Calzado

Calzado  Desde la época colonial existieron en Yucatán numerosos talleres para la fabricación de calzado, que para principios del siglo XIX habían creado un buen mercado en La Habana. El impacto económico de esta industria artesanal estimuló su desarrollo, sobre todo en las dos últimas décadas del siglo y alentó la manufactura de botas, zapatos, botines, botillas, choclos, polainas y chinelas, confeccionadas con gamuza, cabritilla, charol y otras pieles importadas. A finales del siglo pasado, aparte de los talleres de zapatería que atendían directamente al público, existieron en Mérida varios expendios de calzado europeo y estadounidense que contaban con sus propias fábricas como El Botín Azul, de J.A. Pérez Cámara y Cía.; El Botín Francés, de Florentino Duarte; La Culebra, de José G. Mendoza y Cía. y El Modelo, de Eliézer Méndez. Hacia 1900, el número de zapateros en el estado ascendió a 949, según el censo de ese año, concentrados principalmente en Mérida, Izamal, Temax y Peto. En la actualidad la producción de calzado se localiza en los municipios de Ticul, Mérida y Hunucmá. En 1925 la Peletería Castañeda empezó a importar materiales del centro del país, de Francia y Canadá y el trabajo manual de los artesanos yucatecos fue sustituido progresivamente por la maquinaria. Las zapaterías más importantes de Ticul aún conservan sus propios talleres; entre ellas destacan Azarcoya, Argáez, Mijangos y González. Hunucmá se ha caracterizado por producir zapatos para caballero, así como sandalias para dama y cuenta con dos expendios: Zapatería Herrera y CalzadoQuintal. En Mérida existen unas 45 fábricas que venden sus productos en Campeche, Quintana Roo, Tabasco, Chiapas y Yucatán, en los que utilizan materiales de ternera, cabra y cerdo traídos de León o Guadalajara. Debido a su bajo costo, actualmente se trabaja mucho con piel sintética.