Automovilismo Aunque siempre ha contado con antagonistas que llegan al extremo de negarle su categoría de deporte, el automovilismo es aceptado mundialmente como tal ya que se trata de una competencia reglamentada que encaja entre las definiciones del deporte y encuentra su realización en la aventura ilusionada de especialistas que se presentan con valentía y destreza ante el gran reto de la velocidad, uno de los tres grandes ingredientes de la actividad deportiva —junto con la altura y la fuerza (citius, altius, fortius)— y ponen en práctica su experiencia, coordinación y temple para unirse a la máquina, en la que algunas veces exponen hasta la vida. El automovilismo deportivo se inició con el nacimiento del automóvil y lógicamente, en Yucatán empezó con la llegada a nuestra tierra de los primeros autos y el cosquilleo natural que se produjo para enfrentarlos y saber cuál era la máquina más veloz y quiénes los pilotos más intrépidos.
El «mueble», como muchos llamaron a ese artefacto, llegaría a revolucionar muchos aspectos de la vida, pero desde sus inicios fue consagrando también a los pilotos que los conducían a las victorias. La larga lista de figuras del automovilismo la encabeza Barney Oldfield, en 1904 con su Dragón Verde, a quien seguirían muchos más, desde Bill Hilliard, George Robertson y Ralph de Palma, hasta los portentos de la época moderna como el argentino Juan Manuel Fangio, Stirling Moss, Jim Clark, Jimmy Stewart…
Un año después de que apareciera en 1930 aquel Bentley de 8 litros que enloqueció a la juventud de entonces, en Yucatán, el 2 de octubre de 1931, a las 8 de la noche, se eligió la directiva de la primera Federación Deportiva Yucateca en la que resultó presidente Santiago Martínez Palma y, dentro de las vocalías, se designó una para equitación, ciclismo y automovilismo a cargo del Gral. Teófilo Álvarez. Sin embargo, muy poco o nada se sabe de la actuación del Gral. Álvarez para promover esos deportes y los años pasaron sin que se registrara ninguna actividad de automovilismo. Desde 1916, el primer concesionario Ford en México ya distribuía automóviles de esa marca en Yucatán y durante varias décadas, muchos compitieron en carreras de diferentes distancias en el estado, sin reglamentación alguna. En julio de 1894 se registra la primera carrera de automóviles en el mundo, sobre el recorrido París-Rouen en la cual compitieron 13 vehículos en el trayecto de 126 kilómetros. En Yucatán, las primeras carreras oficiales tuvieron lugar hasta 1968.
El Premio Yucalpetén. La Cámara de Comercio Junior de Mérida, en 1968, planeaba realizar una carrera de coches-calesa. La idea tenía varios adeptos, pero se enfrentó a otra presentada por Otto Ríos Vallado, destacado deportista que ocupaba el cargo de director de Métodos y Finanzas de la citada Cámara. Ríos Vallado propuso una carrera de automóviles antiguos, misma que se llevó a cabo el 14 de julio de ese mismo año y que se conoció como el Gran Premio Yucalpetén. El automovilismo entraba en una etapa activa, efectiva y deslumbrante en Yucatán. En la convocatoria del Primer Gran Premio Yucalpetén, se asentó que sólo correrían automóviles hasta los modelos 1937, con equipo original. La carrera se inició en el Paseo de Montejo de Mérida, pasando por Conkal, Motul y Telchac hasta llegar a Chicxulub, donde la meta final fue colocada frente al Hotel Cocoteros. Los premios anunciados fueron (a) $ 5 000 en valores y objetos y un gran trofeo; (b) $ 2 500 en valores y objetos y trofeo; (c) $ 500 en valores y objetos y trofeo; (d) trofeo y diploma; (e) y (f), trofeos. Los concursantes tuvieron que presentar sus vehículos una semana antes para su revisión; los pilotos debían ser mayores de 21 años y los copilotos de 18; ambos llevarían cinturones de seguridad. La salida se sorteó la noche anterior y se celebró al estilo Le Mans o sea que los tripulantes se enfilaron frente a sus vehículos y, al banderazo de salida, corrieron para abordar sus máquinas, arrancarlas e iniciar la travesía. El Primer Gran Premio Yucalpetén se corrió en dos categorías: la A, para carros de 6 y 8 cilindros y la B, para los de 4 cilindros. El grupo A salió del Paseo de Montejo a las 9:43 a.m. y el grupo B a las 10:03. El banderazo de salida lo dio Silvia Rodríguez Cicero de Ríos y los campeones fueron Justo Molina con su copiloto José Arceo en la categoría A, y Eduardo Fernández Parra con Miguel Mézquita Jr., en la B. Sin embargo, a pesar de correr en la categoría B para carros de 4 cilindros, Fernández Parra y Mézquita Jr. realizaron la travesía en 1h 29’ con su Ford 1929, mientras que Molina y Arceo cubrieron la misma distancia con su carro de 6 cilindros en 1h. 36’. Los jueces fueron Hernán Patrón, Hugo Peón y Ernesto Valencia. Al finalizar la carrera, en el Club Cocoteros, la señorita Ligia Rincón Ponce, reina del Primer Gran Premio, hizo la entrega de premios donados por el gobierno del estado, Esso Lubricantes y el Banco Hipotecario para la categoría A, y por el Ayuntamiento de Mérida, Esso Lubricantes y Radio Sistema Yucatán, para la categoría B.
