Muelles A principios de la Colonia, el puerto de Campeche era el único existente y desde éste se efectuaba el comercio yucateco, hasta que se habilitó el de Sisal por Real Orden del 13 de febrero de 1810. Entre los muelles de madera más antiguos construidos sobre la costa yucateca, se encuentra precisamente el de Sisal, erigido entre 1811 y 1812 por la Casa de los señores Quijano y Guzmán, en sociedad con Jaime Tintó y utilizado para la carga y descarga de los buques que llegaban al puerto General Terán. El segundo muelle en este puerto se construyó en 1813 por iniciativa de la aduana marítima, que enajenada primero de la diputación de comercio pasó en 1856 al supremo gobierno por título de compra. El desarrollo de la industria henequenera llevó a la fundación del puerto de Progreso. Para 1870, sólo había un muelle en esta localidad, pero el incremento de las exportaciones del agave hizo indispensable la construcción de nuevos muelles. En 1881, la Casa Rotger y Compañía construyó el segundo; le siguió el muelle de Otero y el de la Agencia Comercial, Sociedad Anónima, y en 1891, se inauguró el muelle Cantón que dio salida a la carga del ferrocarril de Mérida a Progreso. Un nuevo muelle, el Fiscal, absorbería gran parte del movimiento del puerto en la última década del siglo XIX. En 1897 se promovió la construcción de otro muelle, cuya concesión la otorgó la Secretaría de Comunicación y Obras Públicas y luego fue traspasada a la Compañía del Ferrocarril, Muelle y Almacenes de Comercio, Sociedad Anónima. Esta empresa, además del muelle, tuvo varios almacenes, así como un negocio de consignaciones y agencia de buques y emprendió la construcción de la tercera vía férrea de Mérida a Progreso. A principios del siglo XX, Progreso contaba con cinco muelles de madera: José Gabriel Escalante, Rotger, Fiscal, Cantón y Otero, pero para 1936 sólo dos prestaban sus servicios: el Fiscal, de la federación, y el Benito Juárez —antes Cantón— de los Ferrocarriles Unidos de Yucatán, cuyos restos se quemaron en 1981. A finales de los 20 se había construido otro muelle al que se denominó de Piedra o Pino Suárez, cuyos servicios fueron efímeros por el continuo azolve. En 1915 se instaló una terminal de petróleos para almacenar combustible y en 1917 Yucatán ya tenía su propia flota mercante con el objeto de impedir que la entidad quedara a merced del transporte marítimo extranjero que frecuentemente provocaba el congestionamiento de las bodegas o la escasez de productos básicos. Después de 1918, el henequén producido en Java y África empezó a competir con el yucateco y esto hizo que disminuyera seriamente la actividad de los muelles; sin embargo, una sorprendente reactivación del movimiento marítimo motivó la construcción del Muelle Nuevo, el cual fue inaugurado en 1947. Su construcción estuvo a cargo de la compañía danesa Christiani and Nielsen y se emplearon cemento y acero europeos. La primera piedra fue colocada en 1936 y en mayo de 1947 se hicieron las primeras pruebas para verificar su resistencia. En junio de ese año, atracó el vapor nacional Emancipación para realizar el proyecto de reglamentación a cargo de una comisión intersecretarial, con una carga de 1,110 t, en su mayoría azúcar. La entrega oficial del muelle se llevó a cabo el día 5 de julio y se puso en servicio, provisionalmente, por un plazo de dos meses, en tanto se terminaba la reglamentación. El muelle fue administrado por un consejo integrado por representantes de las secretarías de Bienes Nacionales, Marina y de Trabajo y por el gobierno del estado. La longitud del viaducto era de 1,900 m, con un atracadero a 200 m calado de 17 p en mares normales y con una capacidad de dos barcos de regular tonelaje por costado. Al iniciar el muelle sus operaciones, fueron eliminadas del servicio las agrupaciones de plataformeros, alijadores y equipajeros. En el atracadero fue construido un edificio para la aduana, un resguardo y administración del muelle y varios departamentos para almacenamiento de mercancías. Para el servicio del muelle se adquirieron dos grúas de siete y media tonelada, una grúa transportadora de 5 t, cuatro motores apiladores y transportadores de 200 kg, dos zorras mecánicas de 1, 500 kg, 20 carretillas de mano y una planta eléctrica de emergencia. En 1951, fue inaugurado el servicio de alumbrado en el viaducto y en 1960 se le puso el nombre de Héroes Aduaneros, en memoria de los jóvenes sacrificados durante la lucha de Independencia en el puerto de Veracruz, en 1812. Las oficinas de la aduana fueron trasladadas a un nuevo edificio a la entrada del muelle, quedando en el atracadero la superintendencia, delegación coordinadora de puertos y capitanía de puerto, adscritas a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Otros muelles se construyeron en el transcurso del siglo actual. En 1949 fue inaugurado el de Chicxulub, destinado a los barcos de la flota mosquito. Fue edificado con la aportación de la Cámara de Comercio de Mérida. El muelle de cabotaje tuvo, inicialmente, una longitud de 250 m. Debido a la apertura de espacios en otros puertos y por problemas entre los agremiados del sindicato dejó de funcionar en 1968 y se desmanteló en 1993 a consecuencia de su mal estado, ya que fue semidestruido en 1988 por el huracán Gilberto. A principios de los 50 fue inaugurado el Muelle de Pescadores y el apéndice del muelle, este último para las actividades de los barcos de cabotaje. Sin embargo, todos los muelles menores en Progreso, Chicxulub y otros lugares destinados a la actividad mercante y pesquera llegaron a su fin por la falta de uso y al ser sustituidos por el de concreto, conocido hoy como el Puerto de Altura.