Carrillo Suaste, Fabián (1822-1894) Periodista, escritor y abogado nacido y muerto en Mérida. Publicó en los periódicos y revistas de la época artículos humorísticos, científicos, morales y filosóficos, así como fábulas, narraciones satíricas, oraciones cívicas, discursos políticos y oraciones fúnebres. Realizó sus estudios en el Seminario Conciliar de San Ildefonso. Firmó sus escritos con los seudónimos de «Fabio» y «Niní Moulin». Su libro La Colección literaria. Obras publicadas y otras inéditas (1881), apareció por entregas y contiene su obra literaria a partir de 1846. Incluye sus colaboraciones en periódicos como El Registro Yucateco, La Linterna, Don Bullebulle, Mosaico, La Patria (posteriormente llamado El Tribuno), El Pensamiento y El Repertorio Pintoresco. Sus primeros artículos serios los publicó en el Almanaque de Espinosa. Para Don Bullebulle produjo amenos cuadros costumbristas como «El amigo D. Tadeo», «Con él me divierto», «Hay hombres desgraciados», «Hay hombres con fortuna», «Un desafío», «Para hacer carrera», «La nariz de Picheta» y otros.
De 1850 a 1852, escribió para La Linterna: «Calesas de alquiler», «La carta de mi compadre y sus consecuencias», «Nombres y apellidos», «El gastrónomo duende», «Un hombre de pueblo», entre otros. En El Mosaico apareció el artículo «Fragmentos de un viaje hecho a la Sierra Alta en enero de 1845», escrito el mismo año y dividido en varios capítulos y publicados separadamente, (1849). En 1869 La Revista de Mérida incluyó «Fragmentos de un segundo viaje a la Sierra Alta a mediados de 1850» y en 1851 «Memorias íntimas de Niní Moulin», «Sobre los esquimales» y «Escenas populares». Por último, en el Álbum Yucateco, publicó un cuadro de costumbres sobre la fiesta de Santiago y en el periódico El Pensamiento: «Una uña», «Mi sonrisa» y «La vieja verde». Fue diputado a fines de la década de 1840 y fundador, en 1850, de la revista La Linterna, cuya publicación llegó a ocho cuadernos. En 1864 se integró a la Junta Central nombrada por el comisario imperial José Salazar Ilarregui, para encontrar la mejor manera de acabar la campaña contra los indígenas sublevados en la Península. En 1865, durante la visita a Mérida de la emperatriz Carlota, fue nombrado consejero honorario de estado. Al crearse en 1866 el Museo Yucateco, fue parte de la Junta Especial para administrarlo, siendo designado uno de sus vocales propietarios. Junto con José García Morales, redactó el periódico La Patria en 1878. Fue, asimismo, director de El Regenerador y uno de los fundadores de El Eco del Comercio. Se distinguió como orador y ocupó el cargo de magistrado en el Tribunal Superior de Justicia. A su muerte, laboraba en la Sección de Comercio del Registro Público de la Propiedad. Impartió cátedras de Derecho en la Escuela de Jurisprudencia. Sobre su obra, asienta José Esquivel Pren: «La vena jocosa y jocunda de Carrillo Suaste es uniforme y deliciosa en todos y cada uno de sus cuadros de costumbres y artículos festivos, no apartándose un punto, en sus temas, del material humano regional yucateco, del lenguaje y estilo vernáculos y de las cosas e instituciones del país». Fue socio fundador de la Academia de Ciencias y Artes.