Congregaciones Marianas

Congregaciones Marianas  Instituciones católicas que tienen como objetivo principal promover entre los fieles cristianos la devoción a la Virgen María y esforzarse por imitar las virtudes que se le atribuyen. Estas Congregaciones constituyen una de las obras más importantes de la Compañía de Jesús. En Mérida florecieron en los siglos XVII y XVIII cuando los jesuitas tuvieron su sede en la iglesia de El Jesús, tiempo en que fundaron el Colegio de San Javier y luego el de San Pedro, que funcionó en el edificio construido por ellos y que actualmente está ocupado por la Universidad Autónoma de Yucatán. Al comenzar el siglo XX las Congregaciones Marianas desarrollaron una acción evangelizadora por medio de centros catequísticos donde se inculcaba a las personas las doctrinas del cristianismo. También impulsaron el Centro Mariano, establecido en 1908 y cuyo fin era social-religioso, así como la Academia Literaria, fundada en 1911 y que pretendía reunir a los jóvenes interesados en fomentar la prensa católica para conservar las costumbres cristianas en la sociedad. Esta Academia tuvo a su cargo una página literaria dominical en el periódico La Revista de Mérida. La suspensión de la acción apostólica de las Congregaciones Marianas ocurrió en 1914 a causa de las posiciones anticatólicas asumidas por el poder civil. La Congregación Mariana de mujeres estuvo nuevamente en actividad desde 1916. Su sede fue la iglesia de Santa Ana y como asistente eclesiástico estuvo el presbítero José Inés Góngora.

En 1918, bajo la dirección del padre Anastasio Barrera, se trasladó a la Catedral. La Congregación Mariana de varones reanudó sus labores el 27 de abril de 1919 en el local de la ex sacristía de la iglesia de Santa Ana; su director fue el padre Manuel Lavía Rosado. En julio de 1920 el templo de El Jesús reunió el culto y las Congregaciones Marianas (femenina y masculina) se agruparon allí, bajo la dirección del presbítero Juan Arjona Correa, nombrado capellán de dicha iglesia. Ya en 1924, El Jesús estaba bajo el cuidado del padre jesuita Pastor Molina Solís. Al año siguiente, el padre Gustavo A. Caballero S.J. impulsó notablemente las actividades apostólicas de las Congregaciones: centros catequísiticos, escuela dominical y visita a los hospitales, entre otras obras. El 1 de agosto de 1926 se clausuraron los templos, entre ellos El Jesús. Las Congregaciones buscaron la forma de no desaparecer y lograron reunirse en la casa particular de Mercedes Molina viuda de Tato. Siguieron atendiendo las obras de caridad que anteriormente habían iniciado. Hubo tiempos en los que florecieron las Congregaciones y otros en los que permanecieron en inactividad.

En los años 40 se presentó un intento de impulsar el apostolado de los congregantes varones. Ayudaron a conseguir tal fin los padres Díez de Urdanivia y Alfonso Castillo S.J. En 1948 las congregaciones se convirtieron en cuatro ramas: congregantes casados y congregantes solteros, tanto para la rama femenina como para la masculina. En este período se fundó el Centro Cultural y Deportivo Vanguardias, cuyo fin fue proporcionar a la juventud de Mérida un sitio de recreo y formación cultural. El Centro fue establecido gracias al fondo legado por Dolores Molina Suárez. Entre el 10 y el 13 de diciembre de 1954 tuvo lugar en el templo de El Jesús, siendo superior el padre Esteban Palomeque S.J., un Congreso Mariano como parte principal de la celebración de los 50 años de existencia de las Congregaciones. Después del Concilio Vaticano II (1965), surgieron en Yucatán nuevas agrupaciones piadosas y las Congregaciones siguieron dedicadas a sus labores apostólicas.