Meneses y Bravo de Saravia, Alonso de

Meneses y Bravo de Saravia, Alonso de  Gobernador y capitán general de Yucatán de 1712 a 1715. Llegó a ocupar este cargo mediante la compra de éste a su hermano Fernando, quien lo antecedió. Como aquél, también se aprovechó del puesto, para lucrar y hacer negocios que le rindieron cuantiosas ganancias. Desde el 1 de agosto de 1712, se le registra como primera autoridad. Al asumir el gobierno, destituyó a Juan Manuel Carrillo y Albornoz como secretario de Gobernación y Guerra, para conferírselo a Francisco Méndez que le dio 8,000 pesos por el cargo. Carrillo se quejó ante la Audiencia de la Nueva España y aun cuando consiguió la provisión para que se le repusiese en su puesto, Meneses hizo caso omiso y eludió con malas artes tal provisión. Con artimañas logró encarcelar a Carrillo, quien murió en la prisión sin haber conseguido desposeer a Francisco Méndez, quien gozó del cargo toda su vida e incluso lo transmitió a sus descendientes. A los antiguos enemigos de su hermano, Meneses los aprisionó y desterró sin mediar juicio alguno. Ejerció poder sobre los alcaldes y ayuntamientos y encarceló arbitrariamente a muchos de sus oponentes. Las contribuciones sobre las estancias las utilizaba para sus tratos y comercio. Descuidó la vigilancia de las costas, por lo que en abril de 1713 una flotilla de filibusteros se apoderó de la Isla de Cozumel, convirtiéndola en guarida y paradero, de donde salían para asaltar barcos y pueblos en el Golfo y la costas orientales. Apoyó a los franciscanos amigos del religioso Rivas, franciscano que denigró la labor misionera. Durante su gobierno, en 1714, murió el obispo Reyes Ríos de la Madrid y con ello tuvo mayor libertad para imponer su voluntad, violando la cédula del 14 de junio de 1715 que mandaba abolir el trato y contrato de los gobernadores con sus gobernados y ordenaba la extinción de los empleos de capitanes a guerra en lugares que no fuesen puertos marítimos. Sin embargo, el 15 de diciembre de 1715 llegó su sucesor Juan José de Vértiz y Ontañón con el encargo especial de residenciarle. La energía de Vértiz contra Meneses fue nulificada ante la actitud del virrey y la Audiencia de México, que desconocieron su investidura como juez de residencia y se la reconocieron a Medina Cachón, amigo de los Meneses. Alonso de Meneses pudo salir de Yucatán bajo fianza y sin sufrir perjuicios graves se trasladó a España, para procurar que los abusos cometidos durante su gobierno y el de su hermano no fuesen castigados con la severidad que merecían.