Anfibios La clase Amphibia pertenece al Subphyllum Verttebrata, Phyllum Chordata. Típicamente, el ciclo de vida de los anfibios se lleva al cabo en dos fases: la primera la conforma con una larva acuática de respiración branquial (con algunas excepciones, como los pletodóntidos —salamandras sin pulmones— y algunas ranas, que presentan un desarrollo directo y cuya fase larvaria se produce dentro del huevo); y la segunda consiste en un adulto de respiración pulmonar o cutánea, también con excepciones como los ajolotes neoténicos (axólotl), que puede ser terrestre o acuático. La piel de los anfibios es un tegumento desnudo muy vascularizado que presenta una gran cantidad de glándulas: mucosas (cuyas secreciones ayudan a mantener la piel húmeda) y en algunas especies, venenosas. En muchos anfibios la piel juega un papel importante en la respiración, y en el caso de los pletodóntidos, el intercambio gaseoso se lleva al cabo totalmente a través de ella.
El hecho de poseer una piel con estas características, aunado a su ciclo de vida, confiere a los anfibios una gran dependencia del agua. El sistema esquelético está bien desarrollado aunque carece de la complejidad estructural del esqueleto de los reptiles, aves y mamíferos. El cráneo es simple y de naturaleza ósea. Es el primer grupo de vertebrados en el que aparece el esternón, pobremente desarrollado, que sólo proporciona una zona de inserción muscular; las costillas no están fusionadas con él para formar una caja, como ocurre en grupos más avanzados. En general, el sistema esquelético de los anfibios tiene características que son el inicio de una ruta evolutiva hacia la vida terrestre. Los sistemas muscular, digestivo, respiratorio y circulatorio son poco complejos y presentan características intermedias entre peces y reptiles. De estos sistemas, el más característico es el circulatorio, debido a que tiene que irrigar abundantemente la piel. Tiene un corazón tricavitario, por lo que existe cierta mezcla entre la sangre oxigenada y la no oxigenada. Los productos de los sistemas digestivo, urinario y reproductor desembocan en un solo orificio llamado cloaca y no existe órgano copulador. Debido a su dependencia del agua, la reproducción de los anfibios está bien definida estacionalmente, restringiéndose esta actividad a los meses húmedos del año.
La fecundación es externa y se lleva al cabo en el momento en que la hembra deposita los huevos, que pueden ser desde unos cuantos hasta varios cientos. Estos contienen poca cantidad de vitelo y no presentan membranas extraembrionarias; es decir, son anamniotos. Al ser depositados, los huevos vienen cubiertos por la ganga, sustancia mucosa que evita pérdidas de humedad en caso de depositarse en ella. Los anfibios en general pueden soportar temperaturas bajas, manteniéndose en período de hibernación, pero son pocas especies las que pueden vivir en latitudes cercanas a los polos. La hibernación se produce también en la época seca del año. Muchos anfibios pueden pasar meses enterrados a profundidades de 3 o 4 m. La temperatura y la humedad tienen una gran influencia en la distribución de estos organismos, por lo que se encuentran mucho más diversificados en las zonas tropicales, donde no hay, como en otras zonas, fluctuaciones fuertes de esos parámetros.
La falta de corrientes superficiales de agua en el norte de Yucatán lo hace desfavorable para la existencia de las salamandras acuáticas. Solamente una especie ha sido registrada en esa región: Eurycea yucatanus Peters. Las dos especies de sapos hallados allí encuentran en los charcos temporales y en las aguadas, medios favorables para su reproducción. Uno de éstos (Bufo marinus) es una especie de gran tamaño y las glándulas venenosas de su piel producen una secreción muy tóxica. Ranas arbóreas trepan por doquier en la vegetación y se reproducen en pequeños charcos de agua; aun la acumulación de este líquido en las bases de las hojas de ciertas plantas es bastante para el desarrollo de sus renacuajos. No es, pues, sorprendente que se hayan encontrado en Yucatán seis especies de ranas arbóreas. El sapo Rhinophrynus es notable por el largo de su lengua, pues con ella puede alcanzar insectos desde una distancia considerable. Los leptodáctilos no tienen los pies con membranas en los dedos y parecen ranas ordinarias. Las dos especies de ranas comunes están ampliamente distribuidas fuera de Yucatán. El sapo Hypopachus tiene el hocico corto y la boca muy pequeña. Otras especies de sapos son: Bufo valliceps Wiegmann; Rhinophirynus dorsalis Duméril & Bibron; Triprion petasatus (Cope); Agalychnis moreletii (Duméril); Hyla baudini Duméril & Bibron; Hyla culex Dunn & Emlen; Hyla venulosa (Laurenti); Leptodactylus labialis (Cope); Leptodactylus melanonotus (Hallowell); Eleutherodactylus laticeps (Duméril); Rana areolata (Baird & Girard); Rana pipiens Shereber; Hypopachus inguinalis Cope.