Música, enseñanza de la

Música, enseñanza de la  Los primeros antecedentes históricos sobre la enseñanza de la música en Yucatán datan del siglo XVI. En el Informe contra Idolorum Cultores del Obispado de Yucatán, escrito por Pedro Sánchez de Aguilar en 1639, se alude a un cantor principal entre los mayas que «enseña lo que ha de cantar y le veneran y reverencian, y le dan asiento en la iglesia, y en sus juntas y bodas, y le llaman Holpop».

Durante la Conquista y principios de la Colonia la enseñanza de la música se llevó a cabo en los templos y en los hogares yucatecos. En las iglesias, maestros de solfeo y de canto impartían sus enseñanzas a niños indígenas para que formaran parte del coro y muy raramente fueran ejecutantes del órgano. Los siglos coloniales no dejaron prácticamente composiciones de música regional, ni europea. Sin embargo, es probable que de Cuba o España llegaran maestros de música, como ocurrió posteriormente en el siglo XIX, mas no se puede confirmar el dato ya que para ese entonces la imprenta no existía en Yucatán.

A principios del siglo XIX, el obispo Pedro A. de Estévez y Ugarte, (1802-1827), contrató en La Habana, Cuba, a Mariano de las Cuevas Rodríguez para que fungiera como maestro de Coro de la Catedral de Mérida. Junto con él llegaron su esposa e hijos, José Jacinto y Juan Agustín, los cuales fueron posteriormente unos de los más importantes propulsores del arte musical en Yucatán.

El siglo XIX fue una época próspera para la música, acorde con las noticias aparecidas en la prensa. Abundaron las audiciones, los conciertos y retretas en teatros, plazas públicas y residencias particulares de Mérida. Se adquirieron pianos, guitarras e instrumentos de viento. Llegaron a Yucatán maestros extranjeros que se anunciaban en los periódicos para impartir clases.

El 6 de mayo de 1849 quedó integrada la Academia de Ciencias y Literatura, y el 23 de septiembre de ese año ofrece su primera sesión pública, la cual, según Justo Sierra, «estuvo concurridísima» y fue «un brillante ensayo de nuestra naciente Academia, y esperamos vivamente que será éste un paso para marcar su rápido progreso». No obstante, la Academia fue clausurada, poco tiempo después, pero tuvo más tarde, una segunda época.

En 1869, el gobierno estatal acordó la fundación de una academia musical como parte del Instituto Literario del Estado. Para dirigirla se nombró al maestro José Jacinto Cuevas. La enseñanza fue gratuita y se impartieron estudios de solfeo y de ejecución instrumental, posteriormente se creó la cátedra de canto. Más tarde, por decreto del 21 de agosto de 1873, la institución fue promovida a la jerarquía de Escuela de Música, incorporada al Instituto, con un presupuesto de 500 pesos mensuales. El 22 de diciembre de 1872, el maestro Cuevas, junto con sus alumnos, formó la Sociedad Filarmónica de Mérida, asociación que recibió el apoyo de todas las instituciones oficiales. A principios de 1873, la agrupación inauguró la Academia de Música para Señoritas, la cual poco después se llamó Conservatorio Yucateco. Éste fue inaugurado el 10 de septiembre de 1873, y contó con 433 alumnos y alumnas, en su mayoría provenientes de la Escuela de Música del Instituto y del grupo de señoritas de la Filarmónica de Mérida. La directiva la integraron: Rodulfo G. Cantón, como presidente; Luis Gutiérrez, vicepresidente; José Jacinto Cuevas y José Sánchez Caballero, vocales;Pastor I. Milán, tesorero; Juan Gamboa Guzmán, secretario, y Ricardo Gutiérrez, prosecretario.

El Conservatorio funcionó cierto tiempo, pero debido a dificultades financieras y a que la Ley de Instrucción Pública del Estado no lo incluyó como escuela, ni como subvencionada, dejó de existir en 1881. Cerrado el Conservatorio, muchos jóvenes que deseaban estudiar música tuvieron que emigrar a la capital o al extranjero.

A principios de siglo se impartían en el Instituto Literario del Estado, entre otras cátedras, las de solfeo, teoría de la música e instrumentos de arco y piano. El 13 de enero de 1904, el poeta José Inés Novelo, director del Instituto, designó al violinista Cayetano de las Cuevas, radicado en Mérida desde 1893, como profesor de instrumentos de arco, quien tuvo como mérito introducir en la enseñanza oficial, la moderna escuela de violín, lo que posibilitó más tarde la organización de orquestas sinfónicas.

En 1905, José Cuevas Pachón fundó en Mérida un instituto musical de carácter privado que enseñaba, entre sus materias, solfeo y teoría de la música, piano y canto, y violín. Se ubicó en diferentes lugares hasta su extinción en 1910. De aquí surgieron una orquesta sinfónica y destacados alumnos como: José Rubio Milán, José Domínguez Portas y Julia Santa Cruz de Oviedo, pianistas; José Casares Martínez de Arredondo, Fernando López Rodríguez, Mario Somoano Flores, violinistas, y Herlinda Rosado, Aidée Osorio, María Solís Pasos y Prima Milán, cantantes.

