Ateneo Peninsular (Arquitectura e historia) Este edificio, denominado así desde 1915, es el mismo Palacio Episcopal antiguo. Está ubicado al lado oriente de la Plaza Grande y al costado sur de la Catedral, separado de ésta por el actual Pasaje de la Revolución. El primer local del Obispado lo mandó construir el primer obispo que realmente vino a radicar a Yucatán, fray Francisco de Toral, que llegó en agosto de 1562 e inmediatamente se levantó, relata Carrillo y Ancona, «cierta casa de un solo piso, que formaba una habitación accesoria a la pobre iglesia que de catedral servía; fue el primer palacio de los primeros obispos, en el propio local en que se encuentra el que hoy existe de dos pisos». Cuando fue designado obispo fray Diego de Landa, en 1573, vivió algún tiempo es esa modesta Obispalía, pero no satisfecho de ella, la mandó demoler y en 1578 se comenzó la construcción de la otra; para 1581 seguía la fábrica, aunque lentamente pues los recursos eran pocos y el proyecto era algo ambicioso, así que el obispo fray Gregorio de Montalvo no dejó de tener problemas para acomodarse y despachar en la parte construida; y más o menos igual los siguientes, hasta que en 1623, siendo obispo fray Gonzalo de Salazar, se terminó este palacio. De dos pisos, con severo aspecto exterior; los lados sur y poniente quedaron sobre las calles en cuyo ángulo se edificó; el lado norte quedaba sobre el callejón que lo separaba de la Catedral, con una puerta. La entrada principal miraba a la Plaza Grande y tenía un portal de piedra labrada, con una gran cruz de piedra (mencionada por Stephens en 1841); se cruzaba un patio central y al fondo estaba la escalinata que conducía a la planta alta; este patio, a manera de claustro, estaba rodeado por corredores con arquerías de medio punto y columnas. En la parte oriente del ya mencionado callejón, «acabado el palacio —dice Carrillo y Ancona— se edificó la capilla correspondiente, con dos rejas que comunican con el interior de la catedral por la nave sur, y habiéndola embellecido (el obispo Salazar) con láminas romanas, buenas esculturas, excelentes cuadros de pincel, ornamentos y alhajas preciosas, la donó a los señores curas de la misma Catedral para que sirviera de sagrario parroquial, como de hecho sirvió muchos años, y ahora es la conocida con los títulos de Nuestra Señora del Rosario y Señor San José, cuyas cofradías se encuentran allí establecidas». En 1745 llegó un nuevo obispo y al año siguiente mandó colocar un gran cuadro de la Virgen del Rosario con un rótulo que decía: «A devoción del Santísimo señor Don Fray Francisco de San Buenaventura y Tejada, Digmo. Obispo de esta provincia de Yucatán, del Consejo de su Majestad, se colocó en la subida de la escalera de su Palacio el año de 1746». Además, erigió un bello altar en la capilla de su Palacio, con la imagen en escultura de dicha Virgen. Esta capilla estaba en la parte alta de una pieza, que fue demolida en 1915. La parte oriente del predio episcopal era una extensa huerta; en 1751, el obispo Tejada tomó parte de ese terreno para construir y fundar el Seminario Conciliar de San Ildefonso y de Nuestra Señora del Rosario.
En un mapa de la ciudad, levantado en 1864, se ve perfectamente que el Palacio Episcopal se hallaba articulado con el Seminario y la Catedral, formando de hecho un solo conjunto estructural. En 1868 se le eliminó al pórtico del edificio la cruz de piedra y se abrió al comercio parte de la planta baja. En la época en que fue obispo Leandro Rodríguez de la Gala (1869-1883), éste ocupó una habitación de la planta baja, redujo las oficinas del Obispado, buena parte ocupaba el personal a su servicio y además se instaló una escuela de laSociedad San Vicente de Paúl y un taller de artes y oficios. Posteriormente, al pie de la torre sur de la Catedral y para cerrar el pasadizo, se levantó un muro con puerta, transformado en pórtico elegante en 1905 por los hacendados y comerciantes.
A fines del siglo pasado, el gobierno federal ocupó una parte del edificio del ex seminario, instalando las oficinas de Correos, Hacienda, Administración del Timbre, Ministerio Público y otras, y el gobierno del estado ocupó otra parte con la Contaduría Mayor de Hacienda, tribunales, juzgados y otras. En esos años, la habitación del obispo estaba en la planta alta, en una pieza agregada sobre la calle 58. En 1914, el obispo Martín Tritschler y Córdova desocupó el Palacio Episcopal, pasando a manos del gobierno. Cuando llegaron las fuerzas del general Salvador Alvarado, se alojaron en la Catedral y en el Obispado, pero desalojaron el templo al día siguiente y el día 24 salieron del Palacio. El 5 de junio, el general Alvarado incautó éste y decidió su modificación. Al mismo tiempo, para abrir el Pasaje de la Revolución, se demolió la capilla del Rosario, la de San José y la antigua sacristía mayor, con la otra capilla del Rosario que estaba en la planta alta y que era la capilla privada del obispo. También se ordenó remodelar el exterior, tomando otro aspecto al Sur recubiertas las paredes con entablerados de mortero, modificar las ventanas superiores y convertir las inferiores en puertas para locales comerciales. La fachada se adornó con elementos del orden dórico y estilo afrancesado, presentando cierta desproporción, especialmente en sus cornisas, ático y enormes macetones que sirven de remate. En el ático se ve un medallón central con el águila de frente, ya que así era el escudo nacional en 1915 (al año siguiente se cambió por el águila de perfil), flanqueado por dos mujeres y dos cuernos de la abundancia, teniendo en el basamento el nombre «Ateneo Peninsular». En su interior también se hicieron modificaciones, pues para ampliar este edificio se tomó una parte del ex seminario y se agregaron algunas construcciones, albergando luego la jefatura de la XXXII Zona Militar.
Entre 1982 y 1983, el general Rodolfo Reta Trigos, jefe de la Zona Militar, al descubrir las columnas interiores de los corredores inferiores del edificio (que habían sido ocultadas), convirtió una parte en Museo Militar e hizo oportunas adaptaciones y remozamientos, como la instalación de una fuente y obras de jardinería. El 21 de junio de 1990, el gobierno estatal recibió en forma oficial la parte del edificio que ocupaba la Zona Militar. Posteriormente en 1993 el edificio fue restaurado y rehabilitado para instalar en su interior el museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán.