Cota, Blas (Oidor) De origen portugués. Doctor en derecho canónico y gobernador de la isla Tercera (Azores). Pasó a Guatemala con Pedro de Alvarado. Durante el gobierno de Alonso de Maldonado, Blas Cota fue teniente de gobernador. Posteriormente fue nombrado oidor de la Audiencia de los Confines. En Guatemala, Cota casó con Francisca Gutiérrez de Gibaja dejando ilustre descendencia en Guatemala. En febrero de 1549 fue nombrado por la Audiencia juez de residencia del Adelantado Montejo. Tenía instrucciones de aplicar con todo rigor la justicia en la revisión de cuentas y cargos contra los Montejo. Debía suspenderlos de sus cargos de gobierno y no permitir reasumirlos sin autorización expresa de la Audiencia. Cota asumía el cargo de gobierno con los mismos poderes que tenía el Adelantado. Esto venía a significar la destitución provisional de los Montejo. Mientras que la Audiencia de los Confines daba el nombramiento a Cota y éste se trasladaba a Mérida, la Corona decidió que Yucatán y Tabasco volviesen a la jurisdicción de la Audiencia de México y designaba a Herrera, oidor de ésta, para tomar residencia al Adelantado. La comunicación de estas resoluciones no llegó en el tiempo oportuno y Cota se encontraba ya en San Francisco de Campeche a mediados de abril de 1549. En este puerto se encontraron Cota y Francisco de Ugalde, juez de comisión enviado por la Audiencia de los Confines para averiguar los desmanes ocurridos en Tabasco. Ugalde traía tales facultades que Montejo, el sobrino, no se atrevió a oponerse y renunció al puesto de alcalde mayor perdiendo el Adelantado la jurisdicción de Tabasco. Ugalde, no conforme con solucionar el problema de Tabasco, pasó a San Francisco de Campeche y por último a Mérida para revisar las cuentas de la administración. Actuó con mucha energía y emplazó al Adelantado a presentarse en Guatemala, nueva sede de la Audiencia, para responder a los cargos que le hacían. Ugalde permaneció como ayudante de Cota. El 13 de mayo el oidor llegó a Mérida y notificó a las autoridades las facultades que traía. Aunque el Adelantado pretendió desconocer al nuevo funcionario, Cota encontró suficiente apoyo para desempeñar su comisión.
En este período en el que Cota iniciaba su actuación en Mérida, llegaba a México la notificación del cambio de jurisdicción de Yucatán y Tabasco y el nombramiento de Herrera. Cota proclamó inmediatamente después de su llegada a Mérida el juicio de residencia en ésta, en Valladolid y en Santa María de la Victoria. Cota llevó el juicio de estas provincias como un solo proceso, terminó su labor a fines de junio y dictó sentencia. Muchas de las acusaciones hechas, coincidían con las presentadas por los adversarios de Montejo desde el inicio de la colonización. Otros cargos más recientes fueron sobre la actuación de Montejo en su intento de retener bajo su gobierno la provincia de Tabasco. Aunque el Adelantado trató de defenderse de las acusaciones de Cota, declaró a Montejo, al hijo y al sobrino, culpables de la mayoría de los cargos. Lo significativo de la intervención de Cota fue la suspensión de sus cargos de gobierno a los tres Montejos, pues la Corona finalmente aprobaría el juicio de residencia que les tomó Cota. A la llegada de Francisco Herrera, Cota le entregó al gobierno. El oidor de México encarceló a Blas Cota acusándolo de ejercer funciones sin autoridad legítima y lo sometió a proceso señalándole la pena de muerte si de nuevo intentaba ejercer en Yucatán facultad alguna, lo desterró de Yucatán y Guatemala por tres años y lo multó por los gastos de todos los litigios llevados ante él. Cota apeló contra la sentencia de Herrera ante la Audiencia de los Confines y la de la Nueva España alegando haber actuado con absoluta autoridad y legalidad. La Audiencia de los Confines a través de su presidente López de Cerrato protestó ante el rey por los procedimientos seguidos por Herrera. La Audiencia de la Nueva España revisó el caso y ordenó a Herrera poner en libertad a Cota y que se presentara ante ella en la Ciudad de México. La Audiencia de la Nueva España no sólo absolvió a Cota en 1550 sino que lo vindicó totalmente, revocando las sentencias que Herrera había acumulado contra él.