Asilo de Mendigos José R. Juanes Domínguez Ante el persistente problema de la mendicidad callejera, en 1934 un grupo de comerciantes y la Liga de Acción Social promovieron que se fundara otra vez un asilo. El Ayuntamiento presidido por Enrique Cantillo cedió el viejo edificio de la calle 63 entre 62 y 64, que había sido local del Cuerpo de Policía del estado. Su adaptación costó 7,000 pesos y fue inaugurado el 20 de noviembre de ese año con el nombre oficial mencionado. En la planta baja estaban las oficinas, las habitaciones para el administrador y su familia, un salón de clases, la cocina muy bien equipada, un salón comedor para 60 comensales, el lavadero con dos enormes pailas para hervir la ropa, y los talleres de carpintería, hojalatería, zapatería y urdido de hamacas. En la planta alta, separados, los dormitorios para hombres y niños y para mujeres y niñas, con sus respectivas enfermerías, salas de reunión y baños. La capacidad era para 130 personas: se recibiría a los que voluntariamente se inscribiesen y a los que la policía recogiese en las calles practicando la mendicidad.
El Patronato estaba presidido por el alcalde de Mérida, Enrique Cantillo, habiendo representantes del gobierno del estado, de las cámaras de Comercio e Industrial y de la Liga de Acción Social. Se designó administrador a Gonzalo Muñoz C., que también impartía clases de educación primaria a menores y adultos; se nombró médicos de la institución a Carlos Casares Pérez y Alonso Patrón Gamboa. Hasta esa fecha los donativos ascendían a 8,980 pesos. En 1940 se le cambió el nombre, quedando oficialmente como Centro de Asistencia Social. Para 1945 el patronato estaba constituido por el presidente municipal, Artemio Alpizar Pacheco, Hernán Canto Echeverría, Federico Aguilar Solís, Víctor M. Suárez, Ernesto Peniche Cordero y Alfonso Borges, continuando como administrador Muñoz C. En ese año había internados 45 hombres, 23 mujeres, 40 niños y 15 niñas, total 123. El 23 de diciembre del mismo año se efectuó ahí una fiesta navideña en la que fue entregado a Ermilio Seijo Rubio un pergamino por el que la Junta Directiva del Centro lo nombraba presidente honorario ad vitam.
En 1947, el patronato estaba presidido por Vicente Erosa Cámara, alcalde de Mérida, Hernán Canto Echeverría, secretario, Arturo Rivas Osorio y Alfonso Borges; como administrador continuaba Muñoz. El Centro subsistió hasta 1964 en que sus internos fueron trasladados al Asilo Brunet-Celarain y dado el mal estado del viejo edificio, poco después fue demolido.