Menéndez González, Carlos R. (1872-1961) Periodista, poeta e historiador. Nació en Tixkokob, Yucatán, y murió en Mérida, Yucatán. Hijo de los Beneméritos maestros de varias generaciones de yucatecos, Antonio Menéndez de la Peña y Ángela González Serrano, quienes llegaron al estado en 1868, procedentes de Cuba. Cursó sus estudios de primaria en Izamal y en Mérida, y los de segunda enseñanza en el Instituto Literario y en la Escuela Normal de Profesores de la capital del Estado. En 1890, se inició en el periodismo e ingresó en el cuerpo de redacción de los semanarios El Faro y El Horizonte el cual dirigió, y del periódico La Nueva Era, editados éstos tres en el puerto de Progreso. Fue redactor de Pimienta y Mostaza; Mariposas; Artes y Letras, y El Salón Literario. En 1895, ingresó a la Revista de Mérida, de la cual llegó a ser jefe de redactores de 1906 a 1908, y director de 1906 a 1911, año en que se clausura esta publicación y su director fue encarcelado. A mediados de 1910 asistió como delegado al Cuarto Congreso de Periodistas Mexicanos de la Prensa Asociada, realizado en la ciudad de San Luis Potosí, S.L.P. Por simpatizar con el maderismo, y a raíz del fraude electoral cometido en el estado, fue perseguido durante el gobierno de Enrique Muñoz Arístegui, 1910-1911.
En diciembre de 1911, fue aprehendido y encarcelado por considerársele responsable de orientar la prensa contra el gobierno, debido principalmente a que en noviembre de ese año, al sucederse los levantamientos de Opichén, Conkal, Dzilam, Muxupip y Halachó, encabezados por simpatizantes del partido morenista, en oposición al gobierno local, la prensa entrevistó en la Ciudad de México al vicepresidente José María Pino Suárez, quien negó la importancia del movimiento insurreccionista y calificó de alarmistas las noticias publicadas por Menéndez en Yucatán. Gamboa Ricalde, en su libro Yucatán desde 1910, refiere con relación a estos sucesos que: «… el único periódico serio independiente —La Revista de Mérida— que dirigía el reputado periodista Carlos R. Menéndez (…) comenzó a publicar editoriales condenando (la intromisión del gobierno de Campeche en los sucesos políticos de Yucatán)», razón por la cual, según Gamboa Ricalde, fue suspendida la revista y aprehendido Menéndez. En esta obra se publica la carta de Carlos R. Ménendez dirigida a Pino Suárez y en donde le reprocha la actitud que tomó contra él y las declaraciones hechas con relación a su persona, y deja claro su rompimiento con Madero y Pino Suárez al considerar que habían traicionado los postulados del Plan de San Luis.
Puesto en liberrtad, funda el 7 de abril de 1912 la Revista de Yucatán, bajo el lema «Honradez es la mejor politica». En noviembre de 1914, al triunfo en el estado de la Revolución Constitucionalista, el gobernador Eleuterio Ávila designado por el Sr. Carranza, incautó La Revista de Yucatán y el Sr. Menéndez se vió obligado a expatriarse en los Estados Unidos. En 1915, fue clausurada la imprenta de La Revista de Yucatán por el gobierno de Toribio V. de los Santos. Desde este año y hasta 1918, permaneció desterrado en La Habana, Cuba, donde escribió para El Diario de la Marina y El Heraldo de Cuba. Desde 1918, volvió a publicar La Revista de Yucatán, hasta mayo de 1924, cuando fueron incendiadas sus instalaciones, y tras un breve período de dos meses en que reanudó esta publicación, en septiembre de ese año, vendió la propiedad literaria del periódico a Antonio Mediz Bolio. Fue miembro de la Comisión de Vigilancia, creada en 1922, para conocer las frecuentes quejas presentadas en contra de la Dirección de la Penitenciaría Juárez en Yucatán, por causa del desorden y la indisciplina reinantes en ese centro de reclusión. También en 1922, fue electo presidente honorario perpetuo de la Prensa Asociada, durante el Séptimo Congreso de Periodistas, efectuado en Veracruz, Veracruz. Sin embargo, como fungía como presidente activo, fue hasta 1923 cuando pudo ejercer el cargo. En los primeros cuatro días de septiembre de ese año, asistió al Octavo Congreso de Periodistas de la Prensa Asociada de los Estados, que se verificó en Mérida. Más adelante, apoyó desde la prensa la rebelión delahuertista.
