Añil

Añil  Indigofera suffruticosa, Mill. I. anil, L., I. tintoria. El nombre en español proviene del árabe annil que significa: color cielo. En maya es choj; los aztecas le dieron el nombre de xiuhquilitl, que significa: hierba azul. Familia leguminosas, subfamilia papilonáceas. Arbusto de tallo erecto, de 1 a 2.5 m de altura, grisáceo; hojas perennes compuestas de 11 hojuelas oblongas y ovales de 1 a 3 cm, obtusas, densamente cubiertas de pelos grises y apretados; floración en racimo, flores amariposadas de color verdoso amarillento; el fruto es una vaina de 1 a 1.5 cm, obtusamente cuadrangulada, encorvada. De las hojas se extrae una sustancia colorante. Desde época antigua se usaba en Yucatán como colorante de telas y como tinta para los escritos. Se maceraba la planta en agua por dos días; se sacaba la planta y la mezcla era aireada, colándola después; se dejaba reposar y la sustancia colorante quedaba en el fondo, de color azul intenso, la cual se secaba al sol y se hacían pastillas; al momento de usarse, se ponía agua en mayor o menor cantidad, según el tono deseado. En 1550, el conquistador Hernando de Bracamonte se enteró de ello y viéndole utilidad, envió muestras a Sevilla y habiendo parecido de buena calidad, se expidió una Cédula Real el 4 de julio de 1576 en que se recomendaba la protección del cultivo y beneficio.

Según las crónicas de algunos encomenderos, se consigna que hubo plantaciones en Timul, Sucopó, Tinum, Temozón, Uayma, Oxkutzcab y otros lugares, quienes coincidían en que «ocuparse de su cultivo y extracción era nocivo para los indígenas porque abandonaban las sementeras por dedicarse a este cultivo, lo que provocaba mortandad por hambre»; esta bizarra razón fue esgrimida por la Audiencia de Guatemala (de la cual dependió Yucatán cierto tiempo en el siglo XVII) para prohibir su utilización en Yucatán y Guatemala, aunque aquí se continuó el aprovechamiento, así como en Caracas. Por esto, se acabó la explotación intensiva y para mediados del siglo XVII sólo se cultivaba un poco en Izamal. También hubo razones comerciales, pues el añil yucateco tenía muy bajo precio porque se consideraban de superior calidad los de Guatemala y Caracas, pero el mejor era el de Bengala, India, obtenido de una variedad (I. tinctoria, L.) cuyo uso industrial se remontaba a varios siglos anteriores. Para 1814 se seguía produciendo corta cantidad en Izamal y aún se exportaba algo; en Mérida su precio oscilaba entre 13 y 14 reales la libra, pero a partir de 1885 ya no se cultivó más.