Charnay, Claude Desiré (1828-1915) Nació en Fleurieux, Ródano, Francia y murió en París. Sus recorridos por América, África, Arabia, Australia e Indonesia hicieron de él el prototipo del viajero explorador que, sin meta concreta o propósito científico definido, despertaba con sus relatos y su magnífico material fotográfico el interés por lo lejano y lo desconocido. Encargado por el gobierno francés de fotografiar ruinas y monumentos prehispánicos, inició en 1857 su primer viaje a México visitando Veracruz, la Ciudad de México, Oaxaca, Yucatán, Tabasco y Chiapas, así como las ciudades y los estados situados en los puntos intermedios. Aunque no nos indica con precisión los detalles de su itinerario, sabemos que antes de su regreso a Francia, vino en dos ocasiones a Yucatán. La primera correspondió a su recorrido programado; la segunda vez, por una causa imprevista, como él mismo lo relata. Fue asaltado en el camino y los bandidos, ignorando el uso de sus placas, las habían roto. Tuvo que repetir gran parte de su viaje para volver a tomar otras fotografías. Nos describe Sisal y en particular, a un grupo de indios bravos listos para ser embarcados a Cuba. «Son vendidos a los hacendados por 2,500 a 3,000 francos a quienes deben, durante 10 años, sus servicios… al término de los cuales son libres. Pero siempre se logra prolongar esta especie de esclavitud y se quedan en Cuba o se mueren en el trabajo. De todos modos, Yucatán se libra de ellos, ya que nunca regresan». Visitó Mérida, Izamal, Chichén Itzá, Uxmal y Campeche. Nos describe la vida en los pueblos durante este período de la Guerra de Castas, marcados todavía por la violencia de la sublevación.
También nos describe un curioso instrumento musical indígena, una especie de violín con cuerdas de madera, etcétera. Comenta que «una de las cosas que más llamó mi atención, fue un camino real que conduce de Itzyamal (sic) a Mérida. Por lo que sé, no se le menciona en ninguna parte… removiendo la capa de escombros y de tierra que lo cubre, aparece un excelente camino de ocho metros de ancho. Su base está formada de enormes piedras, revestidas de mezcla perfectamente conservada, la que a su turno se encuentra cubierta de una capa de cemento de dos pulgadas de espesor. Este camino, en toda su extensión, sobresale metro y medio del nivel del suelo, de manera que durante las lluvias fuertes el caminante quedaba libre de inundaciones». Su estancia debió serle placentera a juzgar por la manera como se expresa de Yucatán: «…tierra de predilección para el viajero, Yucatán es rico de recuerdos: monumentos prodigiosos, mujeres encantadoras, trajes pintorescos, tiene todo para impresionar; habla al corazón, al alma, a la imaginación, al espíritu y aquel que puede dejarlo con indiferencia, no habrá sido nunca un artista y nunca será un sabio.»
Antes de regresar a Francia, realizó un ascenso al Popocatépetl. Esta primera visita fue narrada en un libro intitulado Ciudades y ruinas americanas: Mitla, Palenque, Izamal, Chichén Itzá, Uxmal…, publicado en París, en 1863. El texto de Charnay es precedido por un vasto estudio del arquitecto Violet-le-Duc, quien realiza una comparación entre la arquitectura americana y la asiática. Como suplemento al texto, lo acompaña un álbum fotográfico compuesto de 49 láminas, del cual el autor comenta: «…quise, para que la exactitud de mi trabajo no fuera puesta en duda, utilizar la fotografía como testigo.» Charnay no fue el primero en utilizar este recurso en las investigaciones, pero sí lo fue al publicarlas como suplemento a su obra escrita. Ese mismo año fue reeditado en París el mismo relato, sin las fotografías, en otro libro: Le Mexique, Souvenirs et Impressions de Voyage. Existe, aunque muy escasa, una versión en castellano realizada por G. Guzmán, en México, 1886, con las ilustraciones incorporadas al texto.
Trabajos preliminares fueron publicados en español en el Correo de Ultramar, en Madrid, 1861 y reeditados en el Repertorio Pintoresco, en Mérida, 1863, páginas 440 a 443. A pesar del estudio realizado por Keith Davis, Desiré Charnay, expeditionary photographer, 1981, poco sabemos de la vida del ilustre viajero. En 1880 regresó a México; sin embargo, existen indicios de que anteriormente, en 1864, había realizado otro viaje. Charnay no trató de hacer su relato biográfico sino que, al relatar sus viajes, busca consignar sus observaciones e interesar en las cosas que él mismo observa. Con el encargo del Ministerio de Instrucción Pública de Francia, de explorar y fotografiar los monumentos mexicanos, combinado con una misión financiada por el rico estadounidense Pierre Lorillard, participó en una expedición que lo trajo de nuevo a México y a América Central. Durante esta visita que concluyó en julio de 1882, realizó exploraciones en Palenque y en Tula y se entrevistó con Manuel Orozco y Berra y Alfredo Chavero, quienes lo ayudaron y lo aconsejaron para su trabajo. Después de una corta estancia en Estados Unidos y Europa, regresó de nuevo a México y llegó a Yucatán el 1 de diciembre de 1882; fue entonces cuando trató inútilmente de dragar el Cenote Sagrado de Chichén Itzá. El relato de este viaje se publicó en Francia, en la revista Le Tour du Monde, tomos XLVII y XLVIII, en 1883 y fue traducido al español con el título Viaje a Yucatán y al país de los lacandones, como parte de la obra América pintoresca, publicada en Barcelona en 1884. Poco después, editó su obra más conocida, Les Anciennes Villes du Nouveau Monde. Voyages d’Exploration au Mexique et dans l’Amerique Centrale, París, 1885. En esta obra hace un resumen del conjunto de sus observaciones realizadas anteriormente en América, adornadas con magníficas láminas ilustrativas. La descripción de Yucatán ocupa los capítulos del XV al XX. Es de lamentar que no exista una traducción al español de dicha obra. Finalmente, en 1885 y 1886, realizó su último viaje a México y a Yucatán, publicando su relato en la revista Le Tour du Monde. Francisco Cantón Rosado publicó en Mérida una traducción, en 1888 que se reeditó en 1933 y en 1978. En la edición en español no aparecen los grabados de los que una muestra fue publicada en la revista yucateca Pimienta y Mostaza, en 1892.
Charnay publicó también una multitud de otras obras y artículos en La Nature, el Bulletin de la Societé de Geographie, la Revue d’Ethnographie, el Journal de la Societé des Americanistes de Paris, en Le Tour du Monde, el Bulletin de la Societé d’Anthropologie y otros. También redactó el catálogo de la exposición de objetos arqueológicos, producto de sus exploraciones de 1880 a 1882, realizada en el Palacio del Trocadero, en París, en 1883. También nos dejó, en el Journal de la Societé des Americanistes de Paris, Tomo I, No. 3 de 1904, un homenaje a Teobert Maler, de los pocos que éste recibió en vida. Su aportación fundamental fue la de haber introducido la fotografía como instrumento de trabajo del explorador, viajero y arqueólogo. Un estudio más completo de la vida y obra de este incansable viajero queda por hacer. Gustavo Martínez Alomía publicó una breve biografía de Charnay en su libro Historiadores de Yucatán, en 1906.