Casa Escalante Fundada en Mérida en 1839 por Eusebio Escalante Castillo. Se utilizó para la exportación de henequén, palo de tinte e importación de maquinaria para los hacendados henequeneros. A partir de 1852, representó los intereses de la compañía estadounidense Theabud Brothers. Después de su asociación con la negociación extranjera, facilitaba préstamos en efectivo a los productores henequeneros a cuenta de su producción. El dinero era facilitado por la banca estadounidense y la Casa Escalante recibía una comisión. De esta forma Escalante logró controlar en buena medida el mercado henequenero. En 1858 introdujo al estado el primer tren de raspa. Años más tarde, trajo la primera prensa de palanca para elaborar pacas de henequén, servicio que prestó a la mayoría de los hacendados del estado. En la década de los setenta, la Casa cambió su denominación por la de E. Escalante e Hijo, al incorporarse a los negocios Eusebio Escalante Bates, hijo de Escalante Castillo. La negociación fue la primera que trajo braceros extranjeros a la entidad, para trabajar en las fincas henequeneras. También introdujo el sistema de rieles Decauville, para transportar las pencas de henequén, método que se generalizó pocos años después. En 1884 Escalante Castillo se retiró del negocio, quedando su hijo al frente de la Casa.
En 1891 la negociación perdió su hegemonía en el mercado de la fibra, ocupando el liderazgo el inglés Arthur Pierce, agente comercial de la compañía estadounidense Peabody and Company. A principios de 1889 la Casa Escalante se convirtió en una sociedad mercantil de nombre colectivo, aunque siguió conservando su denominación oficial. Bajo la dirección de Escalante Bates, la Casa invirtió en negocios de diversa índole, adquiriendo acciones de varias compañías comerciales, industriales, bancos, etcétera. A fines del siglo pasado, la Casa representó en Yucatán a las compañías estadounidenses Royal Exchange Asurance y Royal Insurance, aseguradora en el ramo de incendios. En 1902 adquirió el control de los ferrocarriles del estado, dominando la mayoría de las acciones de los Ferrocarriles Unidos de Yucatán. La política de monopolización del mercado henequenero y depresión de precios de la fibra, seguida por la International Harvester Company y su agente Olegario Molina Solís, perjudicaron gravemente los intereses de la Casa, ocasionando finalmente su quiebra en 1907.