Acuacultura

Acuacultura  El cultivo de especies acuáticas, comúnmente llamado acuacultura, tiene sus inicios en Yucatán a mediados de la década de los 70. La Residencia de Acuacultura, dirigida por Enrique Figueroa Celis (1975) y por Alberto Armenta Beltrán (1976) dependía entonces de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH). En ese período (1975-1976), se hicieron levantamientos topográficos en los esteros de Chelem, Celestún y Río Lagartos, además del muestreo de parámetros físico-químicos en los dos últimos; asimismo, se iniciaron algunos trabajos experimentales de cultivo con pulpo y ostión, sin haber culminado por problemas de diverso carácter. Se realizaron también, obteniéndose resultados positivos, pruebas de sobrevivencia de langostas en cautiverio con ejemplares capturados en el medio natural. Hacia 1977 se creó el Departamento de Pesca, separándose de la SARH el área de Acuacultura. El Centro de Acuacultura en Yucatán fue coordinado por Luis Osorio Cervantes. Ese año comenzaron a construirse 13 estanques rústicos de cultivo en Celestún y los trabajos encaminados a determinar la ubicación de una granja dedicada al cultivo del bagre. En 1978 el Centro de Acuacultura pasó a ser oficina de Acuacultura, a cargo de Agustín May Nah. Se realizaron entonces algunos experimentos en los estanques de Celestún para determinar la adaptación al cautiverio de especies como la lisa y la mojarra pinta, mostrando en sus resultados que el cultivo de ambas no era económicamente rentable. Se puso en marcha un programa de pesquerías artesanales y en el municipio de Buctzotz se inició la construcción de la granja de bagre. Con recursos del Programa de Inversiones para el Desarrollo Rural (Pider) comenzó también la construcción de una granja para producir peces de ornato en la localidad de Tetiz y el acondicionamiento de estanques excavados en Préstamo de Piedra (km 34 carretera Kinchil-Celestún) para la producción de tilapia. Durante 1979 se llevaron al cabo, con resultados alentadores, trabajos experimentales sobre el cultivo semiextensivo de camarón en los estanques y la ría de Celestún. En 1980 continuaron esos experimentos y se inició la operación de la granja de peces de ornato en Tetiz, con participación de ejidatarios y alcanzándose una producción de 4 000 ejemplares de diversas especies. En el período 1981-1987 el trabajo del Centro se canalizó hacia la introducción de la tilapia en los diversos cuerpos de agua del estado. Se diseñaron y construyeron jaulas de red de 3 x 3 x 1.5 m las cuales se metían al agua para posteriormente colocar crías de tilapia. El trabajo realizado en este período consistió principalmente en la localización de aguadas y cenotes, el asesoramiento a las comunidades de campesinos para la construcción e instalación de jaulas y peces, la producción de las crías y, finalmente, su traslado a los sitios de siembra. La granja acuícola de Buctzotz y el centro acuícola Préstamo de Piedra jugaron un papel preponderante en la producción de las crías de tilapia. A finales de 1987 se determinó el cierre de ambos centros, debido a que Buctzotz presentó fuertes problemas de calidad de agua y el de Préstamo de Piedra requería de un desazolve de los estanques, que por lo reducido del presupuesto no podía llevarse al cabo. Durante el período 1980-1985, la granja de peces de ornato estuvo operando a través del ejido de Tetiz y posteriormente de una Unidad Agroindustrial de la Mujer, con asesoramiento técnico de la Delegación de Pesca; sin embargo, diversos problemas internos provocaron que la producción fuera bastante baja en ese período. En 1986 y 1987 prosiguieron los trabajos de camarón y jaiba en Río Lagartos, Yucalpetén y Dzilam de Bravo, así como de ostión en Río Lagartos. Al obtenerse resultados que indicaban la factibilidad técnica para la instalación de cultivos a mayor escala, se llevaron al cabo encierros rústicos de jaiba en Yucalpetén (1 ha), Dzilam de Bravo (3 ha) y Celestún (1 ha), así como cultivos de ostión en cajas en San Felipe y un encierro de camarón en Río Lagartos; algunos de esos trabajos continuaron durante 1988, pero por problemas de vigilancia y por las consecuencias del huracán Gilberto no pudieron finalizar debidamente. Una especie que ha llamado la atención de diversos investigadores por su alta abundancia en Yucatán es la artemia salina, por lo cual a partir de 1987 se iniciaron trabajos experimentales, tendientes a conocer su potencial como especie de cultivo. En 1990, después de varios años de investigación, se comenzó a construir la primera granja comercial de esta especie en el estado y en el país. Se trata de una unidad demostrativa financiada por el FIRA en el ejido de San Crisanto, municipio de Sinanché, y operada por los propios ejidatarios. Con los problemas inherentes a la etapa inicial de cualquier unidad de producción, la granja funciona desde hace más de un año y las dificultades se han ido solucionando. En 1989-1990, a partir del trabajo realizado en los encierros de jaiba, diversos grupos del sector social iniciaron gestiones ante el gobierno estatal para la obtención de recursos, con asesoramiento del Departamento de Acuacultura, jefaturado por Ricardo Pérez Enríquez. Sin embargo, no fue sino hasta 1991 cuando se construyeron cuatro encierros rústicos, uno en Celestún (2 ha), dos en Dzilam de Bravo (4 ha) y uno en Río Lagartos (4 ha), que reportaron al final de 1991 una producción aproximada de 2.3 t. A partir de 1990 se retomó el programa de cultivo de tilapia en las comunidades del interior del estado, dirigido principalmente a aquellas que cuentan con estanquería de riego o abrevadero. Ese año se sembraron alrededor de 4,000 crías de tilapia en 18 estanques, cantidad que aumentó a 17,000, en alrededor de 50 unidades, durante 1991. Se ha puesto énfasis en la capacitación de los productores, así como en el asesoramiento permanente en cada una de las unidades. Por lo que respecta al camarón, no obstante el desarrollo de granjas de esta especie en otras entidades del país y la existencia de varios proyectos del sector para su cultivo en Yucatán, no ha sido posible iniciar operaciones por problemas de diversa índole; sin embargo, por considerar que hay amplias posibilidades de llevar al cabo este tipo de actividad en el estado, continúa la promoción correspondiente.