Basquetbol

Basquetbol  O baloncesto, es un deporte muy practicado en el mundo. Se originó en 1891 como un juego del que la Young Men Christian Association (YMCA) realizó un verdadero apostolado y lo extendió a través de todo el globo. Fue en parte inventado por el Dr. James Naismith, profesor del colegio de la misma Asociación de Springfield, Ohio. Dos equipos, de cinco jugadores cada uno, realizan jugadas tratando de llevar la pelota por medio de lanzamientos y botes hasta un arillo colgado a cierta altura, del cual pende una red en forma de canasta, de donde deriva su nombre. Cada enceste de la pelota cuenta puntos que se suman al terminar el partido y dan el triunfo al equipo que más anotaciones haya conseguido.

Algunos yucatecos que estudiaban en universidades americanas aprendieron este deporte y lo trajeron a nuestro estado. Su introducción fue lenta, pero exitosa. La Escuela Modelo fue una de las primeras en practicarlo y contaba entre sus colaboradores con el estadounidense Henry R. Rich, quien formó un buen número de basquetbolistas que practicaban además otros deportes.

Primera exhibición. Con motivo de la inauguración del Ateneo Peninsular, el gobernador Salvador Alvarado (1915-1918) comisionó al deportista Alfonso Zaldívar Paoli (a) «el Catalán» para preparar dos equipos de basquetbol con el objeto de dar una exhibición en el Circo Teatro Yucateco. Para poder cumplir con el encargo, Zaldívar solicitó apoyo a la Escuela Modelo, que proporcionó algunos basquetbolistas y preparó a otros jóvenes ajenos a la escuela para lograr la integración de los dos equipos. En esta tarea fue decisiva la ayuda de Ernesto Pacheco Zetina (a) «Xándara», quien tenía amplios conocimientos sobre este deporte. Los pioneros del basquetbol en Yucatán fueron Guillermo Hijuelos, Ernesto Pacheco Zetina, Miguel Ocampo Ferrer, Álvaro Carvajal C., Luis Bolio Méndez, Rosendo Perera, Bernardo González, Manuel Ponce Alonzo, Atilio Cámara Zavala y Sérvulo Gregorio Sánchez.

Este primer partido de baloncesto se efectuó el 2 de mayo de 1916; fungió como árbitro el aficionado José R. Juanes, quien lo había practicado en Estados Unidos. Los equipos se denominaron Grises y Azules, nombres originados por el color de los pantaloncillos que usaron los jugadores. Todos usaron camisetas blancas.

Después de este partido se efectuaron otros más en el mismo lugar, con los mismos jugadores. Al tomar auge este deporte, se construyeron varias canchas y surgieron nuevos participantes; entre los estudiantes del Instituto Literario del Estado, florecieron los equipos de la Prepa, de la Facultad de Medicina, de Jurisprudencia y otros. Entre los jugadores más destacados se contaban Raimundo Torres, los «Picos» Solís Aznar, los «Tomates» Esquivel, René González, Juan Pastrana, el «Machete» Rivas y Agustín Franco Aguilar. Posteriormente, brillaron Gonzalo Peraza Sabido (a) «el Dzol», Gonzalo «Sansón» Novelo, Jaime Ruiz Sánchez y Orlando Vázquez Sansores, el más famoso canastero de su época, quien se hizo popular con su espectacular tiro a la canasta denominado «de gancho».

Entre los entrenadores más destacados figuraron Alonzo Zapata y Oswaldo Medina Tamayo, llamado cariñosamente «el Tucho».

Campeonatos. Cuando este deporte tomó impulso, se organizaron algunos campeonatos. Los más lucidos y concurridos fueron los del Instituto Literario del Estado, en los cuales participaron no sólo equipos de las escuelas representativas del mismo instituto, sino también de otras instituciones.

Para la práctica y realización de estos campeonatos, se iluminaron las canchas y este deporte dio bellísimas noches al público que abarrotaba el viejo instituto. Inolvidables fueron también los encuentros entre equipos de la Escuela Preparatoria y otros que se formaban con jóvenes yucatecos procedentes de universidades estadounidenses.

 Posteriormente, llegaron a Mérida equipos veracruzanos de la Cervecería Moctezuma y capitalinos del Instituto Politécnico Nacional. Para entonces, Mérida contaba con varias canchas con iluminación, lo que permitía celebrar encuentros nocturnos muy concurridos. Los principales fueron, además del Instituto Literario, el Centro Libanés, Juventudes Socialistas, la Unión de Camioneros de Yucatán y el Sindicato Ferrocarrilero Peninsular.

Yucatán participaba entonces en los campeonatos nacionales que se celebraban en diversas entidades del país o en el Distrito Federal; lamentablemente, nunca fue campeón.

Las damas. Alrededor de 1935, la juventud femenina empezó a practicar este deporte. Antes de la inauguración del Campo Deportivo Salvador Alvarado, el 1 de febrero de 1939, ya existían algunos equipos femeniles promovidos por personas entusiastas, profesores en su mayoría, por lo que los equipos provenían de escuelas primarias y secundarias. Entre los de las escuelas primarias, existían los de la Escuela Quintana Roo, Carlos Castro Morales, Ignacio Zaragoza y otros. De las escuelas secundarias podemos mencionar la Agustín Vadillo Cicero, Adolfo Cisneros Cámara y la Escuela Normal de Profesores. También fuera de las escuelas se formaron equipos con patrocinadores, como el PNR (Partido Nacional Revolucionario); el más espectacular por la calidad de sus jugadoras, el Rafael Cházaro Pérez, patrocinado por el general del mismo nombre, el Sindicato Ferrocarrilero Peninsular y el Agrario. En este deporte, destacaron Addy Madáhuar, Yolanda Stevens, Mercedes y Elda Peón Navarro, Adela López Tamayo, las hermanas Zoila y Teresa Castillo Herrera, las hermanas Amira y Consuelo Acosta, Yara Silvia Paz Canto, María Luisa Pérez, Leonor Blé Izquierdo, Lilia Osorio, Adda Horta, Elsa María Velázquez y Mirka Fajardo, entre otras.

Asociación Femenil. Para organizar este deporte, se formó la Asociación Femenil de Basquetbol, cuya primera presidenta fue la Profra. Nidia Betancourt de Ayala quien, entre sus colaboradoras más cercanas, contaba con la Profra. Milena Farjat de Ramírez y Olga Amatón de Peón.

Cuando el basquetbol estaba en su apogeo, se anunció la visita de uno de los mejores equipos femeniles de la Ciudad de México, el Hacienda y, para recibirlo dignamente, se hizo una selección entre las jugadoras yucatecas más destacadas, siendo ésta la primera vez que se competía contra un equipo foráneo.

Los equipos yucatecos alcanzaron sus mejores momentos en la década del 35 al 45, aunque sólo tuvieron actuaciones de exhibición en el estado de Campeche, ya que en los demás estados de la región no existía el basquetbol femenil.

Los mejores cronistas de la época fueron el Lic. Eduardo Valdés Suárez, Oswaldo Medina Tamayo y Conrado Menéndez Díaz, quien firmaba unas veces con su nombre y otras con algún seudónimo, de los cuales el más popular fue «Sapolio». Profesionalismo. En la década de 1980 comenzó a jugarse en la Península un circuito de baloncesto de incipiente profesionalismo que, a pesar del interés que despertó, decayó por falta de medios económicos. Más tarde, se inauguraron canchas en el Tecnológico de Mérida, en la Universidad y en el Gimnasio de Usos Múltiples, que hicieron renacer estos torneos.