fanegas de sal. Eran explotadas por gente de Hunucmá, Sihunchén, Yabucú, Tetis, Kinchil, Samahil, Bolonpoxché, Dzibikal y Umán. Algunos eran contratados por españoles en Mérida.
Las provincias que tenían yacimientos de sal siempre se oponían, y muchas veces fuertemente, a que gente de otras provincias explotara sus salinas. Por ello es muy interesante notar que Dzibikal, con su cacique de linaje Canul, y el poblado vecino de Umán (ambos de la provincia de Chakán) obtuvieran sal de Ah Canul del Norte y no de los yacimientos presentes en la angosta pero productiva costa de la provincia de Chakán. Estas últimas salinas se hallaban a sólo 40 km de Dzibikal-Umán, mientras que las otras distaban 65 km. Esto puede explicarnos por qué Dzibikal recibió a los españoles de forma amistosa en una época en la que el resto de la provincia de Chakán era hostil. T’ho (Mérida) dio aparente bienvenida a las fuerzas españolas, pero se trataba de una población pequeña e impotente, no obstante las magníficas ruinas del lugar que evidenciaban un pasado glorioso.
La mayoría de las localidades norteñas de la provincia tributaban un artículo que no hallamos en Ah Canul del Sur: el pescado. Las cantidades no eran grandes, sólo de 23 a 34.5 kg (50 a 75 libras) anuales, pero este hecho permite saber qué pueblos estaban vinculados al negocio de la pesca. Esta actividad siempre constituyó una industria importante en las regiones costeras de la Península, pues los animales que contenían grasas no eran muy abundantes antes de que los españoles introdujeran el cerdo doméstico. Las jábegas, las redes barrederas y los anzuelos eran usados en la pesca profunda. La gente que no tenía botes podía atrapar peces con arco y flecha en aguas poco profundas o bien capturarlos con cestas. Por lo que sabemos, en tiempos prehispánicos el pescado era salado, asado o secado al sol, sin sal, con el fin de transportarlo y para fines comerciales. Cuando se asaba, algunas especies de pescado podían conservarse bien durante varios días y llevarse a 20 o 30 leguas tierra adentro. Pero también hay informes de que en las provincias costeras la gente moría con frecuencia por comer pescado poco salado. Ya se ha mencionado la aridez de la provincia, pero ello se refiere especialmente a Ah Canul del Norte, donde la precipitación pluvial es la menor de todo el norte de Yucatán. Tal clima es excelente para producir «sisal» pero es malo para el maíz. Como hemos sugerido, pudo haber sido bueno para algunas variedades de algodón. Es difícil decir mucho acerca de la apariencia de esta región seca y plana antes de que se dedicara casi por completo al cultivo del henequén, pero aparentemente la vegetación era baja (maleza y matorrales) en su mayoría. Como excepción a la regla, puede haber más lluvia en la costa occidental, al sur de La Desconocida, pues Stephens menciona árboles de 30 m de altura que presuntamente había visto desde una embarcación al pasar por la costa en su viaje de Campeche a Sisal. En el momento de la Conquista española el linaje Canul era fuerte políticamente, tanto en el norte como en el sur de la provincia Ah Canul. En el Norte debió existir mucha gente con ese patronímico. Es cierto que hoy en día no hay muchos en Chocholá ni en Bolón (Bolonpoxché), pero hay más en otros lugares y el apellido es común en Hunucmá y en algunos pueblos vecinos. Parecería que en Ah Canul del Sur han ocurrido las condiciones que se derivarían de una región tomada por aventureros. Si existió un gran número de campesinos en Canul del Norte, como parece haber ocurrido, ello sugiere que tal región pudo haber sido ocupada por dicho linaje durante un período mayor que el transcurrido desde la caída de Mayapán, acaecida a mediados del siglo XV. La primera referencia histórica a los Canul en la literatura maya está relacionada con un katún 1 ahau que pudo haber ocurrido a fines del siglo XIV. Sin embargo, en 1688 los Canul se hallaban por todo Yucatán: muchos en la provincia de Cupul y sólo unos cuantos en Sotuta. La leyenda de la migración citada en el texto de Chumayel y que incluye a la mayoría de los pueblos del norte de Yucatán, desde el Caribe hasta el Golfo de México, no menciona a ninguno de los poblados de Ah Canul del Sur. Sin embargo, se cita a cinco pueblos bien conocidos de «la gente del Norte», así como a dos localidades que sólo conocemos como parajes. Ciertamente, excepto por una breve mención de Maxcanú y Tuchicán en relación con la caída de Chichén Itzá, en los libros del Chilam Balam no encontramos ninguna referencia a los pueblos de Ah Canul del Sur. Por lo anterior, podría inferirse que la región se hallaba fuera del territorio de interés histórico para los pueblos del norte de Yucatán. La región de Ah Canul del Norte estuvo conformada por los pueblos siguientes: Hunucmá, Ucú, Yabucú, Sihunchén, Tetiz, Kinchil, Tzemé, Samahil, Oxcum, Bolonpoxché y Chocholá.