Cenotes de Chichén Itzá Dos cenotes se encuentran en lo que fue esta gran ciudad maya: el de Xtoloc, de donde se abastecía de agua la población y el sagrado o de los sacrificios, utilizado sólo para fines rituales en honor de Chaak, señor del agua. Se encuentra al norte del templo de Kukulkán, unido por una calzada. El cenote es abierto, circular, con un diámetro de 60 m; las paredes son verticales, midiendo 15 m al nivel del terreno hasta el espejo de agua, que es de color verduzco con natas permanentes; el fondo, a 13 m de profundidad, tiene una gran cantidad de fango. En el lado sur del pretil se construyó una plataforma para lanzar al cenote a las víctimas, que según las tradiciones eran doncellas ricamente enjoyadas. Ello despertó la codicia de Edward Thompson, que incluso logró ser nombrado cónsul de los EUA en Mérida; compró la hacienda Chichén Itzá en 1893, y en 1904 instaló una draga en la orilla del cenote, comenzando a obtener joyas y esqueletos. Durante 30 años estuvo haciendo lo anterior, hasta que fue denunciado y posteriormente se expropió la hacienda. La mayor parte de las joyas las compró el Museo Peabody, que aceptó devolver la mitad del lote a México en 1970. Otro intento de dragado se hizo en 1955 por la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, con poco resultado, pero cuyas observaciones fueron útiles para la obra más grande efectuada en 1980 por varias dependencias federales.