Cirugía general Dentro de la medicina maya, los procedimientos quirúrgicos fueron escasos, pudiéndose mencionar apenas los masajes, las maniobras para componer huesos luxados o rotos, la aplicación local de las hierbas para curar heridas, quemaduras y úlceras. Así como la punzadura con púas de puerco espín para algunos dolores neurálgicos; la sangría, que practicaban introduciendo debajo de la piel de la frente el koh-kan, colmillo de serpiente cascabel, cuyo canal hacía las veces de cánula o trócar. Además de la incisión de abscesos por medio de cuchillos de obsidiana; la extracción de cuerpos extraños, como puntas de proyectiles, etcétera.
Con la expedición de Francisco de Montejo, llegó un cirujano militar, Juan del Rey, que fue uno de los fundadores de la ciudad de Mérida. Hacia 1690 llegó un cirujano militar llamado Juan José Castro, que acompañó al gobernador Urzúa en su expedición al Petén en 1697 y hasta 1791 se sabe de otro cirujano militar llamado Antonio Poveda. Ya consumada la Independencia, en 1833, Ignacio Vado Lugo, graduado en París, fundó en Mérida la Escuela de Medicina junto con Juan Hübbe, doctorado en Alemania, y comenzaron la enseñanza de la cirugía, que se limitaba a inmovilizaciones en fracturas, aberturas y drenaje de abscesos con hilas, tratamiento de heridas y úlceras con ungüentos, indicación de sanguijuelas y sangrías que eran hechas por los sangradores y barberos. Aunque fue un hecho aislado, en junio de 1847 se efectuó una amputación bajo anestesia con éter, administrada por José Matilde Sansores.
Al comenzar la Guerra de Castas, en 1848, se incorporaron al ejército los cirujanos Nicolás Febles y José Esteban Canto, así como otros que aún eran estudiantes de medicina, como Anacleto Villanueva y Agustín O’Horán. Es interesante consignar que en 1850, en Campeche, el estudiante de medicina Juan José León Ibarra publicó un libro titulado Pequeño tratado de cirugía menor. Desde 1846 había llegado a Mérida el médico estadounidense Mortimer Brochway Tappan, que cambió su nombre a José María Tappan; se incorporó a la Escuela como profesor de cirugía y fue nombrado cirujano del Hospital de San Juan de Dios; a partir de 1852 se dieron a conocer varias de las operaciones por él realizadas. En 1868 retornó a Mérida José Ricardo Sauri, graduado en Nueva York y que sirvió como cirujano en el ejército estadounidense; fue nombrado profesor de clínica quirúrgica y en el hospital realizó varias intervenciones que por primera vez se efectuaron en nuestro medio, además de que exigió que hubiese siempre un médico anestesista. Luis Augusto Molina tomó varios cursos en París, entre ellos de cirugía; en 1871 regresó a Mérida y ocupó varias veces la Dirección de la Escuela, a la cual dio una buena organización. En 1887, de acuerdo con Sauri, separó a los pacientes de cirugía de los de medicina, que estaban juntos en las salas del hospital. En 1890 Sauri fundó el primer sanatorio quirúrgico privado, con el nombre de Casa de Salud.
En 1891 Saturnino Guzmán Cervera, que había tomado varios cursos en Europa, obtuvo la cátedra y el servicio de cirugía; implantó medidas de asepsia y antisepsia, trajo nuevo instrumental y practicó por primera vez muchas operaciones; a este insigne médico puede considerársele el maestro de la cirugía en Yucatán, pues impartió sus enseñanzas durante más de 40 años. En el Hospital O’Horán, en 1902, se dividió el servicio de cirugía, quedándose Guzmán en el de hombres y nombrándose a Manuel Palma Mena en el de mujeres. En 1906 ocupó el hospital sus nuevos edificios y se abrió otro servicio de cirugía de hombres, que dirigió Eudaldo Ferráez y se designó a Ignacio Molina en el de mujeres. Después de la primera década del siglo varios médicos fueron a París para cursar diversas especialidades quirúrgicas. A partir de 1920, destacaron como cirujanos generales, entre otros, Mariano Correa Espinosa, Siegfried Figueroa M., Alberto Berrón Guerrero, Pedro Cámara Milán, Benito Ruz Quijano, Mauro Buenfil Ramírez, Efraín Gutiérrez Rivas y Ernesto Guzmán Méndez. En esos mismos años comenzaron a sobresalir los cirujanos Manuel Espinosa Sierra, Humberto Sauri Cisneros, Ernesto Guzmán Espinosa y Raúl H. Bolio Vales.
Después de 1940 se registró otro movimiento de médicos que ampliaron sus estudios, unos por su cuenta y otros becados, dirigiéndose a La Habana, Cuba, a la Ciudad de México y a varios puntos de los Estados Unidos. Regresaron especializados en diversas ramas de la cirugía. Posteriormente se siguieron formando cirujanos generales, destacando Herberto Méndez Cetina, Fernando Arana Padrón, Jorge Guzmán Sosa, Carlos Maury Cuna, Luis A. Navarrete Ruiz del Hoyo, Álvaro Quijano Vivas, Alfredo Canto Solís, Rafael Pacheco Guzmán, Fernando Aguilar Castillejos, Luis Alberto Araujo, entre otros. Se organizó, por otra parte, la Sociedad Yucateca de Cirugía General.