Asociación Yucateca de Bibliotecarios (AYB) Agrupación constituida en Mérida, el 10 de enero de 1976, con el propósito de ofrecer un mayor impulso al desarrollo de las bibliotecas en Yucatán. En sus inicios, la Asociación reunió a personas dedicadas a esta actividad en la Universidad de Yucatán, Instituto Tecnológico de Mérida, Seminario Conciliar de San Ildefonso, Archivo General del Estado y la Biblioteca Dr. Crescencio Carrillo y Ancona.
La directiva fundadora de la AYB, para el período 1976-1980, la integraron Rodolfo Ruz Menéndez, presidente; María Teresa Martínez Ramírez, secretaria ejecutiva; Silvia del Socorro López Cortés, secretaria de cultura y prensa; y Raúl Lara Hernández, tesorero. Se crearon, simultáneamente, varias secciones de apoyo: las bibliotecarias Mireya Priego López de Arjona y María Cristina González Caballero fueron designadas presidenta y secretaria, respectivamente, de la Sección Técnica y Bibliográfica; Irma Rosa Tió Reyes y María Elena Valencia Solís, presidenta y secretaria, respectivamente, de la Sección de Ciencias Sociales, Asuntos Jurídicos y Afiliación; Manuel Eduardo Cortés Ancona y María Antonia Samos Sánchez, presidente y secretaria, respectivamente, de la Sección de Ciencias Biológicas, Atención Médica y Análisis; María Milagrosa Pérez Sánchez y Fanny Lugo Espinosa, presidenta y secretaria, respectivamente, de la Sección de Ciencias Matemáticas e Ingeniería; Rodolfo Ruz Menéndez y Rocío Castro Romero, presidente y secretaria, respectivamente, de la Sección de Bibliotecas de Institutos de Enseñanza Superior e Investigación; Nilda Ricalde e Isidro Yerves, presidenta y secretario, respectivamente, de la sección de Bibliotecas Públicas; Aída María Arceo, presidenta de la Sección de Bibliotecas de Institutos Descentralizados; Nicolás Moguel Menéndez y Silvia del Socorro López Cortés, presidente y secretaria, respectivamente, de la Sección de Hemerotecas; María Isabel Ruz Hernández y Zoila Zapata Medina, presidenta y secretaria, respectivamente, de la Sección de Servicios de Consulta; Gabriela Margarita Ruz Hernández y Nery Asunción Segovia Escalante, presidenta y secretaria, respectivamente, de la Sección de Adquisiciones; Luis López Rivas, presidente de la Sección de Archivos.
En esta relación de directivos hay que agregar a los representantes de las zonas de interdependencia y correlación: María Antonia Samos Sánchez (química, ingeniería y preparatoria); Silvia del Socorro López Cortés (medicina, odontología y veterinaria); María Elena Valencia Solís (leyes, comercio y economía); María Cristina González Caballero (antropología y psicología).
Ruz Menéndez fue reelecto en tres ejercicios consecutivos como presidente de la AYB. Desempeñó el cargo desde la fundación en 1976 hasta marzo de 1991, fecha en que fue electa presidenta para el período 1991-1993 Silvia del Socorro López Cortés de Bolio. Integran con ella la Junta Directiva Silvia Ceballos López, secretaria; Alfredo Ordóñez Pérez, tesorero; María del Rosario Poot Sosa, secretaria de acción cultural; y Eduardo Ruz Hernández, secretario de prensa y propaganda. La Comisión de Honor y Justicia la preside Genny González Rivero, y los vocales son Ruz Menéndez y Mireya Priego López de Arjona (bibliotecaria emérita de la AYB).
Los objetivos centrales de la AYB son: la promoción permanente y superación personal de sus asociados; el impulso, progreso y desarrollo continuo de las bibliotecas, centros de documentación, hemerotecas, archivos, etcétera y la promoción usuaria de estos centros de acopio informativo, entre la población general.
La AYB es una agrupación académica, con carácter profesional y cultural y en la actualidad cuenta con unos 30 asociados. Desde el 20 de marzo de 1987 se encuentra afiliada a la Asociación Mexicana de Bibliotecarios(AMBAC), con sede en la ciudad de México, que preside Surya Peniche de Sánchez Mac Gregor.
La asociación ha presentado diversas iniciativas, tales como la creación de una escuela de bibliotecarios y archivistas, en Mérida; la creación de una auténtica biblioteca pública, en el sentido más amplio de la expresión; la restauración del valiosísimo acervo cultural de la Biblioteca Dr. Crescencio Carrillo y Ancona, oponiéndose a que ésta fuese trasladada a espacios inadecuados; la urgencia por llevar a las comunidades suburbanas y al campo yucateco el sistema de bibliotecas móviles; y, finalmente, el mantenimiento permanente de enlace comunicativo entre los bibliotecarios y el gobierno del estado.