Molina Torras, Julio “El Diamante Blanco”

Molina Torras, Julio “El Diamante Blanco”  (1892-1952) Beisbolista. Nació en Mérida un 13 de enero y murió en Tizimín, Yucatán, un 27 de febrero. Considerado el mejor lanzador mexicano de su época y uno de los más grandes de todos los tiempos. Fue el mejor lanzador en ser exaltado en el Salón de la Fama del Beisbol, cuando este recinto fue precisamente instituido en 1973, en Monterrey, Nuevo León. Anteriormente, en 1939, Molina con Lucas Juárez, Antonio Delfín «Laniza», Leonardo Alanís «Najó» y Fernando Barradas «Cocohuite», fueron elegidos mediante una votación popular como los cinco más grandes peloteros mexicanos de todos los tiempos. Muy joven viajó a estudiar al colegio Mount Saint Mary’s College, de Maryland, Estados Unidos de América. Retornó a Mérida a los 16 años de edad con su primer galardón: «Campeón lanzador escolar del Mount Saint Marys College».

Debutó profesionalmente el 16 de septiembre de 1910, al ponchar a 14 peloteros del Águila de Progreso. Se consagró ante la afición, cuando enfrentó a una selección estadounidense, aceptó tres imparables y ponchó a 21 peloteros. Con Francisco Vázquez, receptor, formó una gran batería que se enfrentó por muchos años a los equipos más potentes que visitaron Yucatán entonces, principalmente de Cuba y del Centro de México. Entre los grandes juegos que lanzó con Vázquez como receptor destacan los 12 encuentros que sostuvo en una misma semana contra el Águila de Veracruz, campeón nacional entonces, y al cual derrotó mediante blanqueadas. En 1916, tras el retiro de su inseparable receptor Francisco Vázquez, hizo una gran mancuerna con Eliseo Carvajal «Cabezota», uno de los más grandes receptores del beisbol mexicano. El 27 de abril de 1917, en el parque de Itzimná, Mérida, enfrentó al Atlético Piratas, equipo profesional cubano, lanzó por el Mérida Stars y lo blanqueó, haciendo que inmediatamente fuera contratado por el conjunto antillano y en ese equipo fue bautizado como el «Diamante Blanco» por la gran similitud, su estilo y facultades, que tenía con el gran lanzador cubano José de la Caridad Méndez, mejor conocido como el «Diamante Negro». Tras exitosa gira, Molina probó suerte con los equipos nacionales y durante más de tres meses lanzó ininterrumpidamente sin perder un solo partido, además de terminar con la supremacía del Águila de Veracruz. En 1918 retornó a Mérida y ofreció varios juegos de exhibición y llevarse con él a la Ciudad de México a su receptor Eliseo Carvajal y a su entrañable amigo «El Catalán» Saldívar. Molina jugó con los Rojos de Carmona y con el Nacional. Regresaba esporádicamente a Mérida para lanzar contra equipos visitantes, como el Cubano Stars, el más fuerte trabuco cubano que entonces haya visitado nuestro país y formado por las más grandes estrellas del entonces Campeonato Profesional de Cuba, como el campeón bateador Bernardo Baró, y que sostuvo 10 encuentros en Yucatán ganados y cinco perdidos precisamente contra Julio Molina.

En 1919, en el Parque Franco-Inglés de la Ciudad de México y ante un lleno impresionante, pues Molina se enfrentaba a lo más granado del beisbol mexicano, el «Diamante Blanco» lanzó una blanqueada sin paralelo en la historia del beisbol, pues tiró la pelota con las dos manos; en las primeras cinco entradas lanzó con la mano derecha. Y en las cuatro restantes con la izquierda. No obstante ser un lanzador fuera de serie, ganador entre los primeros, Molina nunca permaneció en ninguna ciudad para jugar, era un trotamundos y andaba de equipo en equipo y aunque lograra los mejores resultados como lanzador en el club donde jugara, prefería viajar y jugar. Recorrió gran parte del país y en sus últimos 14 años como lanzador profesional jugó en numerosos equipos del norte de México y en el sur de los E.U.A. En 1940, se retiró a Yucatán para quedarse definitivamente; se le rindió un gran homenaje en el Estadio Salvador Alvarado, sede de los juegos de la Liga Peninsular; lo ovacionaron como nunca antes la afición yucateca lo había hecho con otro deportista. Falleció de un síncope cardíaco un 27 de febrero, poco después de inaugurado en Mérida el parque de beisbol que lleva su nombre. El nombre de Julio Molina Torras «El Diamante Blanco» está grabado en el Parque Delta, hoy Parque de Béisbol del Seguro Social de la Ciudad de México.