Academia Teresiana

Academia Teresiana  Fue una institución que se incorporó al conjunto de las diversas obras educativas teresianas. Creada en 1913 por iniciativa de sor Saturnina Jassá, la Academia procuraba aprovechar las aptitudes de cada joven con miras a un futuro apostolado dentro de la familia y la sociedad. Al reunir a las ex alumnas teresianas en la Academia, su fundadora puso el mayor empeño en que las alumnas, una vez que terminaran sus estudios, no se alejaran entre sí, ni tampoco del plantel y de la vida cotidiana de la Compañía. Los propósitos de sor Saturnina eran: mantener el buen espíritu, refrescar las nociones y prácticas aprendidas en el colegio y, sobre todo, ampliar el trabajo educativo realizado en éste. En Mérida, la Academia se estableció hacia 1914 y poco después fue interrumpida su labor. Fue reabierta en 1921, gracias al empeño del párroco Carlos de Jesús Molina y Castilla, capellán del Colegio Teresiano, quien escribió un folleto sobre la Academia en el que explicaba que la misión de ésta era fortalecer la educación superior de la mujer y prepararla debidamente para la conducción del hogar. El padre Molina y Castilla apuntaba: «…uno de los defectos capitales de la educación de la mujer yucateca, en las clases que pueden llamarse directoras, es que ésta se abrevia demasiado y se interrumpe precisamente en la edad que más se necesitaría alimentar la imaginación y la inteligencia de la mujer. No bastan las clases de adorno, música, pintura y labores, pues estas clases llevan el inconveniente de que por sí solas contribuyen a acrecentar en las señoritas la idea, demasiado común, de que el fin principal de la mujer es divertir y agradar y de aquí esa frivolidad y coquetería fruto del concepto que acerca de la mujer se había tenido hasta entonces, por eso hay que dar a la mujer algo más sólido que las llamadas clases de adorno… hay que cultivar en ella todavía más las facultades superiores y más nobles; hay que cultivar sus facultades intelectuales combinando en su educación lo que contribuya a prepararla en su doble misión de madre y de esposa; de ser inteligente, llamada a vivir en sociedad y de ama de casa…»