Alacrán

Alacrán  Arácnido (Buthus occitanus) del orden Escorpiones. Mide de 6 a 8 cm de longitud. Su cuerpo comprende un prosoma, formado por la unión de la cabeza y el tórax (cefalotórax), en el que tiene seis pares de apéndices y un opistosoma o abdomen ápodo que se une al prosoma mediante amplia superficie articular. Éste se divide en mesoma (preabdomen) y metasoma (postabdomen), formado por cinco segmentos estrechos que se llaman cola; el último de ellos, el telson, es aculeado y tiene glándulas venenosas que el animal utiliza con fines ofensivos y defensivos. Presenta desarrollo directo y dimorfismo sexual, es ovovivíparo y durante los primeros días las crías son transportadas sobre el dorso de la madre. Las especies más comunes en Yucatán son: Centrurus flavopictus, Centrurus gracilis (Latreille); Centrurus nigrescens, Centrurus ochraceus, Centrurus yucatanus. Han sido agrupados por los investigadores en seis familias distintas con centenares de géneros y especies distribuidos prácticamente por todo el mundo, tanto en las regiones de clima tropical como subtropical y algunas zonas templadas. Los Buthidae comprenden cerca de 40 clases y 340 tipos. Uno de los más importantes de América tropical y subtropical es el Centruroides, con una media docena de variedades mexicanas, bastante venenosas para el hombre, y con más de una docena menos venenosas distribuidas por Centro y Sudamérica. En tanto el Buthidae incluye los más venenosos tanto de África como de México y Brasil, distribuidos en los géneros Buthus, Centruroides y Tityus, los Chactidae son inofensivos para el hombre y comprenden 13 géneros y cerca de 60 especies. Su habitat natural es el subsuelo, donde cavan galerías de 50 cm a un metro de profundidad que los protege de la luz solar directa y de la claridad diurna. Es un animal estrictamente nocturno que goza de elevado poder de adaptación, aunque la mayoría prefiere los terrenos arenosos y secos. Su alimentación es a base de insectos, como cucarachas, grillos, larvas de ciertos coleópteros como moscas, mosquitos y pequeñas arañas, ciempiés y viudas negras. Poseen hábitos canibalísticos: devoran a compañeros menores de otras especies y aun de la suya y atacan y comen también a los que tienen las mismas dimensiones que ellos al encontrarlos indefensos por estar cambiando de piel y tener el cuerpo blando. Las hembras acostumbran devorar a sus propios hijos o a los descendientes de otras compañeras. Despedazan a sus víctimas con los quelíceros y utilizan el aguijón sólo cuando el animal cazado es robusto y capaz de resistir. Pueden vivir pacíficamente bien alimentados y pueden ayunar durante semanas y aun meses mientras tengan agua, de lo contrario se dedican al canibalismo y al menor descuido atacan a sus compañeros. Aceptan carne fresca, pero no cualquier alimento y menos dado a la luz del día. Para comer aprisionan a sus presas y el líquido que surge lo succionan, aunque también devoran las partes blandas. Beben considerables cantidades de agua y para conseguirla aprovechan el rocío. Con agua pueden ayunar durante meses y con comida pueden pasarse sin el vital líquido varias semanas. En realidad no tienen enemigos, salvo el hombre que los mata y el sapo bufo, que devora incluso a los grandes y venenosos. La época de celo coincide generalmente con la primavera. Los machos salen de noche en busca de las hembras. Puede suceder que dos o tres escojan a la misma pareja, pero obtendrá la primacía aquel que desde el comienzo la sujete por las pinzas, cabeza con cabeza. Las hembras grávidas son desdeñadas. Estos arácnidos necesitan cerca de tres años, por lo menos en países tropicales, para hacerse adultos. Durante su primer año de vida mudan de tres a cuatro veces de piel. Ya adultos su promedio de vida varía de nueve a once años. Por su antigüedad se les puede considerar como verdaderos fósiles vivientes que no poseen más poder de regeneración parcial que el del aguijón, cuando es cortado en el último tercio. Las anomalías son raras en la especie, aunque se han detectado algunos con dos colas, aguijones dobles con cuatro glándulas de veneno y cuatro canales de salida e incluso con cuatro peines. La toxina que inyecta es lo suficientemente activa como para matar de inmediato a sus víctimas, aunque la mayoría de las especies está lejos de representar serio peligro para el hombre, excepto dos decenas del tipo de las desérticas, incluidas las seis que viven en las zonas áridas de Durango, cuya picadura puede poner en serio peligro la vida humana. Las más ponzoñosas del mundo son: Buthus, Centruroides (en México), y Tityus. El veneno que inyectan representa sólo 1/3 o 1/4 del contenido de sus glándulas, es decir, de 0.1 a 0.3 mg por picadura y la intoxicación siempre es fulminante, rápida, total y afecta tanto al sistema nervioso central como a la médula y al sistema nervioso autónomo. El veneno del T. serrulatus y el del T. bahiensis contiene más hialuronidasa, por lo que la intoxicación es más rápida. La víctima transpira abundantemente, su respiración se vuelve breve, intermitente y ansiosa, entra en convulsiones, se sofoca, le dan escalofríos y vómitos, no puede mantenerse en pie, queda ciega en forma pasajera y le sale espuma por la boca. La muerte sobreviene entre media y una hora después de la picadura. La terapéutica indicada en casos graves es la aplicación de suero específico. ElInstituto Butantan, de Sao Paulo, Brasil, fue el primero en producir mundialmente, en 1916, el suero antiescorpiónico. Por último, conviene señalar que la antigua creencia de que se mata clavándose su propio aguijón en la frente es falsa, aun cuando se encuentre rodeado por un círculo de fuego y no le queden posibilidades de fuga. La realidad es que, ante la claridad que lo hiere y el calor que lo reseca, se aventura al fuego y perece en él. Si permanece en medio del círculo, al aumentar el calor se retuerce y levanta la cola, que apoya directamente en la frente, aunque el aguijón no consigue penetrar la espesa capa quitinosa que cubre la frente y el cefalotórax. Es más, ninguno muere inyectado con su propio veneno, puesto que tienen gran resistencia al mismo.