Casa de Beneficencia (Mérida)

Casa de Beneficencia (Mérida)  La Casa de Amparo, que había sido fundada el 16 de septiembre de 1821, recibió por primera vez el nombre de Casa de Beneficencia en la sesión de la Junta Directiva de dicha institución, efectuada el 18 de marzo de 1833. La Junta era presidida por Tiburcio López Constante, gobernador del estado. En esa reunión se pidió la venta del predio en que se encontraba la mencionada Casa, mismo que había albergado al antiguo hospicio de San Carlos. Al mismo tiempo, se pidió a las autoridades federal y municipal que pagaran las cantidades que se habían comprometido a aportar para el sostenimiento de la Casa, ya que el gobierno del estado había cumplido con el compromiso que le correspondía. Se recibió un subsidio federal, pero el Ayuntamiento se desentendió del asunto. En esos días estaban alojadas 22 personas. En una junta efectuada en 1841, se expuso que los asilados no recibían lo indispensable para su manutención, por lo que tenían necesidad de salir a mendigar. La Casa carecía también de reglamento. En 1843 se presentaron problemas internos, lo que motivó que fueran nombrados vocales comisionados para estudiar la situación. Sin embargo, las necesidades económicas se hicieron más apremiantes, y aunque se recibieron pequeñas contribuciones, el problema llegó a tal punto que en abril de 1850 ya no había dinero. Se organizaron colectas públicas y ya no se recibieron nuevos asilados, lo cual permitió sobrellevar el estado de penuria en que se encontraba la institución. En 1844 se trasladó a los internos a otra casa, mientras se hacían reparaciones al edificio. Diez años después se les volvió a trasladar a otro predio, por el mismo motivo. De 1851 a 1854, su local fue ocupado por la Casa Correccional en la planta alta, y por el Batallón de Guardia Nacional, en la baja. El gobernador del estado, general Rómulo Díaz de la Vega, en coordinación con el Ayuntamiento de Mérida, remozó las instalaciones para que éstas fuesen ocupadas nuevamente por la Casa de Beneficencia. También se recibieron aportaciones de la Sociedad de Jesús María y de los señores Brunet. De ese modo, el 19 de noviembre de 1854 reabrió sus puertas a mayor número de indigentes. Sin embargo, las necesidades económicas volvieron a resultar apremiantes, hasta que el 25 de junio de 1861 el Congreso del estado decretó la fusión del Hospital General de Mérida con la Casa de Beneficencia Brunet, tal como se denominó oficialmente, de acuerdo con el mismo decreto. Su sede fue a partir de entonces el ex convento de La Mejorada.