El 31 de mayo de 1925, fundó el Diario de Yucatán, que dirigió hasta su muerte, y el cual llegó a convertirse en uno de los periódicos de provincia más importantes. Antes de cumplir siete años de vida, en octubre de 1931 el gobernador del Estado decretó la desaparición del periódico. Se sucitaron entonces una serie de atentados que impidieron la circulación del Diario, no obstante los esfuerzos desplegados por sus editores, solicitaron al Gobierno Federal garantías para el periódico y su director. Ante la imposibilidad de seguir enfrentando la fuerza estatal, el Diario de Yucatán sucumbió el 16 de octubre de 1931. Diecisiete meses duró la campaña que hicieron suya tanto la prensa nacional como la opinión pública del Continente para lograr la reaparición del Diario de Yucatán. Amparado por la ejecutoria en pro de la libre expresión dictada por la Suprema Corte de Justicia, reapareció el Diario el domingo 12 de marzo de 1933. Desde entonces, con excepción de incidentes que no interrumpieron definitivamente su publicación, el periódico de la vida peninsular arraigado en la conciencia popular ha circulado hasta el presente. En sus diarios, Menéndez no sólo publicó su obra periodística, sino también poesía y estudios históricos. Dentro de la literatura destacó como autor de numerosos poemas, varios de los cuales fueron premiados en Mérida y otras ciudades de la República. Entre ellos destacan: Patria y honor, premiado en el tema «Episodio de la Guerra de Independencia», en los Juegos Florales de Mérida en 1903; obtuvo la Flor Natural en poesía libre con su poema Por el ideal, y la mención por El nocturno del suspiro, además de ser merecedor del Premio de Cuento por el titulado La elocuencia del cura Marfil, en los Juegos Florales de Mérida de 1917; ganó un premio especial en los Juegos Florales de Zacatecas con su poema Raza muerta, 1906, y accésit en los Florales de Córdoba.
Escribió sobre poesía, los libros: Amorosas, Mérida, 1902, con prólogo de José Peón Contreras, y Poemas laureados y versos sin lauro, 1952, edición privada de 70 ejemplares. Como historiador, publicó numerosos libros y gran número de fascículos en que recogió también el fruto de sus investigaciones y búsquedas en archivos y colecciones de periódicos; trabajos que editó de su peculio, en forma limitada, como igualmente divulgó obras de otros historiadores y algunas muy raras, de ediciones agotadas. Entre sus trabajos históricos sobresalen: Las seis coronas del general Alvarado, Mérida, 1917; La primera chispa de la Revolución Mexicana. El alzamiento de Valladolid en 1910, Mérida, 1919; Historia del infame y vergonzoso comercio de indios vendidos a los esclavistas de Cuba por los políticos yucatecos, desde 1848 hasta 1861. Justificación de la revolución indígena de 1847, Mérida, 1923; Las memorias de Buenaventura Vivó y la venta de indios a los esclavistas de Cuba, Mérida, 1925; La evolución de la prensa en la Península de Yucatán a través de los últimos cien años, Mérida, 1931, con un apéndice publicado en 1932; En pos de la justicia. Una vergüenza nacional e historia documentada de los atentados del gobierno de B. García Correa contra el Diario de Yucatán, Mérida, 1932; La obra educativa de los jesuitas en Yucatán y Campeche durante la dominación española, Mérida, 1933; La huella del general Antonio López de Santa Anna en Yucatán, Mérida, 1935; Noventa años de historia en Yucatán, 1821-1910, Mérida, 1937; El doctor don Justo Sierra O’Reilly. El deber y el haber históricos del prócer yucateco, Mérida, 1939; Cuadernos de historia, primera serie del 1 al 10, Mérida, 1939-1940; segunda serie, del 1 al 4, 1944-1945; tercera serie, del 1 al 3, 1948; Para la historia del imperio en Yucatán, Mérida, 1941; Visiones de Mérida. Historia de la ciudad, Mérida, 1942; La misión del señor don Justo Sierra O’Reilly a los Estados Unidos en 1847-1848, 1945; El archivo privado del general Cepeda Peraza, Mérida, 1950; Itinerario de Grijalba, año de 1518, investigación, introducción, comentarios y notas, Mérida, 1958.
Fue socio fundador y presidente honorario vitalicio de la Prensa Asociada de México; miembro de The Associated Press de Nueva York, E.U.A.; socio corresponsal de la Sociedad de Geografía y Estadística y miembro correspondiente de la Academia Nacional de Historia y Geografía de México y de la Academia de Historia de Cuba; miembro de honor de la Société Académique d’Histoire Internationale de París, Francia; oficial de la Academia y caballero de la Legión de Honor de la República Francesa. Su labor periodística iniciada en 1889 abarcó mas de sesenta años de vida por lo que al morir era considerado como el decano de los periodistas mexicanos. Sus campañas en defensa de los ideales de toda su vida de la libertad de imprenta y la libre emisión del pensamiento, tuvieron en no pocas ocasiones resonancia nacional y aun continental. Muchos de sus artículos editoriales y comentarios publicados bajo su firma o con los seudónimos que utilizó de «León Guzmán», «Augusto Miquis», «Daniel Morton», «Jean Valjean», «XYZ», «Pico de Oro», «Mario Caravadosi» y «Un Profesor Civil», merecieron el honor de ser reproducidos en diversos órganos de la prensa nacional. Carlos R. Menéndez se definió como un defensor de la libertad razonada de expresión, en oposición de los actos antidemocráticos de las autoridades.