Durante la Revolución, la Escuela de Música cambia continuamente de jerarquía. El 30 de noviembre de 1911, durante el gobierno de José María Pino Suárez se expide el decreto Núm. 30 que crea la Escuela de Música del Estado. Entre su articulado se señaló que: «se clausurarán los cursos especiales de música existentes en el Instituto Literario del Estado y en el de Niñas, y se crea en Mérida una Escuela de Música, bajo la denominación de Escuela de Música del Estado»; se estipuló que se impartirían asignaturas de teoría de la música, solfeo, armonía y composición, historia de la música, estética aplicada a la música, canto y conjunto coral e idioma italiano. Además, los instrumentos: violín, violoncello, viola y contrabajo; piano, trompa, pistón e instrumentos congéneres: saxofón, flauta, clarinete, oboe y fagot; también se estableció que la enseñanza sería gratuita, pero se debían de pagar los derechos de inscripción y matrícula en los términos que fijaba la Ley para las demás escuelas especiales del estado. El acto inaugural se efectuó el 11 de diciembre de 1911, en la Casa Escuela Moderna del suburbio de La Mejorada, y lo presidió el gobernador interino Agustín Patrón Correa. Los números musicales estuvieron a cargo de los profesores Chonita Sauri de Rubio, que ejecutó La Canción del Bosque, de Francisco Quevedo; de Filiberto Romero, quien tuvo a su cargo el Minueto de Grieg, y de Amílcar Cetina Gutiérrez, quien dirigió el Conjunto de Cuerda. El guitarrista tabasqueño Francisco Quevedo, fue nombrado director de la escuela.

En 1914, el decreto Núm. 8, expedido el 23 de enero de 1914 durante el gobierno interino de Prisciliano Cortez, convirtió a la Escuela de Música del Estado en Conservatorio Yucateco de Música, especificando que el objetivo del plantel «es la enseñanza técnicopráctica de la música para el desarrollo y programa de dicho arte». Se designó a José Cuevas Pachón como director.

Durante el gobierno preconstitucional del gobernador y comandante militar Eleuterio Ávila, la institución se convierte en simple Escuela de Música del Estado, según aparece en el presupuesto de 1915, publicado en el Diario Oficial del Estado, el 22 de diciembre de 1914. Filiberto Romero fue su director hasta 1935, y Francisco Sánchez Rejón, el secretario hasta 1920.

Durante el gobierno de Salvador Alvarado, por decreto 382 del 7 de diciembre de 1915 se le restituye la categoría de Conservatorio; sin embargo, en 1918, vuelve a ocupar el nivel de Escuela. Al ocupar Felipe Carrillo Puerto la gubernatura, se creó la Universidad Nacional del Sureste y quedó incluida la Escuela de Música en la institución. De aquí surgiría la orquesta del plantel, dirigida por Cetina Gutiérrez de 1924 a 1930; se organizaría la Escuela de Arte Teatral, de corta existencia, y se inauguraría en 1926 la Sala de Conciertos, donde se desarrollaron festivales artísticos.

A partir de 1926, la Escuela de Música cae en decadencia. Primero se separa de la Universidad por el decreto 50 del 10 de marzo de 1926, promulgado por el gobernador Álvaro Torres Díaz. La Escuela pasa a depender de la Sección de Gobernación y Educación Pública de la Secretaría General de Gobierno, situación que se mantendría hasta 1930 cuando pasa a ser dependencia del Departamento de Educación Pública, bajo el título de Escuela Popular de Música y Arte Escénico. Atravesó por diversas modificaciones, hasta su clausura en septiembre de 1939.

Posteriormente se crean dos escuelas: la Popular de Artes Plásticas y la Popular de Música y Arte Escénico, ambas dependientes de la Dirección de Cultura Estética. Su director fue Amílcar Cetina. Finalmente, en 1944, se crea la Dirección General de Bellas Artes con las secciones de Música y Conservatorio, Artes Plásticas, Arte Escénico, Banda de Música y Orquesta Típica Yucalpetén. Se integra además, la Junta Organizadora de Estudios Musicales, presidida por el director de Bellas Artes, Jerónimo Baqueiro, y por los profesores Daniel Ayala, Amílcar Cetina, Gustavo Río Escalante, Emilio Vela, Luis G. Garavito y Mercedes Heredia, entre otros. El 1 de febrero se inauguró y abrió sus inscripciones el Conservatorio, institución que estuvo bajo la dirección de Daniel Ayala, hasta 1954. A partir de entonces, dirigieron el plantel: Luis G. Garavito, Efraín Pérez Cámara, José León Bojórquez, Emilio Puerto Molina, Alfonso Rendón Muñoz, Rosa María Casares de Zapata y a partir de 1988, Julián Durán Flores. Actualmente, 1998, su directora es Luisita Cardín Franco.

En mayo de 1989, se constituyó oficialmente la Asociación Civil Juan Sebastián Bach como escuela de música. Entre sus objetivos se encuentran la formación de un núcleo profesional y estable de músicos que satisfagan la demanda de la región en los campos de la ejecución instrumental, que fomente la elevación de la calidad de la actividad musical en el medio, la investigación y la experimentación en los mismos aspectos, difundir la cultura musical, dignificar el trabajo musical y artístico en general, entre otros. Su primera directiva estuvo integrada por Miguel Pérez Concha, Roberto Abraham Mafud, Carlos G. Cantón Osorio, Nidia Baqueiro Cárdenas, Miguel Canto y Canto, y como vocales: María del Carmen Guillén Cancino, Ariel Avilés Marín y Juan Alberto Bermejo Suaste.