Amarillamiento letal Es uno de los tipos reconocidos dentro del conjunto de los amarillamientos, que es un grupo de enfermedades vegetales muy amplio y diverso. Hasta 1967 se reconoció que este tipo de enfermedades se encontraban asociadas a organismos procariontes, carentes de pared celular, identificando entre ellos a los organismos del tipo de los micoplasmas (OTM), causantes del amarillamiento letal del cocotero (Maram-orosch, 1974). Las evidencias de que el agente causal es un OTM han sido obtenidas de observaciones al microscopio electrónico (Plasvic-Banjac, et. al., 1972; Beakbane, et. al., 1972; Heinze et. al., 1972) y mediante la reacción característica a los tratamientos con antibióticos del grupo de las tetraciclinas (McCoy, 1972). Estos organismos destruyen los tejidos meristemáticos del tallo y de las raíces del cocotero (Cocos nucifera L.). Las palmas mueren irremediablemente una vez que son infectadas, puesto que no tienen la capacidad para emitir nuevos brotes (Copeland, 1931). Se desconoce el mecanismo mediante el cual estos organismos pueden provocar un efecto generalizado en la palma. Se dispone de evidencias indirectas y de carácter circunstancial, que permiten suponer que los organismos del tipo de los micoplasmas son transmitidos por la chicharrita pálida (Myndus crudus Van Duzee Homoptera: Cixiidae), cuando se alimenta del floema de las hojas. La sintomatología típica del amarillamiento letal se observa en las variedades de cocoteros «Altos del Atlántico», distribuidas en las costas del Golfo de México y «Alto Oeste Africano», procedente de África. Las variedades más resistentes, del tipo «Alto del Pacífico», distribuidas a lo largo de las costas del Océano Pacífico y «Enanos Malayos» presentan otra expresión sintomatológica. Estas diferencias pueden estar correlacionadas con características morfológicas y fisiológicas, o bien con el ataque de otras plagas y enfermedades, situación que ha producido cierta confusión en la literatura.
Historia. Se sabe que el amarillamiento letal es una enfermedad que se encuentra presente en forma epidémica en el área del Caribe y se dispone de registros sobre su antigüedad. Las causas de esta enfermedad permanecieron ignoradas por mucho tiempo, cuando se conocía con el nombre de «pudrición de la yema» o «cogollo» de la palma de cocotero. Por más de un siglo se trató de relacionarla con hongos, bacterias y virus, con resultados negativos. Se dispone de informes confiables de finales del siglo pasado (Copeland, 1931), que describen los síntomas de esta enfermedad en palmas de Cuba, Jamaica y de las islas Caimán. El primer brote epidémico devastador se produjo en Jamaica, después de la Segunda Guerra Mundial y de ahí se extendió a Cuba, las Bahamas, Haití y a la República Dominicana. En 1971 entró a la porción continental de Florida, EUA.
Posteriormente se propagó a México, habiéndose confirmado su presencia en 1982 en el área de Cancún y Puerto Juárez, Quintana Roo (McCoy, et. al., 1982). A partir de entonces se ha distribuido aproximadamente 650 km al Este y cerca de 350 km al Sur del foco de origen (Robert et. al., 1991). Durante la década de los años setenta la gravedad del problema que planteaba el amarillamiento letal para la producción de cocotero, condujo a la formulación de un proyecto cooperativo entre científicos y países afectados para la búsqueda de soluciones. En 1973 se constituyó el International Council for Lethal Yellowing (ICLY) en Miami, Florida, bajo los auspicios de la FAO. Este Consejo convocó a reuniones en los años de 1975, 1977 y 1979, en los que se promovió la discusión de los resultados de las investigaciones, se generaron nuevos proyectos y se establecieron prioridades para el trabajo. Los importantes logros alcanzados por el ICLY, demostraron la conveniencia de trabajar bajo los lineamientos de un proyecto cooperativo. A pesar del tiempo transcurrido sigue vigente el problema de su detección mediante técnicas específicas, debido a la dificultad para diagnosticar a los OTM. Por ejemplo, en África se han identificado plantaciones de cocotero afectadas por enfermedades letales que presentan una sintomatología similar, pero se desconoce si son causadas por los mismos tipos de micoplasmas presentes en América.
Sintomatología de la enfermedad. La caída de frutos constituye uno de los signos visuales más evidentes y menos confusos, pues sigue un patrón constante que toma entre 2 y 12 semanas para completarse. Asociado a estos síntomas y casi en forma simultánea, se observa el amarillamiento de las hojas maduras de la copa, la senecencia de las hojas viejas y finalmente, después de cuatro semanas, mueren las hojas jóvenes y se desprende la copa de la palma. Otro síntoma visual es el necrosamiento de las inflorescencias inmaduras, que consiste en que las puntas de las raquillas adquieren un color negro o café oscuro, que va avanzando hacia toda la inflorescencia. El amarillamiento de las hojas por sí solo no es un signo característico del amarillamiento letal, puesto que puede ser resultado de otras enfermedades, el ataque de plagas o una respuesta de la palma a condiciones poco favorables del suelo.
