Coralillo (Micrurus spp.) En la Península existen por lo menos dos especies de serpientes conocidas comúnmente como coralillo: Micrurus fulvius, llamada kalam o coral can, en maya, que es la que podría denominarse coralillo típica por ser la más conocida y de área de distribución más extensa, y Micrurus affinis, llamada chac ib can, en maya. Ambas miden menos de un metro de longitud y se caracterizan por su llamativa coloración a base de franjas transversales que rodean completamente el cuerpo a manera de anillos, rojas, amarillas y negras, siempre en este orden. Es decir, con las bandas amarillas —que son mucho más angostas que las demás— separando las rojas de las negras. En la cola sólo poseen franjas amarillas y negras, no rojas. Estos detalles permiten distinguir a los auténticos coralillos de otras serpientes inofensivas de parecidos colores, aunque los biólogos recomiendan mucha cautela en todos los casos. El veneno de la coralillo ataca el sistema nervioso y es extremadamente activo, por lo cual resulta mortal aun en pequeñas dosis. Aunque poseen dientes pequeños, su peligrosidad se acrecienta porque usualmente al morder se aferran a la víctima y mastican repetidas veces, inoculándole así una mayor cantidad. Son de hábitos nocturnos y se alimentan principalmente de animales de sangre fría, como iguanas, lagartijas, ranas, salamandras y otras serpientes.