Cardete, Pedro (1529-1619) Fraile nacido en La Mancha, España. A la edad de quince años ingresó en el convento de San Francisco, en Toledo, donde aprendió artes y estudió teología. La Orden franciscana lo promovió al convento de Alcalá de Henares, en donde se alistó para evangelizar en las tierras conquistadas. Llegó a Yucatán en 1553 para adoctrinar en las enseñanzas de Cristo a los indígenas. Al poco tiempo de estar en Mérida fue nombrado guardián de la Orden de San Francisco, en la provincia de Yucatán. Al dejar ese cargo se dedicó a los novicios del Convento Grande de San Francisco de Mérida, donde se distinguió por su disciplina, siendo el primero en llegar al coro para rezar los maitines y por la devoción de celebrar la misa en una hora.
En esa época gobernaba la Diócesis de Yucatán el obispo fray Gonzalo de Salazar, a quien se dirigieron varias personas para comentarle que fray Pedro Cardete tenía don de profecía. Se decía que en ciertas ocasiones, cuando le querían consultar, antes que le dijeran algo, ya había respondido lo que se debía hacer, lo que causaba la admiración de la gente. El fraile, muy apreciado por los meridanos, vivió en esta ciudad durante 66 años. Al cumplir 90 años de edad, cuando ya se sentía enfermo, bajó a la enfermería del convento y se internó en una celdita cercana a la capilla de Nuestra Señora de la Soledad, a la que tenía gran devoción, para esperar el día final de su existencia. El día de su muerte se congregó gran cantidad de gente a las puertas del convento. En señal de veneración y fanatismo le fueron quitando pedazos de su hábito, mechones de cabello y hasta dos dedos del pie, que tomaron como reliquias. El obispo Gonzalo de Salazar amenazó con excomulgar a quienes siguieran destruyendo el cadáver o sus vestiduras, pues ya le habían cortado cinco hábitos. Las honras fúnebres fueron rezadas por el obispo, que seguidamente ofició una misa pontifical.