Azcárraga, Esteban de (¿-1648) Gobernador y capitán general desde el 4 de diciembre de 1645 al 8 de agosto de 1648, día de su fallecimiento. Natural de Guipúzcoa, España, militar veterano que había servido a Felipe IV desde 1621. Fue maestre de campo en la campaña de Cataluña. Al designarlo para ocupar el gobierno de Yucatán, el rey le concedió la Cruz de Caballero de la Orden de Santiago. Cuando tomó posesión fue su asesor Juan de Aguilera. Esteban de Azcárraga encontró en Mérida a Diego Ordóñez de Vera y Villaquirán, quien con el título de Adelantado del que llamaba Reino Próspero solicitó apoyo a las autoridades de la provincia para cumplir la conquista de su reino, en tierras ubicadas al oeste del Petén. El obispo y el gobernador le ofrecieron toda su ayuda y fueron elegidos para esta misión los franciscanos fray Hermenegildo Infante y fray Simón de Villasís y una pequeña fuerza militar. Esta Conquista, mal pensada y, además, entorpecida por Juan de Bilbao, teniente de Ordóñez de Vera, concluyó dos años después con un rotundo fracaso y la muerte de este último. Azcárraga recibió por voluntad del general Ordóñez los derechos de conquista del Reino Próspero. Sin embargo, no tuvo oportunidad de hacerlos efectivos. Avivó en la Colonia el espíritu militar, se distinguió por su respeto al clero y por sus obras de caridad. Fue benefactor de las religiosas concepcionistas y promovió las mejoras materiales. Su administración tuvo dificultades con los oficiales de Tesorería por diferencias en la concesión de pensiones y con el obispo de Michoacán que, en calidad de comisario general de cruzada, visitó la provincia para recaudar esta contribución. El gobernador no estuvo de acuerdo con las excomuniones que había decretado el obispo a quienes se rehusaron a pagar algunas multas y actuó en defensa de éstos. El obispo comunicó al Consejo de Indias lo sucedido y Azcárraga recibió una amonestación con instrucciones de no intervenir en la jurisdicción eclesiástica. El 9 de noviembre de 1646 tomó posesión del Obispado Marcos de Torres y Rueda. Inició una visita general a toda la Diócesis para conocer sus necesidades, pero no pudo concluirla ya que en septiembre de 1647 le llegó el nombramiento de virrey de la Nueva España y presidente de la Real Audiencia de México, con orden de trasladarse de inmediato a la capital. El 30 de septiembre dejó Yucatán, encargando el gobierno diocesano al Cabildo Catedralicio, decisión que fue revocada por el mismo obispo, debido a la división interna del Cabildo. El prelado nombró para hacerse cargo de la Diócesis al chantre Pablo de Sepúlveda, al maestrescuela Juan Muñoz de Molina y al canónigo Pedro Díaz de los Santos.
El 1 de junio de 1649 se declaró vacante la Diócesis por muerte del obispo Torres y Rueda acaecida en México el 22 de abril de ese año. De 1648 a 1650 la provincia fue asolada por la fiebre amarilla. Los primeros casos aparecieron en Campeche a mediados de junio de 1648 y aunque el gobernador dictó medidas de aislamiento, la peste se introdujo muriendo españoles e indígenas en gran cantidad. La situación fue tan desesperada que la sociedad decidió traer en procesión a la Virgen de Izamal y tributarle en Mérida culto especial por nueve días consecutivos. Se le dedicaron grandes honores durante todo el recorrido desde Izamal a Mérida y de nuevo al volver a su Santuario. La peste diezmó la población de toda la península. El clero regular y el secular se distinguieron por su abnegación visitando, consolando, administrando los sacramentos a los enfermos y enterrando a los que morían, ya que nadie quería hacerse cargo de este penoso oficio. El gobernador contrajo la fiebre amarilla y murió el 8 de agosto de 1648. El gobierno de la provincia quedó en manos de los alcaldes ordinarios de Mérida, que eran el maestre de campo Juan de Salazar Montejo y el capitán Juan de Rivera y Gárate.