Castorena y Urzúa, Juan Ignacio (1668-1733) Obispo de Yucatán. Nació en la ciudad de Zacatecas y murió en Mérida, Yucatán. Hijo de familia acomodada, fue estudiante del Real Colegio de San Ildefonso, institución dirigida por la Compañía de Jesús. Obtuvo el grado de doctor en derecho, por la Universidad de México, y en sagrada teología, por la Universidad de Ávila. Ordenado sacerdote, el rey le otorgó una prebenda en la iglesia metropolitana de México, donde llegó hasta chantre, al tiempo que impartió cátedra de sagradas escrituras en la universidad. Fue calificador del Tribunal de la Inquisición y comisionado en ese tribunal por los obispos de Yucatán, Guadalajara, Oaxaca y Guadiana; también fue provisor de indios de la Arquidiócesis de México, examinador sinodal y abad de la Congregación de San Pedro, entre otros cargos relevantes. Se caracterizó por su gran afición a la literatura y por la difusión que dio en Europa a la obra de Sor Juana Inés de la Cruz, a quien defendió y vindicó.
Según el historiador Crescencio Carrillo y Ancona, residió muchos años en Madrid, España, donde alcanzó los títulos de capellán honorario de la Corte, protonotario apostólico y agregado a la Nunciatura de España. A su regreso a México, fundó en Zacatecas, en 1702, el Colegio para Niñas Los Mil Ángeles Custodios de María Santísima y, de acuerdo con sus biógrafos, en 1722 imprimió durante seis meses La Gaceta de México, por lo cual es considerado el primer periodista mexicano. El rey Felipe V lo nombró obispo de la Diócesis de Yucatán al dejarla vacante Juan Gómez de Parada, promovido en 1728 a la Diócesis de Guatemala. El Papa Benedicto XIII despachó las bulas el 6 de julio de 1729 y Castorena y Urzúa fue consagrado en la ciudad de Puebla por el obispo Juan Antonio Lardizabal y Elorza. Tomó posesión del obispado el 11 de septiembre de 1730. Su gobierno duró tres años, en los cuales emitió la Carta Pastoral Escuela Mística de María Santísima. Pastoral dirigida a los diocesanos de Yucatán, que fue un tratado a la devoción de la Virgen María, impresa en 1731. Durante su gestión recorrió la diócesis en visita pastoral; promovió la beatificación de Juan González y Gregorio López; gastó sus rentas episcopales en la Catedral, en la educación de jóvenes eclesiásticos, fomentó la calidad de la educación en la Universidad de San Javier y en el Colegio de San Pedro, y apoyó a las iglesias pobres, así como a obras de beneficencia.
De acuerdo con la lista formulada por el bibliógrafo Beristain y reproducida por Francisco Sosa en su libro Mexicanos distinguidos, Castorena y Urzúa es autor de las siguientes obras: El Abraham académico (México, 1696), Elogio de la Inmaculada Concepción de María Santísima, pronunciado en el Real Monasterio de las Descalzas de Madrid (Madrid, 1700); Fama y obras póstumas de Sor Juana Inés de la Cruz, la Monja de México (Madrid, 1700); Elogio de San Felipe Neri (México, 1703); Sermón de la Santa Cruz en los ejercicios de oposición a la canongía magistral de México (México); Panegírico de San Bernardo Abad (México, 1709); México plausible, historia de las demostraciones de júbilo con que la Catedral de México celebró las victorias del señor Felipe V en Brihuega y Villaviciosa (México, 1711); Oración eucarística por la feliz batalla de Brihuega (México, 1712); Panegírico del apóstol San Pablo (México, 1719); Ejercicios devotos para acompañar a la Virgen María en su soledad (México, 1720); Devocionario a los Santos Ángeles (México y Cádiz); Panegírico en la Dedicación del Templo de Capuchinas de Corpus Christi de México (México, 1725); Reglas para los congregantes eclesiásticos de San Pedro (México, 1725); Dictamen encomiástico sobre la fiesta de la conversión de San Ignacio de Loyola (México, 1723); Apología litúrgica de la nueva fiesta de la conversión de San Ignacio (México, 1724); El minero más feliz: elogio del venerable fray Juan Angulo, religioso lego de San Francisco de Zacatecas (México, 1728); Escuela Mística de María Santísima, pastoral dirigida a los diocesanos de Yucatán (México, 1731); Las dos tablas de la ley, o vida de los Santos Nicodemus y José de Arimatea; Historia del Santo Cristo de Zacatecas y Comentaria in Evangelicum Vatem Esaiam. Falleció el 13 de julio de 1733 y fue sepultado en la capilla del Cristo de las Ampollas, en la Catedral de Mérida.