Carro o carreta campestre Transporte de carga utilizado en Yucatán, desde los primeros días de la Colonia. Fue traído de Europa por lo conquistadores. Posiblemente tenía una forma distinta a la actual, pues cada región empleaba diferente técnica para la fabricación de sus medios de locomoción. Sufrió modificaciones al ser adaptado al medio de la provincia, de suerte que la carreta usada en Yucatán era de distinta forma de la que se empleaba en la isla de Cuba, tirada por bueyes, o también de las usadas en otras partes de México. La que se construía en la Península era fuerte y resistente, como hecha para rodar en los caminos carreteros primitivos, muy retorcidos y sembrados de erizantes lajas, que hacían inaccesible el tránsito de vehículos. En Mérida y demás principales poblaciones se contruyeron dos clases de vehículos de carga: el carro propiamente dicho, de largas dimensiones, y la carreta campestre. El carro medía 3 m de largo, por 2.5 m de ancho, aproximadamente, de punta a punta del eje. La carreta tenía dos metros y medio de largo, por dos de ancho en el eje. En el eje con dos ruedas grandes se ajustaba la cama en forma de trapecio, que se componía de tres grandes tablones de madera de cedro como de cuatro pulgadas de espesor, separadas una de otra y sólidamente atornilladas en los travesaños; dos balancines que son travesaños, uno delante y otro detrás; dos largas varas que se atornillaban al eje y balancines, que terminaban en forma cilíndrica y en las que se colocaba la mula de varas; a los extremos del eje iban encajadas las dos ruedas, que se componían, cada una, de una maza, catorce rayos, siete curvas o cambas y una llanta de hierro, que se cinchaba al rojo en la rueda. El radio de circunferencia de la rueda grande era de 85 cm.
La mula soportaba las varas y el peso de la carga, por medio de un fuste de madera que se le ajustaba en el lomo; tiraba del carro, en unión de otra. Varias clases de maderas fuertes se utilizaban en la construción de las diversas partes del vehículo: las varas y entrevaras se hacían de una madera llamada kanasín; para los travesaños o balancines se utilizaba el bojón y tres tablones de cedro rojo. Todo lo anterior constituía la cama del carro. El eje, como de 3 m, era de una madera muy fuerte llamada chimay o también de jabín. Las ruedas se componían de la maza formada con una madera llamada mora, y los rayos y cambas eran de chacté y de yaaxnic, respectivamente. Un muestrario de maderas entraba en la composición del carro de carga; pero esta elección tiene su razón de ser, pues cada una tiene propiedades distintas en cuanto a resistencia, elasticidad, dureza, etcétera. Toda esta armazón: cama, eje, ruedas, balancines y vara, estaba sólidamente ajustada con grandes tornillos de acero y tuercas, y la llanta de hierro entraba ajustada al rojo y al enfriarse quedaba bien templada. El carro era el único vehículo colonial de carga que transitaba por los caminos pedregosos. Se acostumbraba llevar sobre la carga del carro, cuando éste hacía viajes largos, un toldo de lona de techo cilíndrico.