Carrito Pequeño vehículo que rodaba sobre rieles de cincuenta centímetros de ancho, sistema Decauville, tenía la forma de un pequeño tranvía y lo fabricaban artesanos yucatecos. Estos vehículos los tiraba una mula que se enganchaba al carro con una simple pechera, consistente en un arreo fabricado con cordeles de henequén, tejido a mano.
La caja del carrito era un armazón cuadrado de líneas torneadas, de madera de cedro o de pino, como de dos metros y medio de largo por un metro y medio de ancho. Esta armazón se aseguraba sólidamente sobre un truck de plataforma, cuando era de tamaño chico. Había carritos grandes que se atornillaban sobre dos trucks.
Unos pilares o columnillas torneadas sostenían el techo del vehículo, del mismo largo que la plataforma. Se cubría por ambos lados con cortinas de lona que podían arrollarse a los lados del techo y se sujetaban por correas. Este cortinaje era para proteger a los pasajeros de la lluvia. Según su tamaño, estos carros solían ser cerrados o abiertos. Los chicos estaban generalmente abiertos, con cuatro bancas de madera, con respaldos convertibles como los asientos de ciertos coches de ferrocarril. Los grandes eran cerrados, teniendo dos bancas corridas laterales. Se utilizaban para conducir pasajeros de las fincas de campo a las estaciones del ferrocarril y formaban parte del material rodante de las haciendas. Databan de la última década del siglo XIX. Se empezaron a construir en las haciendas y en los pueblos, usándolas como tranvías vecinales desde que se importó de Bélgica el sistema de rieles y material rodante Decauville, que fue adoptado por los hacendados para transportar, por medio de plataformas, los productos de sus fincas.