Maderas tropicales

Maderas tropicales  Entre los recursos forestales que tiene la Península de Yucatán figuran los árboles conocidos como maderables, cuya explotación desde la época de la Colonia se realizaba junto con otros productos, como el palo de tinte, las resinas y la cera de abejas silvestres, entre los más importantes. Los ingleses, quienes desde fines del siglo XVII se establecieron en el territorio que actualmente es Belice, mostraron un especial interés en el corte de palo de tinte, y en menor medida por la explotación de árboles maderables. En 1813, el Ministerio de Estado español autorizó a Manuel Artazo y Torredemer, gobernador y capitán general de Yucatán, respondiendo a una propuesta suya, a permitir que los habitantes de Bacalar cortasen madera en las márgenes de Río Hondo y que la pudiesen vender a los ingleses. Sin embargo, los cortes de madera sólo podrían realizarse bajo el estricto apego a las normas establecidas en esa misma época para promover la conservación de los montes.

Víctor Suárez Molina destaca el hecho de que hasta principios del siglo XIX eran muy apreciadas aquellas especies que se utilizaban para la construcción de embarcaciones en los astilleros de Campeche, aunque años después esa actividad decayó y, por consiguiente, disminuyó la demanda de esta clase de maderas. Entre éstas se encontraban el jabín, el pukté y el yaxnic, que se usaban para la quilla y la armazón de los barcos, en tanto que el cedro y la caoba se aplicaban a algunas partes del acabado. Otras variedades se utilizaban en las más diversas actividades, como la carpintería, donde se recurría a la caoba, el cedro, el tamay, el pich y el granadillo, entre otras, así como el sabacché, abundante en las inmediaciones de Valladolid, Tizimín, Bacalar, Champotón y Palizada. Para la elaboración de muebles y enseres domésticos se prefería el guayacán, el ciricote, el chacté, el chucum y otras maderas. El chucum se empleaba, además, como colorante y curtiente en la industria peletera.

Para el último tercio del siglo XIX, cuando las instalaciones telegráficas y telefónicas fueron ampliándose hacia las áreas rurales, la madera de chacah solía utilizarse para construir los postes de las líneas correspondientes. En general, la explotación de los árboles maderables durante una gran parte del siglo XIX había sido deficiente, en vista del escaso aprovechamiento de las piezas recién cortadas, ya que de cada tronco se obtenían muy pocas maderas en comparación con todas las que potencialmente se podían conseguir. Sin embargo, con el paso del tiempo se pudo revertir esta tendencia, de tal forma que una explotación más racional de los recursos forestales condujese a la obtención de mayores utilidades en el aspecto económico. Por otra parte, suele hacerse una distinción entre maderas preciosas y maderas rústicas, contándose entre las primeras el cedro, la caoba, el ciprés y el pino, entre otras, que suelen destinarse preferentemente a la confección de muebles finos, y entre las segundas el tzalam, el citinché, el silil, el catzín, el booxix, el sabacché y el tamay, entre otras especies. Éstas se utilizan principalmente para elaborar artículos de uso doméstico, como horquetas o puntales que funcionan como elementos auxiliares en las labores de construcción. También suelen requerirse en calidad de bajareques, para construir palapas y casas con techo de huano. La demanda de estas maderas ha disminuido con el paso del tiempo y en consecuencia cada vez son menos las personas que se dedican a su corte y comercialización.

Explotación maderera en los distintos estados de la Península. Lo que actualmente es el estado de Yucatán contó anteriormente con grandes extensiones boscosas, especialmente en la región meridional, aunque como consecuencia de la tala inmoderada, aquéllas han sido sustituidas por sabanas. Las selvas baja y mediana caducifolia se alternan con las sabanas en una superficie que abarca aproximadamente tres cuartas partes de la entidad y, por sus condiciones de resequedad, las especies que crecen en ellas son de diámetro reducido y mal conformadas, por lo que son poco aprovechables. La selva alta se presenta más bien en el extremo sur de Yucatán, en los límites con Campeche y Quintana Roo.

En los 30 del presente siglo se fundó en Colonia Yucatán, situada en la región oriental del estado, la Compañía Maderera del Trópico, que con tecnología de origen extranjero produjo chapas, triplay y otros productos de gran calidad y que lograron aceptación del público consumidor y que incluso se destinaban a la exportación. En los 40 surgieron otras compañías en esa misma región, las que llegaron a recibir apoyo de parte del sector gubernamental para realizar sus actividades, mediante la institución denominada Fomento de Yucatán, que se propuso impulsar la producción agropecuaria, forestal e industrial y, en este caso, el apoyo consistió en asesoría y financiamiento para crear la infraestructura necesaria, como la construcción de carreteras para comunicar los campamentos madereros. Uno de los logros alcanzados fue la producción de triplay, con lo que fue posible satisfacer la demanda local que anteriormente sólo podía cubrirse importando desde Estados Unidos de América. Respecto de Campeche, el norte del estado posee selva baja caducifolia alternada con sabana, en tanto que hacia el Sur, donde aumenta la humedad, la selva es mediana, también caducifolia. En lo que resta del estado, donde la precipitación pluvial sobrepasa los 1,200 mm anuales, domina la selva alta, con árboles que conservan su follaje a lo largo del año, e incluye especies como caoba, cedro, chicozapote, ramón y otras más. Sin embargo, la tala de bosques afecta estas condiciones originales, dando como resultado la sustitución de las especies de selva alta por una vegetación secundaria en la que destaca la presencia de los arbustos. Por su parte, Quintana Roo, cuya precipitación pluvial no ofrece las condiciones óptimas para el desarrollo de la selva, cuenta, sin embargo, con numerosos mantos acuíferos cercanos a la superficie, lo cual favorece la presencia de especies maderables, como caoba, cedro, ébano, guayacán y otras. No obstante, la deforestación también ha afectado vastas áreas boscosas en la entidad. Hay además un aprovechamiento de especies corrientes, cuyo uso se destina a la fabricación de durmientes para ferrocarril. En la localidad de Subteniente López, cerca de Chetumal, hay una empresa maderera denominada MIQROO (Maderas Industriales de Quintana Roo), que elabora triplay. La explotación de las maderas preciosas tuvo lugar a partir de la colonización de la zona promovida por el general Ignacio A. Bravo, poco después de haber ocupado Chan Santa Cruz en 1901 y se combinó con el aprovechamiento de otros recursos forestales, que finalmente se exportaban desde el puerto de Vigía Chico. El corte de madera se realiza principalmente en los municipios de Felipe Carrillo Puerto, Lázaro Cárdenas, José María Morelos y Benito Juárez. En el de Cozumel la producción es muy escasa, ya que apenas se extrae madera rústica para la fabricación de durmientes.