Campanas La más remota referencia del uso de campanas en Yucatán corresponde a la primera fase de la Conquista. En 1528, Francisco de Montejo, el Adelantado, acampaba en Chichén Itzá, acompañado de 250 soldados. Al parecer, los españoles se valieron del sonido de una campana para poder escapar de un grupo de indígenas que los había atacado. Todas las campanas de la primera época colonial fueron traídas de España, y excepcionalmente de algún otro país. Sirva de ejemplo la nave que llegó a Campeche en 1549 trayendo campanas, entre otros objetos. Posiblemente en el siglo XVII llegaban de la Nueva España, donde ya se habían establecido fundiciones y se trabajaban metales, lo que en Yucatán no ocurrió sino hasta mediados del siglo XIX. Generalmente se les ponía la fecha de fundición. La Catedral de Mérida, cuya construcción concluyó en 1598, durante algunos años careció de campanas. La más antigua fue fundida en 1618 y donada por Pedro Sánchez de Aguilar, autor del Informe contra Idolorum Cultores; su peso es de 1 200 kg y se encuentra ubicada en la torre norte del edificio.