Asilo de Chuburná

Asilo de Chuburná  Nombre con que popularmente es conocida la institución denominada Casa Hogar de las Hermanas Trinitarias. Su raíz proviene de cuando se fundó en Madrid en 1885 el Instituto de Hermanas Trinitarias, que se extendió a otros países; en México, la R. M. Luisa María Clark fundó las primeras casas e inauguró la de Mérida el 4 de octubre de 1955, cuyo objetivo general es ofrecer ayuda a las jóvenes marginadas que necesitan apoyo y orientación. Cuenta con una oficina de trabajo social en la cual se reciben los casos de las jóvenes, se analizan y se informa a la congregación, la que autoriza la atención de los casos más apremiantes y se recibe a las jóvenes que más lo requieran. La institución está ubicada en la calle 21 número 98 de la colonia Chuburná de Hidalgo. Actualmente atiende a 70 internas de 13 a 18 años de edad; en la parte posterior está la casa de externas de 18 a 25 años. Las jóvenes internas están divididas en tres grupos de acuerdo con su edad y estudio: las de 13 y 14 años están en primaria; las de 15 y 16 en secundaria y las de 17 y 18 se preparan , ya sea continuando sus estudios, trabajando o ambas cosas. Las externas de 18 a 25 años trabajan o estudian la preparatoria, una carrera comercial o técnica y en algunos casos hasta una carrera universitaria; también viven en la casa-hogar, pero a diferencia de las internas, pagan una cuota módica que les enseña a cumplir ciertas obligaciones. Casi todas son de escasos recursos y tienen pocas oportunidades de estudiar, por lo que se les brinda la oportunidad de desarrollarse integral y paulatinamente. La dirección actual está a cargo de la madre superiora Rosario Ortiz Ramírez; la congregación está integrada por seis religiosas, entre ellas sor Margarita Calvo Rubio. Subsisten gracias al apoyo de un patronato y de Cáritas y a los fondos que obtienen por servicios que presta su capilla, como bodas, bautizos, etcétera. Además tienen dos talleres, uno de maquila y otro de costura a mano de ropa de bebé; también preparan horchata y galletas y tienen un lugar en Mérida en Domingo, donde venden lo que fabrican. A las jóvenes que están en los talleres se les da, según su desempeño, una aportación módica como estímulo. Por otra parte, se procura que los padres de familia colaboren en la adquisición de los útiles escolares y uniformes de sus hijas.