Cárdenas, Diego de

Cárdenas, Diego de  (1581-?) Gobernador de Yucatán de 1621 a 1628. Caballero de la Orden de Santiago, natural de Sevilla. Se casó allí con Ana Francisca de Portugal, descendiente por el lado materno de Cristóbal Colón. El 5 de diciembre de 1620 fue designado gobernador de Yucatán por Felipe III. Llegó a Campeche a fines de agosto de 1621 y tomó posesión de su gobierno el 1 de septiembre de ese mismo año, gracias a que los ayuntamientos de Mérida y Campeche reconocieron su nombramiento frente a la oposición presentada por el capitán Arias de Losada, quien alegaba que había sido ratificado él mismo para el cargo por Felipe IV, mientras que Cárdenas traía el dado por el rey fallecido. El nuevo gobernador se ganó la voluntad de los vecinos españoles al escuchar sus peticiones. Suspendió la ejecución de la Cédula Real sobre la concesión de encomiendas. Al quedar vacantes, las concedió siempre a quienes las necesitaban: doncellas pobres, hombres distinguidos sin fortuna, etcétera. El 5 de marzo de 1622 Diego de Porrás y Villerías presentó al Ayuntamiento de Mérida su nombramiento como juez para tomar residencia a los gobernadores Francisco Ramírez Briceño y Arias de Losada. El gobernador se negó a que llevara a cabo su misión. El virrey de la Nueva España se quejó en la Corte; sin embargo, la respuesta fue favorable a Diego de Cárdenas.

Ese mismo año la ciudad de Mérida demostró su adhesión al monarca enviándole, a solicitud de él mismo, un generoso donativo. Durante su administración, fray Diego Delgado evangelizó y congregó a los indígenas de los Montes de la Pimienta, en el pueblo de Saclum y pidió al gobernador que confirmara los cargos del ayuntamiento indígena constituido en esa población. El capitán Francisco Mirones, juez de grana en el partido de la Costa, entusiasmó a Cárdenas con la conquista del Petén Itzá teniendo como punto de partida el pueblo de Saclum. Gobernador y capitán se apresuraron a entrar en acción sin esperar la aprobación del rey para esta conquista. La ambición de Mirones disgustó al padre Delgado, quien secretamente se dirigió al Petén donde encontró la muerte junto con algunos indígenas que le acompañaban. Igual suerte corrieron el capitán Mirones y fray Juan Enríquez que había sustituido al padre Delgado en Saclum. Los indígenas se sublevaron y el 2 de febrero de 1624 dieron muerte a todos en la iglesia mientras oían misa. Diego de Cárdenas ordenó que se buscara a los culpables para ser juzgados en Mérida. El capitán Fernando Caamal logró aprisionar a un considerable número de indígenas, entre ellos a Ah Kin Pool, jefe de la sublevación. Fueron juzgados y recibieron el castigo de acuerdo con su grado de culpabilidad. Ah Kin Pool fue ahorcado en la Plaza Mayor. Las faltas y errores del capitán Mirones no sólo provocaron su muerte y la de sus soldados, religiosos e indígenas, sino que esta sublevación propició que se despoblara esta región. En 1625 llegaron a Mérida los religiosos de San Juan de Dios para hacerse cargo del Hospital de Nuestra Señora del Rosario, gracias a las gestiones hechas por el obispo Gonzalo de Salazar. Los últimos años del gobierno de Diego de Cárdenas coincidieron con el nombramiento de su hermano Lorenzo como presidente del Tribunal de la Contratación en Sevilla y luego, consejero de Indias y gobernador del Consejo de Indias. Cárdenas gobernó los cinco años de su período y se le extendió su nombramiento por dos años más. Entregó el gobierno el 15 de septiembre de 1628 a Juan de Vargas Machuca. Regresó a España y prestó importantes servicios militares en Portugal como maestre de campo general y como superintendente del Consejo de Guerra. Al proclamar su independencia Portugal, fue hecho prisionero por tres años, hasta 1643 en que regresó a Madrid. Desempeñó altos cargos militares en el Consejo de Indias. Murió siendo capitán general de Cataluña.