Cordemex Empresa nacida en respuesta a la necesidad de los productores de henequén de asociarse para formar una empresa única encargada de comercializar la fibra y sus derivados. Con la creación de Cordemex se trató de evitar la competencia desleal que se hacían los propios productores cordeleros. Fue fundada cuando era presidente de la República Adolfo López Mateos y gobernador del estado, Agustín Franco Aguilar. Más adelante, el gobierno federal adquirió la mayoría de las acciones y la transformó en una entidad paraestatal. La escritura constitutiva se firmó en Mérida el 29 de diciembre de 1961. Su objetivo era contar con un organismo que asegurara la venta al mejor precio posible de la producción de henequén y el ingreso al estado de mayor número de divisas. Además, convertirse éste en exportador de manufacturas para: garantizar ocupación continua a los obreros cordeleros y su mejoramiento económico, eliminar la posibilidad de stock y seudo-stock de fibra, que fácilmente se formaban en el pasado, así como evitar las maniobras de los compradores extranjeros que especulaban con los precios, y representar intereses públicos vitales para Yucatán imponiendo al gobierno nacional la obligación de vigilar en todo tiempo su administración eficaz y honesta.
Al adquirir la empresa el gobierno federal, se inició un proceso de transformación de la estructura productiva industrial, que permitió que a principios de los 70 se contara con uno de los complejos cordeleros más modernos, capaz de enfrentar en mejores condiciones las nuevas características del mercado internacional. Para lograr sus objetivos emprendió dos tipos de acciones: una tendiente a disminuir los precios de la fibra y otra, modernizar y concentrar su equipo de industrialización. Cuando Cordemex se constituye como empresa paraestatal existían en la entidad aproximadamente 40 fábricas, de las cuales cuando mucho siete poseían equipos adecuados para producir hilos agrícolas con la calidad necesaria que exigían los consumidores. Con el programa de reorganización de la planta industrial, las fábricas más pequeñas y con maquinaria antigua fueron cerradas y la maquinaria de otras fue trasladada a las plantas de mayor tamaño para su fusión. A mediados de 1966, Cordemex había cerrado siete plantas y a fines de 1967 sólo estaban funcionando 18 de las 40 inicialmente adquiridas por el gobierno federal. El proceso de concentración continuó; para 1969 solamente funcionaban cinco fábricas de las originales. Este proceso de concentración y modernización hizo que los costos de producción disminuyeran y la productividad aumentara. En 1972, Cordemex había concluido la reestructuración de todas las cordelerías de la empresa, capacitándola para procesar la totalidad de la fibra producida en Yucatán. En ese año contaba con 10 fábricas instaladas en la entidad, tres en otros estados y una en Guatemala. La capacidad productiva se incrementó entre 1970 y 1972, de 80 000 toneladas a 125,000. Con esto, logró alcanzar gran parte de sus objetivos, siendo el más significativo la integración de sus procesos industriales en grandes unidades fabriles, constituyendo la mayor de ellas el complejo industrial cordelero Salvador Alvarado, en el que se instalaron las fábricas más importantes. Así quedó prácticamente configurada la planta industrial de Cordemex en donde, además de la fabricación de hilos agrícolas y comerciales que representaban la principal producción, también se elaboraban importantes volúmenes de jarcias, telas, sacos, fieltros, pisos, alfombras, tapetes, recubrimientos, etcétera. No obstante, el proceso de integración no había concluido; a principios de 1972 Cordemex sólo tenía 10 desfibradoras. El proceso de adquisición de desfibradoras se inició en 1967. Con anterioridad, 1964-1967, la fibra se maquilaba en las desfibradoras de los pequeños propietarios y en las del Banco.
En el período de 1972 a 1976, prácticamente quedó configurada e integrada toda la estructura productiva, industria y desfibración. A finales de 1979 se inicia la maquila de la fibra ejidal en desfibradoras de Cordemex, que al paso de los años captó la totalidad de la fibra producida por los ejidatarios. Asimismo captó una parte importante de la fibra de los parcelarios y pequeños propietarios, con lo que aproximadamente el 90% de la producción del henequén y fibra de Yucatán llegó a las fábricas de Cordemex. Posteriormente Cordemex implantó un programa de aprovechamiento integral del henequén, en el cual se experimentó en laboratorios la manera de procesar y convertir en productos útiles los deshechos de la fibra. Se descubrió que el bagazo puede ser utilizado como forraje para alimentar al ganado, el jugo de henequén para producir cortico-esteroides, sustancias útiles para la industria farmacéutica en el tratamiento de padecimientos reumáticos, inflamatorios, alérgicos, etcétera, como materia prima para la fabricación de pulpa celulosa o pulpa papelera; también su uso en la industria de la construcción, para hacer placas de concreto mezclado con fibras de henequén, láminas de resina poliéster, refuerzo estructural de diversos moldeados plásticos, construcción de tableros de material aglomerados, etcétera. Sin embargo, la industria del henequén ya había empezado a tener problemas; en 1965 tuvo que soportar el derrumbe de precios en el mercado internacional y por tanto el gobierno subsidia a los ejidatarios; en 1974 se recupera la producción, pero en 1976 se enfrenta otra crisis; ya para 1977 la producción iba en descenso continuo.
La escasa competitividad del henequén de Yucatán en el mercado internacional, dado su elevado costo, le restó posibilidades de resurgimiento. Como alternativa para resolver el problema social y productivo del henequén y modernizar la economía del estado se creó el Programa de Reordenación Henequenera y Desarrollo Integral de Yucatán, de 1984. Así, en 1987 se inicia la transferencia de la empresa paraestatal Cordemex a manos del gobierno del estado, en lo tocante a su administración, y desaparece el fideicomiso henequenero de corte netamente federal y surge el Fondo de Apoyo a las Actividades Productivas en Yucatán (FAAPY), como entidad crediticia estatal con recursos federales. Se separan las desfibradoras de Cordemex para conformar la empresa paraestatal Desfiyu, responsable del primer proceso industrial del henequén: el desfibrado de la penca y la venta de la fibra. En 1982-1987 Cordemex redujo a montos mínimos sus pérdidas y su necesidad de aportaciones federales; había dejado de ser una carga pesada para el erario público. En 1983 llegó incluso a operar en punto de equilibrio. En 1989, sin embargo, como parte de la política federal de desincorporación de paraestatales, comienza a hablarse de su privatización. En marzo de 1990 se pone en marcha el programa de reestructuración de la actividad henequenera, se empieza a liquidar a 1,500 empleados de varias plantas. Es en 1991, durante el gobierno interino de Dulce María Sauri, cuando se informa de la desintegración de Cordemex y en octubre, después de casi tres décadas en manos oficiales, las fábricas que pertenecieron a Cordemex pasaron a manos de empresarios yucatecos. Durante su período como empresa gubernamental fueron directores de Cordemex, Miguel Olea Enríquez, Federico Rioseco Gutiérrez, Carlos Capetillo Campos, Rodolfo Menéndez Menéndez, Juan Duch Gary, Raúl Torre Rodríguez, Luis Felipe Riancho Seguí y nuevamente Raúl Torre Rodríguez.