Asturias, Miguel Ángel (1899-1974) Escritor guatemalteco de origen maya. Premio Nobel de Literatura (1967) y Premio Lenin de la Paz (1965). El gobierno del estado le confirió la Medalla Yucatán el 27 de octubre de 1972, en un acto celebrado en la Universidad de Yucatán y en el que Asturias disertó sobre el tema «La novela latinoamericana. Testimonio de una época.» Graduado en derecho, estudió más tarde en París, con Georges Raynaud, las religiones precolombinas, que inspirarían una parte de su obra. Escritor realista, utilizó temas míticos y oníricos en sus novelas, en las que desempeñan un gran papel no pocos fenómenos inexplicables y la fuerza de los elementos, así como las tradiciones, leyendas y supersticiones profundamente enraizadas en el alma de los indios. Entre sus obras más ligadas a esta perspectiva figuran: Leyendas de Guatemala (1930); Hombres de maíz (1949) y Mulata de tal (1963). A una línea de mayor y más clara proyección social y política, ya insinuada en Hombres de maíz, pertenecen El señor presidente (1946), premiado en 1951 como el mejor libro extranjero publicado en París, y la trilogía Viento fuerte (1950), El Papa verde (1954) y Los ojos de los enterrados (1960). Publicó también algunos libros de poesía: Sonetos (1937), Alclazán (1940), Anoche 10 de marzo de 1543 (1943), Clarivigilia primaveral (1964), etcétera, y obras de teatro: Soluna (1955), Dique seco (1956) y La Audiencia de los Confines (1957). Tuvo también abundante, y a veces contradictoria, actividad política: diputado (1942); agregado cultural en México (1946-1947) y Argentina (1948-1950) y embajador en El Salvador (1953) y en Francia (1966-1970). El golpe militar contra el presidente Jacobo Arbenz, en 1954, y la invasión encabezada por Castillo Armas, le obligaron a salir de su país, a raíz de lo cual escribió el libro de denuncia Weekend en Guatemala (1956). Entre sus obras últimas sobresale la novela Maladrón (1969); Juárez, el inmenso porque es inmenso (1972), escrita para conmemorar el Año de Juárez y Torotumbo (1972). Murió en Madrid y, en cumplimiento de su última voluntad, fue enterrado en el cementerio de Pere Lachaisse en París.