Medicina militar

Medicina militar  Los grupos mayas prehispánicos no tenían ejércitos fijos, sino eventuales, y si entraban en acción, tal vez llevarían en su compañía algún kax-bak o componedor de huesos para atender heridas, fracturas y contusiones de los combatientes. La primera mención de personal médico español en Yucatán es la que se hace en 1527, cuando el Adelantado Francisco de Montejo efectúa el primer intento de conquista por el Oriente; en su ejército venían el cirujano Íñigo López y los farmacéuticos Pedro Díaz y Pedro de Arenas. En 1540, Francisco de Montejo, el Mozo, obtuvo la colaboración del cirujano militar Juan del Rey, quien estuvo en la fundación de Campeche en 1541 y luego en la de Mérida el 6 de enero de 1542, figurando como uno de los vecinos fundadores. En los edificios mayas del cerro mayor se instaló un grupo de frailes franciscanos y se acondicionó una enfermería, a cargo del doctor Del Rey, para atender al personal militar, a los frailes y a la población civil. Después, el Ayuntamiento construyó un edificio de dos plantas con una capilla anexa en la esquina de las actuales calles 61 con 58, que se inauguró el 18 de mayo de 1562 con el nombre de Hospital de Nuestra Señora del Rosario, quedando bajo la dirección del mencionado médico hasta 1580, en que falleció. Antes de 1692 llegó el cirujano militar Juan José Castro, pues ese año se le menciona dando consultas gratuitas a las víctimas del espantoso huracán que arrasó la Península, en la botica que estableció el obispo Juan Cano Sandoval en los bajos del obispado. Formó parte de la expedición que salió de Campeche el 1 de junio de 1695 para combatir a los itzaes del Petén y logró su objetivo a principios de 1697 con la destrucción de Tayasal, su capital. Para 1733 se menciona que el gobernador Antonio de Figueroa salió a combatir a los piratas que estaban en Belice, llevando un médico inglés cuyo nombre se desconoce. En 1791, llegó el doctor Antonio Poveda, cirujano honorario del Batallón de Infantería de Castilla, con sede en Mérida; este médico atendía gratuitamente a los asilados en el hospicio de San Carlos, además de atender a los enfermos ingresados en el hospital de San Juan de Dios; en 1795, cuando falleció el obispo Luis de Piña y Mazo, el doctor Poveda se encargó de embalsamarlo.

En 1802, con el cargo de cirujano de la Real Armada Española, llegó a Campeche el doctor Ciprián Blanco; se le responsabilizó de la propagación de la vacuna antivariolosa que había traído en 1804 la expedición del doctor Francisco Javier Balmís; en 1810, se le confirió el cargo de subdelegado del Protomedicato; en 1818, dejó el cargo de responsable de la vacunación, lo que efectuó en 28,773 personas. En 1805 llegó el cirujano Juan Antonio Frutos, adscrito a las compañías fijas de Bacalar, donde permaneció un año y luego obtuvo su despacho como cirujano del Batallón de Castilla con residencia en Campeche; en 1816, fue nombrado primer ayudante de cirugía del Ejército; trabajó en el hospital de San Juan de Dios (de Campeche) donde tuvo como discípulo a Manuel Campos, quien después de presentar examen en Mérida, fue fundador de la Escuela de Medicina de Campeche. En 1832, llegó a Mérida el cirujano militar Sebastián Sotomayor, graduado en la Escuela Nacional de Cirugía y perteneciente al Cuerpo de Sanidad Militar; se hizo cargo de la labor de vacunación antivariolosa en Mérida y en 1833, cuando ocurrió la primera epidemia de cólera en esta ciudad, tuvo a su cargo la atención de todo el barrio de Santiago; en 1837, invitado por el doctor Ignacio Vado Lugo, director de la Escuela de Medicina, concurrió como sinodal a los exámenes de los primeros bachilleres en medicina, y en 1840 obtuvo un edificio ubicado detrás de la iglesia de San Sebastián, donde instaló la enfermería militar.

