Cardiopatías Nombre genérico que reciben las enfermedades del corazón cuyas causas son variadas, pudiendo ser por defectos congénitos (persistencia del agujero interventricular o del conducto arteriovenoso) o por problemas adquiridos en el curso de la vida, como algunas enfermedades infecciosas (miocarditis), consecuencias inflamatorias (endocarditis, alteraciones valvulares), obstrucción de las arterias coronarias (embolias, trombosis), muerte del tejido cardíaco (infarto al miocardio) y alteraciones de la conducción nerviosa (fibrilación auricular o ventricular).
El paro cardíaco que obviamente es siempre súbito, es la consecuencia de la acción de esas causas y de algunas otras no enumeradas por no ser propiamente enfermedades del corazón. Dentro de los factores más frecuentes están las infecciones estreptocóccicas sufridas en la infancia que en algún momento producen la fiebre reumática; ésta a su vez origina la endocarditis y las consecuencias repercuten en las válvulas mitral o tricúspide, cuya estrechez o insuficiencia producirá problemas hemodinámicos y funcionales serios y aun mortales.
Otra cadena de riesgos está constituida por la alimentación rica en grasas, falta de ejercicio, obesidad, desarrollo de la diabetes y aumento del colesterol. En una encuesta realizada entre pacientes con males cardíacos (doctor L. Vargas, 1991) se encontró que el 11.7% tenía diabetes mellitus. Por otra parte, las tensiones emocionales con fatiga prolongada (estrés), tabaquismo y aumento del colesterol son factores que contribuyen a producir las cardio-patías isquémicas, que ocurren con mayor frecuencia entre la cuarta y la quinta década de vida, más en hombres que en mujeres. Para el diagnóstico de estos estados se emplean la ecocardiografía y la prueba de esfuerzo; esta última puede dar un 15% de positividad en personas con síntomas vagos o variados. Es muy interesante el estudio de la mortalidad por enfermedades del corazón en Yucatán, cuya evolución de la tasa por 100,000 habitantes es la siguiente: 1918, 49.9; 1930, 65.0; 1960, 41.7; 1970, 83.4; 1980, 69.9, y 1990, 72.1. Como puede observarse, aunque haya fluctuaciones, la tasa se ha mantenido dentro de ciertos límites y debe recordarse que la certificación de las defunciones está sujeta al número de médicos existentes, criterios para valorizar la causa de la defunción, así como para hacer las tabulaciones estadísticas. De todos modos, los datos anteriores contrarrestan la creencia popular de que las enfermedades del corazón ocasionan más defunciones. Lo que ha variado es la posición de las enfermedades del corazón como causa de defunción; en 1918 ocupó el decimotercer lugar, 1930.-decimoprimero, 1960.-sexto, 1970.-cuarto y en 1980 y 1990 el primer lugar. Esto no significa aumento, sino más bien disminución de las otras causas de muerte por mejores tratamientos, prevención con vacunas, erradicación o control de otras, etcétera.