Impacto de la enfermedad. El cocotero es la principal fuente para la obtención de aceite en los trópicos (Ohler, 1984). La enfermedad del amarillamiento letal constituye una seria amenaza para las regiones en donde se cultiva la palma de cocotero, pues sus efectos son devastadores. Su poder destructivo se debe a su virulencia y a que, hasta ahora, no ha podido ser controlada en forma efectiva. Su presencia involucra tres factores: palmas susceptibles que sirven como huéspedes, el agente patógeno causal y el vector que transporta al patógeno de una palma a otra. Puede dispersarse rápidamente a partir de centros de infección locales, o bien originando nuevos focos de infección en lugares distantes (Villanueva, 1987). Su presencia ha originado graves problemas en distintas áreas, como Jamaica, en donde murieron cerca de 8,000,000 de palmas en un período de 25 años, así como en Florida en donde se registraron 500,000 palmas muertas entre 1971 y 1980. Se estima que desde su entrada a México en 1982 y hasta 1990 se habían registrado 500,000 palmas muertas, arrasando con 8,000 ha de cultivo en los estados de Yucatán y Quintana Roo. Las repercusiones económicas, sociales, ecológicas y escénicas de su impacto son incalculables (Shaw, s.f.). La amenaza económica y social del amarillamiento letal del cocotero para la producción coprera de nuestro país lo constituyen las costas del Golfo de México, en los estados productores de Campeche, Tabasco y Veracruz (cerca de 36,000 ha), y las costas del Pacífico (150,000 ha). México contribuyó con el 2.9% de la producción mundial de copra en 1982 (Fira, 1985), situándose como el séptimo productor a nivel mundial. Se estima que la producción nacional del cocotero es de 172,000 t de copra y cerca de 30,000 de fruta fresca, lo cual representa 55,000 000 de dólares y empleo para 65,000 familias (Robert et. al., 1991). La amenaza económica del amarillamiento letal del cocotero para la producción coprera centroamericana lo constituye su posible dispersión hacia Belice y Honduras. El ALC también representa una amenaza ecológica ya que no solamente ataca al cocotero sino también a otras 30 especies de palmas (Thomas y Norris, 1980). Se desconoce la susceptibilidad de las especies de palmas nativas de la Península de Yucatán al ataque del ALC. El impacto del amarillamiento letal en México ha sido turístico hasta la fecha, ya que los estados de Yucatán y Quintana Roo no son productores importantes de cocotero.
Medidas de prevención y combate. Se sabe que se puede controlar al patógeno causal de esta enfermedad, con buenos resultados, mediante la inyección de oxitetraciclina en el tronco de las palmas enfermas, en intervalos periódicos de cuatro meses (McCoy, 1975). Se ha probado que este tipo de tratamiento no tiene efectos fitotóxicos, ni se presentan acumulaciones dañinas del antibiótico en las porciones utilizables del fruto. El tratamiento no proporciona una cura definitiva, puesto que al suspender la aplicación de inyecciones, la enfermedad continúa progresando. Por tanto se ha recomendado como una forma para mantener las palmas libres de síntomas, mientras se establecen nuevas plantaciones con palmas resistentes (Ennis, 1982). El derribo y la destrucción de palmas enfermas tampoco han resultado efectivas, porque la infección de las palmas ocurre mucho antes de la aparición de los síntomas. El control químico de las poblaciones de insectos plantea serias dificultades técnicas y ecológicas, debido a la amplia distribución geográfica del insecto vector y las consecuencias de la aplicación masiva de insecticidas. La única alternativa posible para enfrentar esta enfermedad se basa en el reconocimiento de los distintos niveles de resistencia que presentan algunas variedades de cocotero, que han sido constatadas a través de estudios de campo a largo plazo en Jamaica y que han probado su efectividad (Harries, 1973; Been, 1979; Romney, 1979). También se ha hecho énfasis en la necesidad de establecer pruebas de campo, para conocer el grado de resistencia de las poblaciones locales de cocotero (Chiarappa, 1979).
Programas de investigación y desarrollo de métodos de control. En México la investigación básica sobre el problema del amarillamiento letal se inició en 1984, dos años después de haberse detectado su presencia en la Península de Yucatán (Zizumbo y Robert, 1991). El Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) ha venido investigando sobre el mejoramiento genético del cocotero y la búsqueda de cultivos resistentes a la enfermedad, así como algunos aspectos epidemiológicos. En 1986 entró en vigor la cuarentena interior permanente núm. 15, para el control legal de la enfermedad, con fundamento en lo dispuesto por la Ley de Sanidad Fitopecuaria de los Estados Unidos Mexicanos.
