Adoración nocturna Se estableció en Mérida el 16 de abril de 1925, en la parroquia de San Sebastián, por iniciativa del presbítero Crescencio A. Cruz. Veinticinco años antes (1900) esta asociación piadosa había sido fundada en el templo de San Felipe de Jesús, en la Ciudad de México. El objeto de la adoración nocturna es hacer guardia y orar durante la noche ante el Santísimo Sacramento. El Primer Consejo Diocesano lo integraron el presbítero Cruz, en calidad de capellán; como presidente interino Lugermilo Lara y Lara; como secretario y tesorero, respectivamente, Anastasio Medina S. y Ramón Testa Fernández y como vocales: Antonio Hoíl Castilla, Alfredo Cano Hernández y José Lino Pasos. Poco tiempo después fungió como presidente titular Manuel J. Guillermo y Guillermo, el cual estuvo en el cargo 15 años y promovió la adoración nocturna en diversas parroquias de la Arquidiócesis.