Academias comerciales Durante el siglo XIX, en algunas casas de particulares, se impartían breves cursos de comercio, caligrafía, idiomas y conocimientos elementales de administración. Anuncios de estas incipientes academias aparecían en los periódicos de la época. La Academia Privada, de Santiago Nigra de San Martín, en la calle de las Monjas, ofrecía en 1841 clases de matemáticas e idiomas: inglés y francés. Posteriormente, en 1870, Emilio McKinney se anunciaba como profesor particular de teneduría de libros, gramática, francés e inglés. En las últimas décadas del siglo XIX, Pablo R. Sarlat abrió una escuela (calle 60 con 51) que se orientó hacia los estudios de contabilidad y fue el primero en introducir clases de mecanografía y taquigrafía en las prácticas comerciales. Ya en este siglo (1910), Francisco Escalante Sosa atendía cursos de enseñanza comercial, teneduría de libros y aritmética mercantil e introdujo el método Harrion y Minningham para el estudio del idioma inglés y el método Pittman para taquigrafía.
En 1913 funcionaba en la calle 64 A la Academia Politécnica Mercantil de Alfonso Rodríguez Delgado. Una de las academias que alcanzó mayor prestigio fue la de Rafael Salazar Trejo, Academia Práctica Mercantil, fundada en 1917 y que se ubicaba frente al parque de San Juan. En ella se formaron profesionales que llegaron a ocupar destacadas posiciones en el comercio, la industria y la banca. En el mismo año 1917, durante el gobierno del general Alvarado, se abrieron, anexos a la escuela primaria Josefa Ortiz de Domínguez, cursos libres de comercio en los que fue maestra y después directora, Raquel Dzib Cicero. El mismo general Alvarado fundó la Escuela Vocacional de Artes y Oficios para Señoritas que ofrecía cursos de mecanografía, taquigrafía, inglés y contabilidad. Fue esa la época en que las mujeres comenzaron a emplearse en oficinas particulares y públicas. En 1919 Ramón Solís Navarrete ofrecía cursos privados de instrucción comercial, con duración de seis a ocho meses, en un predio ubicado en la calle 67 núm. 550. En 1922 la Escuela Preparatoria estableció talleres optativos diversos, entre ellos, de mecanografía, estenografía y telegrafía y, a su vez, en la Escuela Normal se impartieron cursos de comercio dirigidos por la maestra Dzib Cicero. Entre las academias de más renombre y larga existencia figura la Marden, fundada en 1920 por Manuel Domínguez Zubieta, su primer director. La Marconi, de Manuel Arias Luján, que funcionó de 1925 a 1973, a más de impartir las carreras de radioperador, radiotelegrafista y telefonista, tenía el Departamento de Comercio a cargo de Primitivo Rubio Ávila. También en 1925 funcionaba la Academia Peninsular de Comercio, de Crescencio Andrade Pérez, instalada en la esquina de las calles 54 y 59. La Pittman fue fundada en 1935 por Raúl Poveda López, quien la dirigió hasta 1977; desde esa fecha pasó a ser propiedad de Hernán Estrada Salazar, su actual director. La Academia Comercial Hepolo la fundó y dirigió Héctor Poveda López. La Universal fue establecida en 1942 por Fernando Atala Badías Gantús, quien posteriormente, en 1972, fundó el Instituto Comercial Bancario que, en 1978, fue adquirido por Jorge Sauma Novelo y Arsenio Rosado Lope; este último es, desde 1981, su único propietario. Sauma Novelo lo es de otra importante academia, la San Agustín. Entre las que funcionan desde hace muchos años se cuenta la Academia Margarita Rosado, que se estableció en 1940. Actualmente, distribuidas en todo el estado de Yucatán, existen 180 academias comerciales. Además, la casi totalidad de las escuelas secundarias cuenta con talleres de mecanografía y cursos de taquigrafía y correspondencia mercantil. También algunas secundarias técnicas, tanto públicas como particulares, imparten carreras comerciales.