Manzanilla Montore, Gerardo

Manzanilla Montore, Gerardo  Hacendado henequenero. Desde su juventud se dedicó al comercio y logró amasar una inmensa fortuna que le permitió adquirir la hacienda San Francisco Manzanilla, ubicada por el rumbo de Dzidzantún. El Diccionario histórico y biográfico de la Revolución Mexicana indica que fue maderista y que el 5 de febrero de 1909 integró en Mérida la primera directiva del Partido Antirreeleccionista de Yucatán. Eric Villanueva Mukul, en su libro Así tomamos la tierra. Henequén y haciendas durante el porfiriato, comenta que la Liga de Resistencia de Dzidzantún promovió varias huelgas en contra de los patrones de las haciendas de los alrededores, particularmente de la San Francisco Manzanilla, para conseguir mejores salarios y condiciones de trabajo, y sobre todo para evitar las fajinas. El castigo de seis miembros de la liga de esa localidad por promover una huelga en dicha hacienda, ameritó la intervención directa de la Liga Central de Partido Socialista del Sureste. También, el Diccionario… señala que en julio de 1921, Manzanilla se reunió con Ricardo Molina Hübbe, Enrique Aznar Mendoza, Carlos R. Menéndez y un grupo de hacendados, con el fin de intentar aniquilar al Partido Socialista del Sureste, ya que apoyaba al Partido Socialista Mexicano. Por iniciativa de Menéndez se llevó a cabo en casa de Manzanilla una junta de partidos políticos, con el objetivo de unificar los criterios de cara a las elecciones gubernamentales que se efectuarían ese año. A la junta asistieron, por el Partido Socialista Mexicano, Enrique Recio, presidente, y Felipe Rosas Garibaldi, secretario; por el Partido Democrático, Ricardo Molina Hübbe, presidente; Vicente Peniche López, vicepresidente, y Enrique Aznar, secretario, y por el Partido Liberal Constitucionalista, su presidente José B. Garma. A sugerencia de Carlos R. Menéndez, se esperó a Miguel Alonzo Romero, candidato al gobierno por el Partido Liberal Constitucionalista, para empezar la reunión.

Manzanilla fue agredido en octubre de 1921 por su antipatía hacia el Partido Socialista del Sureste. El agresor fue un sujeto a quien se le acusaba de ser el autor intelectual del asesinato del periodista Florencio Ávila y Castillo. Antes, el 14 de octubre, la Comisión Agraria presentó un dictamen para entregar por vía ejidal 1,080 ha de la hacienda San Francisco Manzanilla a un grupo de campesinos. Gerardo Manzanilla, dos años después, impugnó dicha dotación ante la Comisión Nacional Agraria, bajo el argumento de que su hacienda era la primera unidad agrícola del estado y por tanto debía respetarse, según reglamento agrario en vigor. También propuso al gobierno federal, que en lugar de repartirse 24 ha por persona, se repartieran de cuatro a seis. Hasta el 8 de julio de 1932 se modificó el fallo otorgado por Felipe Carrillo Puerto, por lo que los herederos de Manzanilla recuperaron parte de sus tierras. Diversos historiadores y periodistas como Hugo Sol, Antonio Ancona Albertos, Alfonso Taracena y Bernardino Mena Brito han sostenido que un grupo de hacendados yucatecos pagaron el asesinato contra Felipe Carrillo Puerto.

Antonio Betancourt Pérez, en su texto El asesinato de Carrillo Puerto, relata la información proporcionada por Javier Erosa, yerno del prócer, en la que éste sostiene que el 10 de diciembre de 1923 el gobernador del estado le llamó y le entregó un papel donde figuraban los nombres de 10 personas, entre ellas los hacendados Gerardo y Lorenzo Manzanilla Montore, Arturo Ponce Cámara, Felipe G. Cantón, Felipe Solis, Arcadio Escobedo, Amado Cantón Meneses y Enrique Cantarell. Le pidió se entrevistara con ellos y les notificara que ya sabía que se estaban reuniendo para promover una sublevación que secundaría la de Veracruz, y que les daba 48 horas de plazo para que se unieran con aquéllos que les simpatizaban, pues transcurrido ese término no respondería por ellos. Antes de que se cumpliera el plazo establecido, las tropas federales destacadas en Yucatán se sublevaron y Carrillo Puerto tuvo que huir hacia el oriente del estado. Betancourt considera que, con base en esta información, es posible determinar quiénes pagaron a los militares para que se sublevaran y quiénes también promovieron y pagaron el asesinato contra Carrillo Puerto y sus 12 compañeros.