Cuando estalló la Guerra de Castas, en julio de 1847, algunos de los ya titulados licenciados en medicina fueron enrolados en los varios cuerpos del ejército, entre ellos Agustín O’Horán que sirvió en las fuerzas de su hermano el coronel Tomás O’Horán, y los cirujanos Nicolás Febles y los hermanos José Esteban y Nabor Canto. Hay pocos datos posteriores; en el reglamento para 1860 del hospital de San Juan de Dios, se menciona la atención a militares y en 1889 se instaló el hospital militar en el ex convento de Tekax para estar más cerca de la zona de combates en el Sur. Por otra parte, el doctor Luis Augusto Molina Solís, que en 1870 tuvo el nombramiento de médico militar en Tabasco, regresó a Mérida en 1873 acompañando al general Guillermo Palomino, comandante militar y luego gobernador del estado, quien apoyó al doctor Molina para dotar a la Escuela de Medicina de un local propio.

En 1900, la División Peninsular del Ejército contó en sus cuadros con personal egresado de la Escuela Práctica Médico Militar de la Ciudad de México; entre ellos estuvieron los doctores tenientes coroneles Salvador Preciat y Joaquín Méndez Lanz y los mayores José L. Moreno, Francisco Hernández y Enrique Vargas. Para apoyar la campaña contra los mayas rebeldes, se estableció un hospital militar en Ichmul, que funcionó mucho después de la toma de Chan Santa Cruz, hasta 1905. Al terminar las acciones bélicas, los hospitales de campaña de Tekax e Ichmul fueron clausurados y provisionalmente se instaló una enfermería en el ex cuartel de San Sebastián, que luego pasó al nuevo cuartel de Mejorada, en el edificio que en 1906 desalojó el Hospital O’Horán para ocupar su nuevo local. En 1943 la enfermería se trasladó al céntrico edificio conocido como El Ateneo, donde estaba la jefatura de la Zona Militar. Estuvo bajo la dirección del doctor Rubén Rodríguez Carbajal hasta 1949, en que fue relevado por el coronel médico militar Mario Ricalde Gamboa, quien en 1955 trasladó dicha enfermería a un local ubicado en la calle 59 con 84, junto al parque del Centenario. En 1958, asumió la dirección el mayor, médico cirujano Alfredo González Tamayo. Por órdenes de la Secretaría de la Defensa, en enero de 1961 la institución se denominó Hospital Militar Regional; el doctor González Tamayo permaneció en la dirección hasta el 28 de agosto de 1962, en que se hace cargo el mayor M.C. Carlos López Hernández y luego los doctores Francisco Cachón Vázquez, Manuel López A. y Joaquín Paz Berdechel, quien gestionó y obtuvo que se construyera un edifico nuevo para el hospital; en julio de 1966, el gobierno estatal cedió parte de un terreno que había sido del asilo Ayala y se puso la primera piedra en julio de 1972; la consulta externa se terminó el 23 de mayo de 1973, comenzando a funcionar. En enero de 1977 se terminó la torre de hospitalización, de cinco pisos, siendo inaugurada el 25 de febrero de ese año y en abril fue nombrado su primer director, el mayor M.C. David Pérez Loría. Por órdenes superiores, el 16 de abril de 1978 fue suprimida la Jefatura del Servicio de Sanidad; se formaron grupos de servicios médicos denominados pelotones de sanidad, integrados por un médico y 10 paramédicos, adscritos a cada uno de los batallones que hay en la región. En 1989, ocupó la dirección del hospital el general José Marcelino Chuc Crespo y actualmente (1998) lo dirige el coronel M.C. Sergio Edgardo Mendoza Hernández. El hospital cuenta con 60 camas y 10 cunas y laboran 12 médicos, 60 enfermeras y 180 trabajadores diversos.