Otras carreras. Con el despertar del automovilismo que produjo el Primer Gran Premio Yucalpetén, aquella idea de Otto Ríos Vallado permaneció vigente. El 24 de agosto de 1969 se celebró el II Gran Premio Yucalpetén con la misma trayectoria y auspiciado también por la Cámara de Comercio Junior de Mérida, bajo la dirección de su presidente, Rafael Ruz Maldonado. En esta ocasión compitieron 20 automóviles hasta los modelos de 1940, divididos en las mismas categorías.
Los banderazos de salida y la entrega de trofeos del II Gran Premio los realizó la reina de belleza y simpatía del estado, Miss Yucatán, Irma Leticia Solís Zavala. Obtuvieron el triunfo los hermanos Rafael y Francisco Fonseca con un Pontiac 1940, en la categoría A, y Miguel Mézquita y Luis Mendiburu, con un Ford 1929, en la B. Los tripulantes Gilberto Rodríguez y Alfonso Medina que ocuparon el segundo lugar en la categoría A, fueron descalificados al comprobarse que el motor de su vehículo no era el original. El gran interés de los aficionados y del público motivó la creación de un organismo para organizar eventos automovilísticos y orientar a los jóvenes hacia este deporte. Así, el 10 de octubre de 1969 se formó el Auto-Club del Sureste, dinamizado por el mismo Ríos Vallado y cuyo primer evento fue el Circuito Costero Maya 1969, celebrado el 28 de diciembre del mismo año.
Finalmente, el III Gran Premio Yucalpetén, auspiciado por el Auto-Club del Sureste, se celebró el 26 de julio de 1970 con la misma trayectoria de los anteriores y una nueva categoría de autos europeos hasta 1970 con 1 300 cc. máximo. La señorita Yvonne Manzur Salazar fue la reina de esta carrera cuyos campeones en la categoría A fueron Jesús Díaz Osorio y William Ruiz Mújica, con un Chevrolet 1937; en la B, Jaime Novelo Montalvo y Carlos Quintal Ruiz, con un Ford 1930, y en la C, Maximiliano León Batista y Víctor M. Rodríguez Campos, con un Renault 1966.
El automovilismo deportivo, que brilló tan intensamente en esos años, se apagó hasta que, diez años más tarde, un grupo de aficionados escenificó unas pruebas de «arrancones» bastante espectaculares que presentaron como competencias, aunque no duraron mucho tiempo.
Badmington Conocido en España como volante, ha sido llamado también lawn tenis de salón. En España se jugó desde principios del siglo, aunque no se tenía todavía el concepto actual de este deporte y se consideraba como un juego infantil. María Cristina de Sicilia o de Borbón fue apasionada de este deporte. Se juega con raquetas más ligeras que las del tenis y menos ovaladas, con mango más largo y la pelota es reemplazada por un volante o gallito formado por media bola de caucho en la cual se ensartan plumas. Es un depote individual, por parejas o mixto que ya era popular en Japón en la época Muromati (1932-1968) donde se le conocía como oibane. A principios de la época Tokugawa (1600 aparecieron las paletas vistosamente decoradas, algunas con incrustaciones de oro y plata.
El oibane es anterior al poona, como se le conocía en Indostán, de donde se creía era originario antes de conocerse documentos sobre este deporte, en 1938. Los ingleses lo llevaron a Europa desde la India, hacia 1865. El primer partido oficial se jugó en 1873 en una finca del duque de Bedford, en Gloucestershire. De Inglaterrra pasó a Francia y Canadá hacia 1890. La Federación Inglesa de Badmington se constituyó en 1895 y el primer campeonato inglés se celebró en 1899. La Federación Internacional se creó en 1934.
En Yucatán, el badmington llegó casi aparejado con el tenis (1904) y fue practicado por los pioneros yucatecos de este último deporte (ver Tenis, en este mismo Apéndice). Abandonado casi de inmediato, quedó como un juego de niños que, eventualmente, adquirió popularidad. El badmington fue presentado como juego de exhibición en las Olimpíadas de Seúl en 1988 y, en 1992, se convirtió en deporte olímpico. Con motivo de la Olimpíada Infantil programada para celebrarse en Mérida en mayo de 1999, el Injudey promovió la integración de un equipo que representara a Yucatán en categorías A y B de 14 y 15 años de edad.