Casa Morisca (Mérida) Original edificio ubicado en la esquina de las calles 56 y 51. Consta de 23 cuartos, incluidos vestíbulo, salones, pasillos y baños. Cada uno tiene decoración diferente, en tonalidades también distintas en techos y paredes. En la decoración se emplearon plantillas al temple de huevo, que es una antigua técnica medieval; los motivos de las pinturas y estucos, así como de la arquitectura, son de estilo mudéjar. El vestíbulo está rematado por una gran cúpula; las puertas tienen vitrales como remate y es muy llamativo el pórtico de entrada, con dos arcos. En el espacio bajo de la cúpula, hermosamente decorada con pinturas y vitrales, es donde reside la esencia morisca de la construcción, ya que los pasillos que conducen a los cuartos tienen un estilo diferente, más europeo. Una de las principales características de la Casa Morisca son sus vitrales en los cuales se encuentran todas las técnicas antiguas de elaboración de vidrio: el grabado al ácido, el emplomado, el horneado y el esmerilado, en una conjugación admirable que logra una gran variedad de diseños. En las partes altas de las ventanas se pueden ver dibujos de dos rosas de ocho pétalos cada una, como ocho son las puertas y ocho las ventanas que enmarcan el espacio bajo la cúpula. Los rosetones pueden verse desde las puertas exteriores, donde los vitrales tienen tonos de azul y rojo. Los vitrales esmerilados están en la parte baja de los rosetones. Las puertas de acceso principal presentan dibujos de herrería con arabescos y cristal esmerilado. La parte superior de la cúpula también está revestida de vitrales y tiene dibujos grabados al ácido sobre el vidrio de color. El número ocho aparece en el diseño de la cúpula y es uno de los motivos más bellos de la Casa Morisca. Los vitrales de las ocho puertas, que enmarcan el espacio bajo la cúpula, son emplomados y de una gran riqueza en diseño.
Historia. A fines del siglo XIX llegó a Mérida un español llamado Genaro Pérez Santos, proveniente de Santiago de Compostela y dedicado al comercio, quien contrajo nupcias con María Alzina. A principios del siglo XX, en un viaje a España, compró los planos para la edificación de la casa y comenzó la construcción a mediados de 1908, terminándola en 1909. La familia vivió ahí hasta 1915 en que se trasladó a La Habana, Cuba, donde luego murió Pérez Santos; la viuda regresó a Mérida y dio arrendado el predio que sirvió como casa habitación unos años más. De 1920 a 1930 funcionó ahí el consulado de los Estados Unidos y luego se vendió. En 1932, Fernando Narváez Aguilar instaló su Casa de Maternidad, que funcionó en ese local hasta 1940. De ese año en adelante, alojó a varias familias humildes y después se utilizó como bodega. Por algún tiempo fue propiedad de la familia Madáhuar Pavía, siendo el propietario actual José Chapur Zahoul. En 1991 se hizo una restauración completa bajo la dirección de Eduardo Millet Cámara.