Alonso Novelo, Delio (1892-1988) Primer presidente de la Asociación Aeronáutica de Yucatán, fundada en octubre de 1928 a raíz del entusiasmo provocado por el inicio de la aviación comercial. Desde varios años antes Delio Alonso había mostrado gran afición en este sentido y su primer proyecto de sobresaliente magnitud, plenamente realizado, fue la construcción de un avión, de acuerdo con especificaciones y planos suministrados por la fábrica Lincoln de Nebraska, EUA. El vuelo inicial de ese aparato, tripulado por el piloto Javier Manzanero, amigo y colaborador suyo, fue un éxito, pero en su segunda salida sufrió graves desperfectos a causa de un aterrizaje de emergencia. En 1930 promovió la fundación del Club Aéreo y entre las tareas que en él desarrolló se cuenta la de haber construido en 1931, para sustituir la del avión Avro Avian de dicha sociedad, una hélice de madera, no obstante los problemas que ello representaba: escoger y manejar correctamente el material adecuado, balancear su peso y lograr un diseño aerodinámico. Supo usar con acierto las herramientas indicadas y un pegamento especial fue importado de los Estados Unidos de América. Todo el proceso se realizó con apego a rigurosas normas técnicas y con resultados excelentes.
Nacido en Tekit, y trasladada su familia a Mérida, hizo sus estudios en el Colegio Católico de San Ildefonso y, antes, en el de Benito Ruz. En Norristown, Pensilvania, EUA, tomó un curso de ingeniería eléctrica. Desde la infancia se había distinguido por su aguzado ingenio y sus facultades creativas, de lo cual dio la primera muestra, siendo niño todavía, al construir sin ayuda alguna un pequeño bote de madera en el que paseó por la aguada de Timul, cerca de su pueblo natal. A lo largo de su vida, además de dedicarse con pasión a la aeronáutica, tuvo desempeño en muy variadas actividades comerciales e industriales: instalación de máquinas de vapor en los trenes de raspa de las haciendas henequeneras. Propietario de la sala de cine Venecia, cerca del mercado del Chembech, en sociedad con Miguel Encalada y la esposa de éste, y de una planta de aceites crudos para hacer jabones y pequeñas lámparas, que después se convirtió en la fábrica de jabones La Pureza. En 1935, asociado con E. Arturo López Alonzo, fundó la Hidrogenadora Yucateca, que producía las grasas Palmán y Palmina y que posteriormente pasaría a ser propiedad de Ángel Xacur. En sociedad con José Castro fundó la cordelería San Juan, en el predio que después ocupó el cine del mismo nombre, pero por problemas de salud vendió su parte a Castro y al mismo tiempo Cabalán Macari entró como nuevo socio a la que llegaría a ser la más importante factoría cordelera. En Tekit, donde residió por unos meses para reponerse, instaló una planta eléctrica y un cine, de los que era propietario su hermano. En 1938 inició una de sus más prometedoras empresas: una fábrica para la construcción de bloques de cemento huecos, enfrentándose a la oposición de los ingenieros y maestros de obras, acostumbrados a los procedimientos y materiales tradicionales. La innovación se impuso totalmente a la postre, pero en aquella época le ocasionó a Delio Alonso grandes pérdidas. Por la misma época viajó a los Estados Unidos en busca de maquinaria para fabricar en serie puertas, marcos, etcétera, con la que instaló, además, una fábrica de ventanas tipo «Miami», cuyo modelo trajo de Cuba. En 1951, en sociedad con su hijo Eduardo Alonso Rivas y con Alonso González Gutiérrez, emprendió la fabricación de varilla corrugada, fundando la Laminadora Yucateca, que cambió de razón social en 1969. El Club Aéreo y la construcción de la hélice de madera, que nada tenía que envidiarle a la original, los consideraba Delio Alonso sus mayores triunfos. Retirado de los negocios, falleció en Mérida a muy avanzada edad.