Codorniz (En maya, bech’) Colinus nigrogularis. Ave parecida a la codorniz común C. virginianus. Pertenece a la familia de los fasiánidos. Originalmente sólo existía en la selva baja espinosa del noroeste de la Península, pero su expansión fue favorecida por los desmontes y ahora se le encuentra en los tres estados peninsulares, así como en Belice y Guatemala. Su plumaje es café rojizo, moteado de blanco o café opaco. El macho tiene la cara y la garganta negra. La parte posterior de su cabeza y cuello es de color negro con una línea blanca que pasa bajo los ojos y oídos hacia el cuello. Las plumas del pecho y la porción ventral son blancas bordeadas de negro y dan un aspecto de escamas; los costados son de color café rojizo fuerte, moteado de blanco, el dorso y las alas son cafés, rayadas y vermiculados de ante, café y negro. Su pico es negro. La hembra tiene la coronilla oscura sin llegar a negro. El dorso, las alas y los costados son moteados de café y negro. El tórax es café rojizo moteado de un café más pálido. Su pico es café oscuro. Las milpas y los cultivos de henequén forman un medio propicio para su desarrollo. La anidación ocurre durante la primavera y el verano. Se alimentan de semillas silvestres. Andan en bandas de 8 a 20 aves. Cada una demarca su área para habitar, por lo general medio kilómetro aproximadamente. En época de apareamiento, las bandadas se desintegran para formar parejas. Construyen sus nidos en lugares escondidos entre el zacate y las hierbas y ponen de 10 a 15 huevos, que son de tono blanco opaco y miden de 24 a 30 mm de longitud. El período de incubación es de 24 a 25 días y en él participan los machos, los cuales también cuidan a los polluelos y se ocupan de toda labor en caso de que la hembra falte. No es un ave de vuelo prolongado, ya que pronto se posa en un área del campo y continúa con la búsqueda de alimento en el piso. Incluso cuando se siente perseguida, prefiere caminar más rápido y casi correr antes de levantar el vuelo, con un repentino revoloteo peculiar. Su caza indiscriminada, hasta en épocas de reproducción y la destrucción de su hábitat, ha mermado su población.