Centeno Maldonado, Fernando Gobernador y capitán general interino de Yucatán en dos ocasiones (1631-1633 y 1635-1636). Nació en Tarragona, España y falleció en Hecelchakán. El 28 de octubre de 1631 fue nombrado gobernador interino de Yucatán y tomó posesión el 10 de noviembre. Por causa de la plaga de langosta hubo hambre, y numerosos poblados indígenas y encomiendas habían sido abandonados. Convocó a una asamblea y se acordó persuadir a los naturales de regresar a sus localidades, para lo cual fueron designados dos sacerdotes que hablaban maya: Eugenio de Alcántara y Lorenzo de Loayza, a los cuales acompañó el gobernador, obteniendo éxito en su propósito. Además, estableció la horca y pregonó un bando de que se castigaría con la muerte a todos aquellos que ocultasen indios para aprovecharse de su trabajo. Ofreció al rey 7 000 pesos anuales por 15 años, para sostener la armada que cuidaría la costa de la provincia; pero al conocerse el 9 de septiembre de 1632 la Real Cédula de Agradecimiento, protestaron los ayuntamientos de Valladolid y Campeche, pues no se les había tomado en cuenta y el procedimiento era ilegítimo. Obtuvo el nombramiento de capitán de guerra en El Cuyo y Río Lagartos. Ante la amenaza de los corsarios contra Campeche, Centeno se trasladó ahí con las milicias de Mérida, dejando la plaza en manos del capitán José de Argaiz Cienfuegos. En julio y agosto de 1632 los corsarios Diego «el Mulato» y «Pie de Palo» atacaron y saquearon la ciudad, a pesar de la defensa que de ella se hizo. Esto motivó que el gobernador promoviera el establecimiento de una guarnición de 150 soldados en Mérida y 100 en Campeche.
El 16 de agosto entregó al gobierno a Jerónimo de Quero, pero al fallecer éste, el 10 de marzo de 1635, Centeno obtuvo del virrey su designación como gobernador interino y tomó posesión el 23 de junio de 1635. A pesar de la Real Cédula del 1 de agosto de 1633, que favorecía a los naturales, Centeno designó jueces de repartimiento y fueron tan excesivos los tratos que hizo con los indígenas, que el Ayuntamiento de Mérida presentó su queja al Consejo de Indias. A esto se añadió que ante el apoyo que dio a un grupo minoritario de frailes franciscanos para la elección del provincial, éste lo acusara ante el virrey. El gobernador no consiguió justificarse, pues desde el 19 de enero de 1636 un nuevo virrey había nombrado en su lugar al general Andrés Pérez Franco.