Adorálido

Adorálido  Personaje popular cuyo nombre fue Adorálido Olivera, al que más se le conoció como el «Padre» Adorálido. Vestía como sacerdote y fingía serlo. En su libro Gentes y cosas de mi tierra, el escritor Santiago Burgos Brito lo describe como un tipo de elevada estatura, muy moreno, pulcramente afeitado y enfundado en su levita, cortada irreprochablemente. Iba siempre de prisa, con una maletilla de cuero en la mano. De uno a otro lado de la ciudad de Mérida prestaba a domicilio sus servicios religiosos, para satisfacción de todos los gustos y al alcance de todas las fortunas. Eran famosos sus rosarios fúnebres domésticos, divididos en dos categorías: con llanto o sin llanto. No regateaba lágrimas abundantes en el oficio de difuntos cuando la paga estimulaba para hacerlo, y sabía mantenerse imperturbable cuando la retribución no le parecía suficiente. Además de pagarle en metálico, algunos clientes le obsequiaban comida, mucha de la cual regalaba, después, a los pobres que acudían a su casa en busca de alimentos. Adorálido pasó sus últimos días inválido y enclaustrado en su domicilio.