Congresos pedagógicos

Congresos pedagógicos  Después de haberse consumado la Revolución, México entró en un proceso de reacomodo que exigía cambios radicales en torno de los principales problemas que le aquejaban, uno de ellos, de carácter prioritario, lo fue la educación. En Yucatán no fue sino hasta la llegada de Salvador Alvarado en 1915 cuando, de una forma más organizada, se empezaron a plantear soluciones referentes a la educación de las mayorías, especialmente la de las comunidades rurales. Así pues, ante la necesidad de resolver el problema educativo se pensó en reunir a los especialistas en el ramo, es decir a los maestros, en congresos en los cuales expresaran sus opiniones e ideas acerca del rumbo que debería tomar la educación, en este caso, en Yucatán. El Primer Congreso Pedagógico fue convocado de acuerdo con el artículo 39 de la Ley General de Educación Pública, de fecha 21 de julio de 1915, expedida por el gobernador preconstitucional y comandante militar del estado, general Salvador Alvarado, que establecía la celebración anual de un «Congreso Pedagógico para estudiar y resolver los principales problemas educacionales». Se invitaba a todos los maestros de educación primaria y rural de la entidad para que asistieran al Primer Congreso Pedagógico del Estado, el cual tuvo lugar en el Teatro Peón Contreras, de Mérida, entre el 11 y el 15 de septiembre del mismo año. En él se debatió largamente la llamada escuela racionalista, que finalmente fue aceptada por la mayoría de los mentores presentes; se propuso la implantación de la escuela mixta, aceptada ampliamente por los congresistas.

El Segundo Congreso Pedagógico se llevó a cabo en agosto de 1916; en él se debatieron algunos problemas operativos en la escuela y los provocados por los deficientes servicios que padecían la mayoría de los edificios escolares, y de nuevo se discutió el tema de la educación racionalista para aclarar dudas que habían quedado al respecto. Posteriormente, aun cuando la educación representa uno de los rubros culturales más importantes de una nación, empezó a declinar el interés por tener un seguimiento constante y renovador de ideas a lo largo del tiempo, a través de la reunión de maestros en congresos. Después de los gobiernos de Salvador Alvarado y Felipe Carrillo Puerto que fueron los que se preocuparon más por la educación en Yucatán, se pueden mencionar el Congreso Pedagógico de 1944, realizado durante la gubernatura de Ernesto Novelo Torres en el cual se discutieron las nuevas tendencias, técnicas y métodos educativos, en las que ya no se hablaba de racionalismo. Para la realización de este congreso se invitó a participar a los maestros en servicio de Yucatán que laboraran en jardines de niños, escuelas primarias, secundarias y normales, a reunirse en el Teatro Principal de Mérida para discutir temas relativos a la educación, durante el lapso comprendido del 5 al 18 de julio. Los temas tratados se basaron en la organización del sistema educativo, las modificaciones de métodos de enseñanza, el modo de que la educación, de verbalista, pasara a ser activa; las condiciones biológicas y sociológicas en que debe desplegarse la acción educativa, el mejoramiento profesional del maestro, normas modernas de superación pedagógica, relación entre maestros y otros sectores sociales, modificaciones al programa de estudios; libros de texto, educación en la posguerra. En 1978, durante el gobierno de Francisco Luna Kan, se convocó a un Congreso Magisterial, el 12 de abril de 1978, publicado en el Diario del Sureste; los temas que se discutieron fueron: la educación como factor determinante en el aumento de la producción y la productividad, educación a grupos marginados, juicio crítico y valorativo de los programas de enseñanza en todos los niveles del sistema educativo, tomando en cuenta las características regionales de Yucatán, el proceso de la enseñanza-aprendizaje y las instalaciones escolares, y la deserción escolar. El Congreso tuvo lugar los días 27, 28 y 29 de abril de 1978. Durante todos ellos los maestros siempre manifestaron gran interés por participar y dar a conocer sus puntos de vista, pero el abandono de estas prácticas y la falta de recursos ha ocasionado que muchos planes y proyectos propuestos no puedan concretarse en la realidad.