Meléndez, Leandro Ingeniero y militar, de origen tabasqueño. Durante el gobierno de Eleuterio Ávila fue nombrado militar de la plaza de Izamal y contribuyó a la defensa de Yucatán, cuando se levantó en armas el Batallón Cepeda Peraza, jefaturado por Patricio Mendoza. Álvaro Gamboa Ricalde, en su libro Yucatán desde 1910, Tomo II, 1943, dice que Meléndez era un «hombre de talento organizador y de valor personal», uno de los primeros jefes militares en aceptar el movimiento rebelde de Abel Ortiz Argumedo. Con relación a este suceso, refiere el autor que la noche del 9 de febrero de 1915, Meléndez salió de Izamal, en franca rebelión al mando de 150 hombres.
En Tekantó se le incorporó el coronel Leonel Sosa Arce y sin mayores problemas llegó a Tixkokob, punto estratégico de contacto con las fuerzas de Ortiz Argumedo que se movilizaban desde Temax. En Tixkokob se incorporaron un teniente coronel de apellido Catzín con 80 hombres y un coronel de apellido Jiménez, jefe de una parte de la Brigada Sosa, sumando las fuerzas al mando de Meléndez en poco más de 300 hombres. Enterado el gobierno del movimiento rebelde que se preparaba, el 1 de febrero mandó por ferrocarril de vía angosta al coronel Alfonso de la Huerta con 400 hombres y por ferrocarril de vía ancha al general Lino Muñoz y al coronel de dinamiteros Bernardino Mena Brito, con 150 hombres de tropa para combatir a los rebeldes que encabezaba Meléndez. Las fuerzas de Lino Muñoz retornaron el mismo día a Mérida sin atacar a los sublevados y las de Alfonso de la Huerta, después de un ligero tiroteo, cayeron en poder de Meléndez que hizo prisioneros a De la Huerta y a 26 oficiales, además de apoderarse de los trenes, armas, y otros objetos de los atacantes. Posteriormente, cuando los argumedistas llegaron a Mérida, sus principales jefes ocuparon el Palacio de Gobierno, donde se verificó una junta de comandantes militares para fijar las bases del nuevo estado de cosas. Se acordó que Abel Ortiz Argumedo fuera el gobernador accidental; Meléndez, jefe de las armas, e Ignacio Magaloni, tesorero, y que los tres formaran un consejo o triunvirato con el fin de resolver los asuntos urgentes de interés social y político. Esta junta de gobierno nombró una comisión compuesta por Nicanor Ancona Cámara, Domingo Evia, Rafael Regil, Manuel J. Sánchez y Leandro Meléndez, para que bajo su jefatura pasaran a La Habana a comunicarse con Carranza o en su caso, adquirieran armas y pertrechos de guerra con que sostener la rebelión. La comisión salió de Mérida en los primeros días de marzo de 1915; recibió del gobierno del estado una carta de crédito por 480,000 dólares, de la cual sólo le fue pagada la suma de 204,250 dólares. Los comisionados compraron un barco, «Teresa», que adquirieron de la casa Luis L. Aguirre y Cía, de La Habana, armas y municiones, entre otras cosas. No se sabe con exactitud qué pasó con el barco y el sobrante del dinero; pero al parecer se lo repartieron entre los comisionados, acto vandálico que desvirtuó el movimiento. Luego, Meléndez fue sustituido en la jefatura de las operaciones militares por el coronel Jacinto Brito. La rebelión de Abel Ortiz Argumedo fracasó, porque no pudo obtener el apoyo de Carranza, no obstante de los intentos que hicieron y de la amistad que Magaloni tenía con el primer jefe. La aventura de los rebeldes concluyó cuando Venustiano Carranza nombró gobernador y comandante militar de Yucatán a Salvador Alvarado, ordenándole acabar con los sublevados. Después de una serie de combates, Alvarado entró triunfante a la ciudad de Mérida el 19 de marzo de 1915.