Las medidas de orden fitosanitario comprendidas en esta cuarentena abarcan la definición de las regiones afectadas y las acciones de prevención, combate, control y posible erradicación, para evitar su propagación a las zonas libres de la enfermedad. Desde 1988 el Centro de Investigación Científica de Yucatán(CICY) ha trabajado activamente en torno a este problema, enfocando sus líneas de investigación sobre amarillamiento letal en las siguientes áreas: Uno: Detección temprana de la enfermedad; Dos: Caracterización morfológica y genética del germoplasma de cocotero presente en México, incluyendo su colección y la evaluación de su resistencia al ALC en Yucatán; y Tres: Bioquímica y fisiología de la enfermedad. En la Península de Yucatán el CICY ha desarrollado estudios sistemáticos sobre algunos aspectos de la fisiología y bioquímica de la enfermedad, encaminados a definir los parámetros de detección temprana. Se efectuaron evaluaciones acerca de las relaciones hídricas, las tasas fotosintéticas y los niveles de arginina en plantas sanas y enfermas, así como de plantas susceptibles y no susceptibles a la enfermedad. También se determinaron los patrones electroforéticos de plantas sanas y enfermas y, mediante reacciones inmunológicas con anticuerpos comerciales, se trató de determinar la presencia del organismo tipo microplasma. Posteriormente se vislumbró la importancia de desarrollar una metodología para evaluar resistencia al amarillamiento letal. Se han desarrollado metodologías para la identificación de variedades y ecotipos de palmas de cocotero, así como para caracterizar y evaluar su potencial de resistencia, por medio del análisis electroforético de isoenzimas de proteínas y mediante el establecimiento de pruebas experimentales de campo.
A la fecha se han registrado importantes avances en la exploración y colecta, mediante el establecimiento de un banco de plasma germinal de cocotero. La exploración etnobotánica, así como la colecta, caracterización, documentación y evaluación del plasma germinal de cocotero disponible en México en relación con el amarillamiento letal, servirán para seleccionar las variedades más convenientes para la producción de híbridos y para definir los caracteres más importantes con relación tanto a resistencia como a productividad. Se pretende también desarrollar las metodologías necesarias para efectuar las evaluaciones de los niveles de susceptibilidad del germoplasma disponible, que permitirán definir los lineamientos para la producción de semillas y plantas bajo criterios de certificación bien definidos.
Los resultados serán incorporados a los programas fitosanitarios vigentes para enfrentar a esta enfermedad, de manera que las medidas de control que se tomen sean aplicadas en forma oportuna y eficiente. Se requiere disponer de plantas resistentes al ataque de esta enfermedad, con el propósito de disminuir los riesgos de infección en las áreas que aún no hayan sido afectadas, así como para la replantación de las áreas en donde la epidemia haya ejercido un impacto. Las investigaciones acerca de la variabilidad de cocotero en la República Mexicana han confirmado la existencia de variedades con distintos niveles de resistencia al amarillamiento letal. Dentro de esta perspectiva, se pueden ubicar variedades altamente susceptibles y otras que presentan niveles de resistencia intermedia y alta.
La identificación precisa de las variedades y la evaluación de sus niveles de resistencia constituye una tarea fundamental para reforzar los programas que el INIFAP ha elaborado, tanto para fines de replantación de áreas afectadas, como para el trabajo de fitomejoramiento. Se trabaja en la definición de un método de diagnóstico específico, basado en la tecnología del ADN recombinante. El desarrollo experimental de esta tecnología se ha logrado a través de un proyecto conjunto entre el CICY y la Universidad de Florida, lo que ha hecho posible el uso de sondas moleculares específicas para diagnosticar esta enfermedad (Harrison, et. al., 1991). Con el empleo de esta técnica se podrá disponer de mejores evidencias para comprobar su etiología y para ser utilizada para el cotejo sanitario (indexación) de las palmas de cocotero. A diferencia de otras técnicas de detección basadas en microscopía, la sonda molecular constituye una técnica rápida, específica y muy sensible, puesto que se basa en la identificación del agente causal de la enfermedad. Esta metodología ofrece el potencial de ser usada para el diagnóstico en un gran número de muestras de tejidos, no solamente de palmas, sino también de insectos. Su validación práctica es de vital importancia para efectuar el diagnóstico temprano, detectar las zonas de avance de la enfermedad, seguir su trayectoria y servirá también para decidir acerca de las medidas de control fitosanitario más adecuadas.